José A. Alemán*
La verdad es que no son originales. Me refiero a Soria y su
Repsol del alma. El ministro, para regocijo de admiradores y demás sujetos, se
puso flamenco de acuerdo con su natural altanero y soliviantador para que
Canarias dijera sí o sí, o sea ¡sí señor!, a las prospecciones cerca de las
islas de su multinacional de cabecera con la advertencia, eso sí, de que, en
cualquier caso, la primera y la última palabra, además de las intermedias, son
del Gobierno de España "toa". Mutatis mutandi, el mismo talante que volvió a
lucir en lo de YPF convirtiendo las tribulaciones ultramarinas de una
multinacional privada, de capital mayoritariamente extranjero, en cuestión de
Estado; en perjuicio de las buenas relaciones con Argentina que arrancan de los
barcos de cereales venidos de allá a paliar las hambres españolas de posguerra. "Llenar la pancita", dijo la presidenta Fernández de Kirchner al recordar
aquellos envíos.
Debió ser un lapsus: Soria creyó que seguía en Canarias mortificando
cabildos y su por lo visto escasa cultura histórico-política hizo lo demás: no
vio la inconveniencia de echar sal en las llagas del viejo criollismo resabiado
en plan te vas a enterar, so boluda. Ignoró, en fin, la vieja sabiduría que
aconseja a los uruguayos no discutir jamás con un argentino.
Es irresistible la capacidad de seducción de Repsol en estos momentos de
crisis. En el caso que nos ocupa, Soria pasó de oponerse a las prospecciones a
ponerle a la petrolera un negociado en el Ministerio de Industria para ella
solita. También consiguió Repsol colocar informaciones tipo Walt Disney con
imágenes idílicas (de paisajes, a lo lejos, no sea que se colara algún
maldiciente del "no a todo") para que se viera lo bien que le va a Tarragona
teniéndola de vecina. El siguiente paso de la campaña fue la proclamación
soriana, urbi et orbe, de la perfecta "simbiosis y convivencia" en la costa
catalana del petróleo con el turismo, la pesca, la agricultura y no sé yo si la Conferencia Episcopal.
Me recordó las estampas del gato renegado de su instinto y el pajarito
temerario retozando ambos dos amistosamente. Sin dejarnos ver si siguieron en
amor y compaña después de que la cámara dejó de grabarlos.
Fue justo en lo de Tarragona donde me fastidió Antonio Morales. Porque,
previendo yo que tarde o temprano largaría Soria algo parecido, tiré de
contactos para saber de tanta hermosura. Pero me madrugó Antonio Morales, Alcalde de Agüimes, con un artículo que chafó el mío.
Recuerda que desde 2004 a
esta fecha ha sufrido la zona 18 vertidos de los que 8, alguno de considerable
dimensión, fueron de la patrocinadora del ministerio soriano; gracias a sus
estrictas medidas de seguridad, que evitaron que fueran 16 o más.
Repsol inició su cuenta particular en 2004 con un derrame de dos kilómetros
de largo procedente de la plataforma Casablanca, la que el muy ministro pone de
referencia. En 2008 otra fuga provocó la muerte de toneladas de peces y cortes
en el suministro del agua a la ciudad; una posibilidad que los enteradillos pro
Soria ridiculizaron cuando se apuntó que podría pasar aquí si un derrame
alcanza las tomas de las potabilizadoras. En 2010 un vertido de fuel alcanzó
una extensión de 19
kilómetros cuadrados, equivalentes a 2.000 campos de
fútbol, según el periódico El Mundo, cosa que preciso porque en aquel entonces
todavía gobernaba Zapatero y ya saben cómo es Pedrojota. Las protestas, los
pleitos, la creación de instancias internacionales para controlar estas
actividades y toda la peste han sido noticias frecuentes con lo que le preguntaría
a Soria qué entiende por "simbiosis"; no es preciso que explique a qué llama "convivencia" porque lo sabemos de sobra, pero sí que aclarara si las medidas
de seguridad de Tarragona son las mismas a aplicar en Canarias.
Pero a lo que iba: ¿por qué hace Morales de intruso periodístico cuando ni
yo ni ningún colega nos hemos metido a gobernar Agüimes? Esta vez lo disculpo
porque lo hizo por una buena causa; pero confío que en la próxima avise antes
para ahorrar un pizco de teléfono.
*José A. Alemán es periodista y colaborador de CanariasAhora.