28 de noviembre de 2011

Del olivo a la almazara

Lunes, 28 de noviembre.

Canarias7
Restaurador de fama y provecho, tanto aquí como en Tenerife, Matías Suárez Romero decidió un día atender la llamada del campo y se centró en la explotación de la aceituna del país. Con la crisis en puertas, invirtió 300.000 euros en la mayor y mejor equipada almazara de Canarias, y en eso anda.
De costa a cumbre. Así se extiende y madura la aceituna en Gran Canaria, la isla del Archipiélago que mayor superficie destina a este cultivo, sobre todo en las orillas de las huertas y en las laderas. Ahora mismo se está en plena recolección y los pronósticos apuntan a que, pese a que en el pueblo de Temisas no ha sido bueno el año, se pueda recoger medio millón de kilos.
Coincidiendo con los proyectos puestos en marcha por los municipios de Agüimes, Santa Lucía e Ingenio para revitalizar el cultivo de la aceituna del país y obtener de ella mayores usos y beneficios que los que provinieran solo de su consumo en fresco, adquiriendo almazaras los tres ayuntamientos, Matías Suárez decidió abandonar los negocios de restauración y embarcarse en la aventura de obtener un producto de primera calidad, al tiempo que aprovechaba al máximo lo que fueran capaces de dar los olivos de su finca y las de los vecinos que quisieran entrar en el negocio de ir a la parte, al 50%.
Adquirió una moderna almazara, de similares características a las peninsulares, que son capaces de estar moliendo de septiembre a mayo y obtener de la fruta todas la posibilidades que puede dar y ahora mismo está en plena recolección, tanto en Temisas como en los cultivos de otros municipios cuyos dueños llegan a acuerdos con él. De igual manera, en las instalaciones de Temisas muele las aceitunas de particulares que solo tienen que llevar su producción y pagar la maquila, es decir que el cliente se lleva el ochenta por ciento del aceite resultante y el dueño de la almazara se queda con el veinte por ciento, al igual que se hacía antes en las moliendas de gofio en los molinos.
Matías Suárez, antes de adquirir la almazara, compró una extensa finca con 380 olivos en el bello pueblo de Temisas, que tiene vestigios de esta fruta desde el siglo XVI. La finca, Los Barros, llamada así porque se pone imposible cuando llueve y porque de aquí sacaban los lugareños la materia prima para elaborar las tejas de los techos de sus viviendas, cuenta con cinco variedades distintas de aceitunas, destacando la Verdial Canaria que, según los últimos estudios realizados, procede de la Verdial de Huévar, traída tras la conquista y que, al cabo de los siglos, ha devenido en especie autóctona, que da un aceite de excelente calidad, caracterizado por sus intensos aromas frutados a tomatera fresca, con matices a almendra y equilibrio y armonía en picor y amargor, con una gran personalidad.
En estos días, Matías y sus más directos colaboradores, Yaya Medina y Chano Romero, muelen la aceituna procedente de cinco olivos centenarios situados en el pago de Lomo Hospital (Ingenio). Tras el acuerdo del cincuenta por ciento con el dueño, esperan obtener unos 2.000 kilos de aceitunas de unos árboles, de unos trescientos años de antigüedad, que Matías quiere que alguien les de la denominación de monumentales. La aceituna este año viene buena, en parte porque, según este hombre, la vecería se destierra si el olivo está bien regado, podado y abonado y no se le abandone en orillas y riscos, solo esperando que cuaje la cosecha.
A su cargo tiene este año 1.350 olivos, sin contar los que explota con convenios con sus propietarios. La cosecha promete ser buena, pero sostiene Matías que si se sigue con la promoción de este cultivo y el de la almendra, por citar solo dos de los tradicionales en las islas, "se podrían obtener productos de altísima calidad, que tendrían cabida en el mercado local y en el exterior y, de paso, proporcionar puestos de trabajo", revitalizando el campo y fijando su población al mismo. Él no lo dice, pero el suyo es un ejemplo que solo necesitaría ahora el apoyo oficial.