22 de noviembre de 2009

Opinión: "El éxito no es casualidad"

Domingo, 22 de noviembre.

Montse de León Acuña*
Desde que comencé a vivir la Feria del Sureste, hace seis años, me sorprende la capacidad de coordinación que tienen operarios, concejales, técnicos, comerciantes, artesanos y agricultores. Esto me sigue sorprendiendo porque, aunque en esta sexta edición, la experiencia es un grado, les aseguro que la diferencia entre esta feria y la primera, está en el número de puestos y asistentes.
Los que están detrás de esta feria siguen siendo, prácticamente, los mismos. Más de quinientas personas coordinadas desde la Mancomunidad del Sureste y que se mantienen en un segundo plano, esperando a que todo salga bien.
El pasado fin de semana, al ver la cantidad de gente que se pasó por la feria, y ver las caras de muchos que se han pegado horas en montar el escenario o en gestionar la colocación de los stands, supe que la clave de esta feria está en el buen rollo y en el trabajo bien hecho. Vi muchos helados y viseras para apaciguar el fuerte calor, alegría entre los artesanos de la feria, buen rollo entre los comerciantes que abrieron sus negocios para aprovechar la coyuntura. Qué raro que no hay un mal gesto. ¿Dónde está la clave para que esta feria salga cada año tan redonda?
Por lo que sé, tiene mucho que ver con la buena organización desde hace meses, mucho diálogo y entendimiento y una buena dosis de sentido del humor. Que tres alcaldes se sienten junto a concejales, gerente y técnicos y se pongan de acuerdo en hacer esta feria sin tirarse trastos a la cabeza, tiene su mérito. Si además no compiten por tonterías del tipo "en tu municipio viene más gente que en el mío", más mérito todavía. Y ahí estaban, con sentido del humor probando la carne de cochino en uno de los chiringuitos de la feria. "Hoy se ha animado la gente a venir", decían entre ellos.
No debemos olvidar que la feria tiene un objetivo claro, la ayuda al sector primario. Ese agricultor que se levanta cada mañana a las 06.00 horas para recoger la fruta y verdura, tiene un lugar y, sobre todo, una oportunidad en este acto. Sólo los agricultores saben lo duro que es su trabajo para que luego haya intermediarios que hacen que sus ganancias sean indignas. Esta feria les da la oportunidad de vender el producto sin intermediarios y, de ahí, su alegría al trabajar. La caladora que lleva toda su vida calando y teme que esto se olvide, también tiene su lugar; este año, los artesanos se han currado más que nunca la decoración de sus stands y sus vestimentas.
Y después está el burro, ese animal en peligro de extinción se convierte, gracias a la feria, en un nuevo amigo para los niños, sobre todo para que algunos sepan que todavía existe.
A muchos sorprende que la Mancomunidad del Sureste no cuente todavía con el apoyo del Gobierno de Canarias para esta feria. El sábado pasado, el Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, visitó la feria. Al ver cómo probaba el cacho de queso y el pizco de vino y alegaba con los artesanos y los agricultores, muchos pensaron: "en la séptima feria sí nos echa un cable". Seguro que sí.
*Montse de León Acuña es redactora del periódico La Provincia/Diario de Las Palmas.