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Una empresa canaria, Elittoral, investiga el impacto que tienen los residuos
que vierten las desaladoras en el mar que rodea al archipiélago.
Esta consultora lleva a cabo desde hace dos años, en el Sureste de Gran
Canaria, varios proyectos relacionados con la desalación de agua y con la
influencia que tiene esta actividad en el medioambiente, explica en una
entrevista a Efe una de las promotoras de este proyecto, Rosana Álvarez.
El proceso de desalación de agua marina, cada vez más recurrente en
Canarias, genera un residuo llamado salmuera, un tipo de líquido denso,
hipersalino y de elevada temperatura que no se mezcla fácilmente con el resto
del agua, sino que se va hacia el fondo del océano, añade la estudiosa.
"Estamos intentando ver cuál es el impacto sobre distintas comunidades
biológicas y ver si hay alguna forma para que el vertido genere un menor
impacto en el medio", manifiesta Álvarez, galardonada recientemente con el
Premio de Innovación Empresarial de CajaCanarias.
Otro de los estudios que esta consultora marina lleva a cabo, consiste en
determinar cuál es la manera de verter menos nociva para el medio marítimo y
costero, que en Canarias suele hacerse desde la propia costa y no a través de
emisarios en profundidad.
Aunque aún no tienen conclusiones definitivas, sí se han percatado que la
disolución que se genera al verter en la propia playa es bastante grande, lo
que significa que los residuos y el mar se mezclan con facilidad disminuyendo
los posibles efectos negativos que puedan causar los primeros.
En esta línea, Rosana Álvarez y su equipo preparan otro proyecto que defina
exactamente en qué zonas de Canarias es menos nocivo verter y con qué
mecanismos.
Para ello, han hecho un primer vertido en el Sureste de Gran Canaria de la
salmuera teñida con un tinte rojo llamado rodamina, para ver cómo y hacia dónde
se mueve el residuo.
Los primeros vertidos parecen indicar que la desaladora está ubicada de forma idónea
para que la disolución sea muy alta y no se pegue al fondo de forma estática y
generando, por tanto, más impacto, según sostiene la investigadora.
Elittoral tiene la intención de trasladar este experimento al resto del
archipiélago y coger plantas desaladoras piloto e intentar estudiar cuál es la
mejor forma de verter en cada zona de la isla.
Esta empresa cuenta con la colaboración de la Mancomunidad del Sureste de
Gran Canaria, formada por los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía, y del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) para poder realizar
sus estudios.