17 de agosto de 2011

Diario de un cura en la JMJ: "En Madrid ya no hay viejos"

Miércoles, 17 de agosto.

Jesús Vega*
En Madrid ya no hay viejos, lo digo de verdad. Todas las calles, todas la plazas, todo, todo, está lleno de jóvenes y de colorido y de canciones. Este es otro Madrid. Varios cientos de jóvenes de nuestras islas vinieron a completar el inmenso mosaico de idiomas, de banderas y risas que han transformado esta ciudad en la Capital Mundial de la Juventud. Con ellos estoy viviendo esta aventura nueva, con los ojos abiertos y el corazón también, a ver que nos puede aportar este encuentro. Omaira, una chica de Gran Canaria, me decía que le asombraba la gran riqueza que va a suponer este acontecimiento.
"Es que alguna gente es tan materialista, me decía, que no se dan cuenta de que es verdad que esto cuesta dinero, pero que aporta una gran riqueza cultural y espiritual que tiene mucho más valor que lo económico".
Del aeropuerto al centro de Madrid, los canarios no cesaron de cantar en el metro, y fuera de él, lo de "Vivo en un archipiélago... donde la gente se quiere" y lo de "Me gusta la bandera...tricolor". Y al mismo tiempo sonaban las canciones del grupo de argentinos que iban a nuestro lado. Y entre canción y canción, entre risa y risa, surgía, espontáneo, el diálogo para saber cada cual algo más del otro.
El ambiente de Madrid es lo más festivo y sano que se puede uno imaginar. Los chicos y chicas con camisetas alusivas a la JMJ y con banderas de cada país o cada región se saludan efusivamente, como si fueran amigos de siempre. Por algún momento pensé que ésta era como la destrucción de la Torre de Babel. Multitud de culturas y de idiomas y de banderas..., pero todos entendiéndonos a la perfección. En el Madrid de esta semana los idiomas ni las culturas significan barrera alguna.
Cuando escribo este diario, aún no ha comenzado propiamente la Jornada. Estamos en el prólogo. Un prólogo que va a resultar seguramente tan interesante como lo que viene a partir de ahora. Los chicos y chicos venidos de Cruce de Arinaga, Agüimes, Valsequillo, Ingenio, Vecindario y de casi todos los municipios de nuestra provincia, andan ahora ocupados en crear lazos con los demás grupos y olvidarse que el hostal es demasiado rancio, que los baños hay que compartirlos entre diez o doce personas, o que hay que esperar un largo tiempo para comer. Eso que resulta molesto queda sólo como una simple anécdota. Es verdad que muchos de estos chicos y chicas frecuentan poco las misas de nuestras iglesias, aunque se reúnen semanalmente en los salones de la parroquia. Tampoco es que sea esa la única medida para calificar a nadie de cristiano o no. Ellos, con menos teoría, están diciendo en el mismo centro de Madrid que lo de ser cristiano tiene más que ver con ser tolerante, con el respeto y con el amor a toda la gente. Impresiones que un millón de jóvenes digan ahora en este año 2011 que creen en Jesús y que quieren seguir al Jesús de Nazaret. Y no hacen ascos a participar en una misa multitudinaria como la celebrada anoche en Cibeles. Los chicos han ido encantados. Aquí no hay obligaciones. Aquí hay un estallido de juventud que habrá que aprovechar para que ese espíritu alegre, espontáneo, abierto, sin prejuicios, se apodere de la sociedad.
A mí, personalmente, me encanta descubrir este nuevo Madrid lleno de jóvenes. Y me encantaría decir de verdad que en Madrid ya no quedan viejos intolerantes. Y mucho más me encantaría decir que en nuestra Iglesia tampoco hay viejos incapaces de comprender, aceptar, que aún que hay mucho que aprender . Y que estos jóvenes, este Encuentro, nos puede ayudar a hacer una Sociedad y una Iglesia más joven.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga y Arinaga.