Torres Baena, durante la sesión de ayer martes |
Con naturalidad y desparpajo relató este martes el testigo número 41
las presuntas relaciones sexuales con tres de los cuatro procesados en el
juicio de caso kárate, Fernando Torres Baena, María José González e Ivonne
González, y también del "cariño" hacia la mujer con la que sostuvo su primera
experiencia sexual, con 15 años, y que le llevó, no sólo a residir un mes y
medio en el chalet de Playa de Vargas, sino a dormir en la misma cama
que la pareja de acusados. "María José tuvo mucha paciencia y buena voluntad
conmigo" en su primera vez, aunque "tuvimos un problemilla con Fernando porque
nos alargamos bastante", precisó.
Hasta llegar a ese momento, este testigo, ajeno a la práctica del
kárate, explicó que conoció a María José González en un curso organizado por el
hermano del principal imputado, Fernando Torres Baena, en el centro donde
practicaba fútbol. Según su relato, la procesada le besó. "Fernando me propuso
una ducha con María José. Estuve dos o tres tres días pensando si ducharme o no
con ella", dijo. Al final, accedió y, tras los "tocamientos", aceptó ir a vivir
temporalmente al chalet de Vargas, con la finalidad de que Torres Baena lo
entrenara.
Pero ése no era el principal motivo de su estancia en la vivienda: "Le cogí cariño a María José", respondió preguntado sobre las verdaderas
razones que le indujeron a quedarse en Vargas con el beneplácito de sus padres,
desconocedores de sus relaciones sexuales, y a los que les había dicho que
necesitaba un entrenador personal para mejorar su rendimiento en el fútbol. "Dormía en la misma cama con Fernando y María José. En medio. Luego, con los
entrenamientos, no. Si hubieran ido bien, habría seguido en la misma cama",
aseguró interrogado por el letrado de Torres Baena, Ángel Luis Calonge.
En su turno de preguntas, dejó claro que él "no tenía interés en
denunciarlo". Respuesta que, a continuación, puntualizó: "Yo estoy aquí porque
soy una persona que ha tenido relaciones sexuales con los procesados (tres de
ellos), no por la denuncia", si bien opinó que se tenía que "hacer justicia". A
su juicio, "Fernando tenía buenas intenciones deportivas, otra cosa es que se
equivoque con las maneras". De paso, "quiso aprovecharse un poquillo de mí,
¿no?", indicó. De regresó a su pueblo, tuvo que "resetear. Estaba
interiormente agitado y un poco desorbitado", después de comprobar sus
dificultades para entablar relaciones sentimentales "normales".
En la sesión también declararon los testigos números 29 y 44, y un
menor a puerta cerrada. La testigo número 29 aseveró que perdió su virginidad
con Torres Baena a los 14 años, lo que le hizo sentirse "orgullosa" al quedar
integrada en el grupo de "los mejores". Según su relato, María José González, junto
a la testigo número 33, le enseñó a masturbarse empleando un consolador. La
testigo número 44, por su parte, afirmó que inició una relación sentimental con
el testigo número 37. Torres Baena la censuró, porque se "tenían que acostar
todos con todos", recalcó. Esta pareja fue, finalmente, expulsada del chalet de
Vargas "por estar juntos", zanjó.