La Provincia
La población de Gran Canaria envejece a un ritmo progresivo, que bien podría ser tildado de alarmante en los casos de Tejeda, Artenara, San Bartolomé de Tirajana y Mogán. Los datos de los que dispone el Instituto Canario de Estadística (Istac) apuntan, sin lugar a dudas, a un importante envejecimiento de las 838.397 personas que, a día de hoy, tienen fijada su residencia en la isla. Y es que en esta cifra se computan a 106.908 personas que tienen 65 años o más, el 12,75% del censo.
Este porcentaje se distancia en casi un punto del 11,88% registrado hace seis años, cuando en Gran Canaria vivían 790.360 personas. La isla no ha dejado de aumentar su población gracias a la natalidad y, ya en menor medida, a la inmigración, pero estos aportes no pueden contrarrestar el aumento de la masa poblacional que ya se ha retirado del mercado laboral y la creciente prolongación de la esperanza de vida.
A la cabeza de este preocupante ranking se sitúan los municipios cumbreros. Un dato bastante clarificador desvela que el 23,52% de los 2.164 habitantes de Tejeda, o lo que es lo mismo, 509 personas, ya están o deberían estar jubiladas. En Artenara, hay 1.257 vecinos, de los que 262 (el 20,84%) se encuentran en la misma condición. La peor conclusión se obtiene cuando estos datos se contrastan con los de 2004. Entonces, los porcentajes se situaban más de dos puntos por debajo, con baremos del 21,09% para Tejeda y del 18,7% para la localidad más alta de la isla.
De seguir esta progresión, acuciada por la marcha de las nuevas generaciones hasta la capital, el Sur o el Sureste de Gran Canaria, el macizo central de la isla podría tener, en apenas una década, a una cuarta parte de su censo por encima del 25%.
Pese a todo ello, es en los municipios turísticos (Mogán y San Bartolomé de Tirajana) donde se están detectando los mayores repuntes. La población de mayores de 65 años en ambas localidades está aún en un lugar medio de la clasificación, con ratios que oscilan entre el 11,8 y el 10,6%, pero es que estos números son casi tres puntos más que los que ofrecían en 2004. La explicación a este fenómeno obedece, además de al envejecimiento natural de la población, al empadronamiento de turistas extranjeros jubilados con cierto poder adquisitivo, que deciden afrontar la recta final de sus vidas en la isla.
En el otro extremo de la balanza se sitúan los tres municipios del Sureste (Ingenio, Agüimes y Santa Lucía de Tirajana) junto a Telde, Valsequillo y Santa Brígida. En los cuatro primeros, esta circunstancia está en franca relación con el papel que han ejercido en los últimos 25 años como polos receptores de jóvenes emancipados.
En un segundo grupo se encuadrarían la capital y la mayoría del Norte grancanario, con índices que se mueven entre el 13 y el 17%. Y en el polo opuesto llama poderosamente la atención el dato que ofrece La Aldea de San Nicolás. En 2004 tenía a un 15,72% de sus vecinos por encima de este umbral, pero ahora tiene a un 15,47%. Es decir, tres décimas menos. Toda una envidia para la cumbre.