Antonio Morales*
El pasado miércoles día 15 de junio se celebró, en su segunda edición y en 29 países, el Día Mundial del Viento. Con el trajín de las últimas elecciones locales y autonómicas y sus secuelas no tuve tiempo para reflexionar en esos días sobre esta fecha, institucionalizada para dar a conocer a millones de ciudadanos las bondades de una energía renovable, limpia y autóctona. Aunque han pasado varios días desde la conmemoración, no quiero desaprovechar la ocasión para volver a insistir en una llamada, ahora que tenemos nuevo Gobierno autonómico, a potenciar la energía eólica en esta tierra.
Para los responsables de la European Wind Energy Association (EWEA) y el Global Wind Energy Council (GWEC) estamos en el momento de conseguir, gracias al viento, una auténtica revolución energética, y apunta a que el accidente de Fukushima, la inestabilidad en Oriente Medio y el derrame de petróleo en el Golfo de México han puesto sobre la mesa las debilidades de los fósiles y las potencialidades de estos elementos naturales controlados por Eolo.
La Agencia Internacional de la Energía afirma que la energía eólica permitirá para el 2015 el ahorro de 23.700 millones de euros en gas, petróleo y carbón y 87.000 millones para el 2020. En los dos últimos años, en los que la potencia eólica instalada ha pasado de 120 gigawatios en 2008 a 200 en 2010, la "industria eólica que se instala cada mes produce tanta electricidad como el equivalente a 1,2 reactores nucleares".
La eólica ha crecido en el 2010 un 22,5% a nivel mundial gracias al impulso que China ha dado a este modo de energía, consiguiendo desplazar a Europa y Estados Unidos como primeros productores. Según el informe "Perspectivas globales de la energía eólica 2010", podría jugar un papel clave para satisfacer la creciente demanda mundial de electricidad , "logrando al mismo tiempo grandes reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Los 1.000 GW de potencia eólica que se prevé que estén instalados para 2020 evitarán hasta 1.500 millones de toneladas de CO2 cada año, entre un 50-75% de las reducciones de emisiones acumuladas que los países industrializados se comprometieron alcanzar en Copenhague".
España es, en estos momentos, el cuarto productor mundial de energía eólica, logrando en 2010 cubrir con ella casi el 17% de su demanda eléctrica. En noviembre pasado fue capaz de llegar incluso en torno al 50% del total de las necesidades del país. Gracias a este tipo de energía, la economía española, según Deloitte, se ahorró 1.541 millones de euros en la compra de combustibles fósiles, 270 millones en emisiones de gases invernadero, exportó 2.104 millones e invirtió en I+D+i 156 millones. Según la Asociación Eólica, las compañías españolas cuentan ya con 9.210 megavatios de potencia instalados fuera de España. Y, además, todos los estudios apuntan a que este sector cada vez depende menos de las primas, y más ahora con los precios del barril de crudo.
Para la AEE, la energía eólica, "limpia, inagotable y, ante todo, nuestra", consigue contribuir a la recuperación económica creando empleo y riqueza, y evitando transferencias de rentas a otros países para comprar combustibles fósiles; reducir la dependencia energética y garantizar la seguridad de suministro; frenar el cambio climático al evitar emisiones de CO2. También consigue actuar como ejemplo del modelo que necesita España, intensivo en inversión de I+D y exportador de tecnología y situar a España como un ejemplo en todo el mundo de cómo se construye un sector moderno y se llega a líder mundial.
Pero no todo es jauja. Las presiones de los lobbys eléctricos no cesan: campañas difamatorias, presiones para poner a sus peones en el Gobierno, tarifas eléctricas tramposas y fraudulentas, primas más altas que a las renovables para el carbón y el gas, imposición de los ciclos combinados, intentos de copar el mercado de renovables y un largo etcétera de acciones que atentan directamente contra el interés general.
Por eso adquieren sentido las trabas y las pegas continuas al sector por parte del Gobierno, dígase con el recortes a las primas, la incertidumbre, la inseguridad jurídica, la dilación a la hora de legislar la generación cercana… Y por eso nos hemos quedado atrás, momentáneamente, en la instalación de parques eólicos marinos. La industria española tiene por delante un potencial de casi 26 gigavatios de eólica marina de cara al 2020, el doble de la instalada en tierra, pero por el momento, y a pesar de que ya se han puesto en marcha 26 proyectos de energía marina por un valor de 236 millones de euros, lo cierto es que en Europa, en este frente, nos han tomado la delantera. En la actualidad hay nueve países europeos poniendo en marcha parques eólicos marinos offshore, aunque quienes lideran las propuestas son Reino Unido y Dinamarca.
¿Y en Canarias? ¿Qué está pasando en esta tierra con la energía eólica? Pues casi nada o mucho de lo peor, según se mire. En estos momentos el ranking de la energía eólica española por comunidades está de la siguiente manera: Castilla y León figura a la cabeza con 4.083 MW instalados y le siguen, por este orden, Castilla la Mancha (3,710); Galicia (3.290); Andalucía (2.980); Aragón (1764); Valencia (987); Navarra (988), Cataluña (351); La Rioja (446); Asturias (356) y al final, sólo al final y sólo por delante de Cantabria y Baleares, Canarias.
