La estación rupestre del Macizo de Balos, en el municipio de Agüimes, fue atacado en junio de 2.007, quedando destrozado uno de sus paneles más interesantes, según los especialistas.
Todo indica que un grupo de personas la emprendieron a golpes con el yacimiento, convirtiendo en añicos un panel grabado, de un metro cuadrado de superficie, que contenía grafías geométricas y alfabetiformes líbicos.
Este asentamiento del Macizo de Balos pasa por ser, junto a la Cueva Pintada de Gáldar, uno de los más paradigmáticos del pasado preeuropeo de Gran Canaria.