La corrupción, la incapacidad y la complicidad con Endesa-Enel y Gascan nos ha llevado al intento sin cuartel de introducir el gas en las islas de una manera absolutamente irresponsable por parte de la mayoría de las fuerzas políticas. Y no lo digo yo, lo dice el Clúster Ricam de Femepa y Femete, que ha repetido por activa y por pasiva que el alza de los precios del crudo y del gas natural supuso en 2010 un sobrecoste en la generación eléctrica de Canarias de más de 1.000 millones de euros y que con energía eólica la producción habría sido mucho más barata. Pero es que también lo dice el mismo Ministerio de Industria español, que acaba de afirmar que producir energía en Canarias con viento es mucho más barato que con combustibles fósiles. Según apuntan los expertos, el precio de un kilovatio eólico por hora en Canarias cuesta casi la mitad que el producido con fuel y un 37% que el diesel. Nos podríamos ahorrar, según la AEE, 108 millones de euros al año y, según el ministerio, "construir más aerogeneradores en las islas no encarecerá la factura, sino que los sistemas eléctricos canarios serán más seguros, porque mejorarán la autosuficiencia; más limpios, porque tendrán más renovables y más baratos porque se habrán reducido los costes de generación eléctrica".
Y entonces, ¿por qué el gas? ¿Por qué Soria (la provincia) acaba de crear el centro de Formación de la Bioenergía y Navarra posee el Cener y nosotros en Belén con los pastores? ¿Por qué no tenemos ningún parque eólico marino a pesar de que estamos rodeados de agua por todas partes? ¿Por qué andamos a la cola en renovables? ¿No se han enterado, aunque vayan a postrarse cada año ante la Virgen del Pino o La Candelaria, que hasta el Papa acaba de hacer una llamada para que las energías renovables sean una "prioridad política"?
Por eso en Agüimes, Villa y madrigal del viento, como le cantó Orlando Hernández, en el Sureste y en toda Canarias, deberíamos hacer nuestro el "Canto del Viento" de Atahualpa Yupanqui: "Por eso hay que hacerse amigo, muy amigo del Viento. Hay que escucharlo. Hay que entenderlo. Hay que amarlo. Y seguirlo. Y soñarlo. Aquel que sea capaz de entender el lenguaje y el rumbo del Viento, de comprender su voz y su destino, hallará siempre el rumbo…".
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes.
El pasado miércoles día 15 de junio se celebró, en su segunda edición y en 29 países, el Día Mundial del Viento. Con el trajín de las últimas elecciones locales y autonómicas y sus secuelas no tuve tiempo para reflexionar en esos días sobre esta fecha, institucionalizada para dar a conocer a millones de ciudadanos las bondades de una energía renovable, limpia y autóctona. Aunque han pasado varios días desde la conmemoración, no quiero desaprovechar la ocasión para volver a insistir en una llamada, ahora que tenemos nuevo Gobierno autonómico, a potenciar la energía eólica en esta tierra.
Para los responsables de la European Wind Energy Association (EWEA) y el Global Wind Energy Council (GWEC) estamos en el momento de conseguir, gracias al viento, una auténtica revolución energética, y apunta a que el accidente de Fukushima, la inestabilidad en Oriente Medio y el derrame de petróleo en el Golfo de México han puesto sobre la mesa las debilidades de los fósiles y las potencialidades de estos elementos naturales controlados por Eolo.
La Agencia Internacional de la Energía afirma que la energía eólica permitirá para el 2015 el ahorro de 23.700 millones de euros en gas, petróleo y carbón y 87.000 millones para el 2020. En los dos últimos años, en los que la potencia eólica instalada ha pasado de 120 gigawatios en 2008 a 200 en 2010, la "industria eólica que se instala cada mes produce tanta electricidad como el equivalente a 1,2 reactores nucleares".
La eólica ha crecido en el 2010 un 22,5% a nivel mundial gracias al impulso que China ha dado a este modo de energía, consiguiendo desplazar a Europa y Estados Unidos como primeros productores. Según el informe "Perspectivas globales de la energía eólica 2010", podría jugar un papel clave para satisfacer la creciente demanda mundial de electricidad , "logrando al mismo tiempo grandes reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Los 1.000 GW de potencia eólica que se prevé que estén instalados para 2020 evitarán hasta 1.500 millones de toneladas de CO2 cada año, entre un 50-75% de las reducciones de emisiones acumuladas que los países industrializados se comprometieron alcanzar en Copenhague".
España es, en estos momentos, el cuarto productor mundial de energía eólica, logrando en 2010 cubrir con ella casi el 17% de su demanda eléctrica. En noviembre pasado fue capaz de llegar incluso en torno al 50% del total de las necesidades del país. Gracias a este tipo de energía, la economía española, según Deloitte, se ahorró 1.541 millones de euros en la compra de combustibles fósiles, 270 millones en emisiones de gases invernadero, exportó 2.104 millones e invirtió en I+D+i 156 millones. Según la Asociación Eólica, las compañías españolas cuentan ya con 9.210 megavatios de potencia instalados fuera de España. Y, además, todos los estudios apuntan a que este sector cada vez depende menos de las primas, y más ahora con los precios del barril de crudo.
Para la AEE, la energía eólica, "limpia, inagotable y, ante todo, nuestra", consigue contribuir a la recuperación económica creando empleo y riqueza, y evitando transferencias de rentas a otros países para comprar combustibles fósiles; reducir la dependencia energética y garantizar la seguridad de suministro; frenar el cambio climático al evitar emisiones de CO2. También consigue actuar como ejemplo del modelo que necesita España, intensivo en inversión de I+D y exportador de tecnología y situar a España como un ejemplo en todo el mundo de cómo se construye un sector moderno y se llega a líder mundial.
Pero no todo es jauja. Las presiones de los lobbys eléctricos no cesan: campañas difamatorias, presiones para poner a sus peones en el Gobierno, tarifas eléctricas tramposas y fraudulentas, primas más altas que a las renovables para el carbón y el gas, imposición de los ciclos combinados, intentos de copar el mercado de renovables y un largo etcétera de acciones que atentan directamente contra el interés general.
Por eso adquieren sentido las trabas y las pegas continuas al sector por parte del Gobierno, dígase con el recortes a las primas, la incertidumbre, la inseguridad jurídica, la dilación a la hora de legislar la generación cercana… Y por eso nos hemos quedado atrás, momentáneamente, en la instalación de parques eólicos marinos. La industria española tiene por delante un potencial de casi 26 gigavatios de eólica marina de cara al 2020, el doble de la instalada en tierra, pero por el momento, y a pesar de que ya se han puesto en marcha 26 proyectos de energía marina por un valor de 236 millones de euros, lo cierto es que en Europa, en este frente, nos han tomado la delantera. En la actualidad hay nueve países europeos poniendo en marcha parques eólicos marinos offshore, aunque quienes lideran las propuestas son Reino Unido y Dinamarca.
¿Y en Canarias? ¿Qué está pasando en esta tierra con la energía eólica? Pues casi nada o mucho de lo peor, según se mire. En estos momentos el ranking de la energía eólica española por comunidades está de la siguiente manera: Castilla y León figura a la cabeza con 4.083 MW instalados y le siguen, por este orden, Castilla la Mancha (3,710); Galicia (3.290); Andalucía (2.980); Aragón (1764); Valencia (987); Navarra (988), Cataluña (351); La Rioja (446); Asturias (356) y al final, sólo al final y sólo por delante de Cantabria y Baleares, Canarias.
La corrupción, la incapacidad y la complicidad con Endesa-Enel y Gascan nos ha llevado al intento sin cuartel de introducir el gas en las islas de una manera absolutamente irresponsable por parte de la mayoría de las fuerzas políticas. Y no lo digo yo, lo dice el Clúster Ricam de Femepa y Femete, que ha repetido por activa y por pasiva que el alza de los precios del crudo y del gas natural supuso en 2010 un sobrecoste en la generación eléctrica de Canarias de más de 1.000 millones de euros y que con energía eólica la producción habría sido mucho más barata. Pero es que también lo dice el mismo Ministerio de Industria español, que acaba de afirmar que producir energía en Canarias con viento es mucho más barato que con combustibles fósiles. Según apuntan los expertos, el precio de un kilovatio eólico por hora en Canarias cuesta casi la mitad que el producido con fuel y un 37% que el diesel. Nos podríamos ahorrar, según la AEE, 108 millones de euros al año y, según el ministerio, "construir más aerogeneradores en las islas no encarecerá la factura, sino que los sistemas eléctricos canarios serán más seguros, porque mejorarán la autosuficiencia; más limpios, porque tendrán más renovables y más baratos porque se habrán reducido los costes de generación eléctrica".
Y entonces, ¿por qué el gas? ¿Por qué Soria (la provincia) acaba de crear el centro de Formación de la Bioenergía y Navarra posee el Cener y nosotros en Belén con los pastores? ¿Por qué no tenemos ningún parque eólico marino a pesar de que estamos rodeados de agua por todas partes? ¿Por qué andamos a la cola en renovables? ¿No se han enterado, aunque vayan a postrarse cada año ante la Virgen del Pino o La Candelaria, que hasta el Papa acaba de hacer una llamada para que las energías renovables sean una "prioridad política"?
Por eso en Agüimes, Villa y madrigal del viento, como le cantó Orlando Hernández, en el Sureste y en toda Canarias, deberíamos hacer nuestro el "Canto del Viento" de Atahualpa Yupanqui: "Por eso hay que hacerse amigo, muy amigo del Viento. Hay que escucharlo. Hay que entenderlo. Hay que amarlo. Y seguirlo. Y soñarlo. Aquel que sea capaz de entender el lenguaje y el rumbo del Viento, de comprender su voz y su destino, hallará siempre el rumbo…".
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes.