Carlos Gallo*
En la sociedad hay personas que por sus problemas de salud, relacionados con la movilidad de sus piernas, utilizan sillas de rueda en sus dos versiones, empujadas amablemente por otra persona y, últimamente, las eléctricas gracias a los avances tecnológicos, que permiten una mayor autonomía e independencia de la persona afectada con problemas de movilidad.
El estado habitual de las aceras de las poblaciones obliga, irremediablemente, que la silla de ruedas circule por el carril destinado exclusivamente a los vehículos, en sentido de la circulación oficial o en el contrario, entre vehículos mal aparcados o no y, si es una silla eléctrica, con el agravante que suele quedar oculta o escondida entre los vehículos aparcados, con la peligrosidad que ello significa de un potencial atropello, que puede afectar tanto a la persona con problemas de salud o a los ocupantes del vehículo involucrado.
Según me han informado los entendidos en este tema, la normativa de tráfico indica que la silla de ruedas es considerada como un peatón y, por lo tanto, tiene la obligación de circular por la acera y no por el carril de los vehículos, lo cual implica que hay que actualizar la ley y el reglamento de tráfico para adecuarlo a las necesidades de la sociedad actual.
Es necesario que los usuarios de sillas de ruedas eléctricas tengan la bondad de pensar en la peligrosidad de sus acciones al circular por el carril de los vehículos sin ningún tipo de señal de advertencia como son los chalecos reflectantes, luces de advertencia y cualquier otro elemento que los identifique.
Como solución, sugiero que se reglamente la utilización obligatoria de una antena látigo suficientemente larga para ser visualizada por encima de los vehículos aparcados y que tenga en su extremo superior un elemento exclusivo que identifique la cercanía de una silla de rueda.
Usuarios de silla de rueda: por favor, piensen en ustedes mismos y en los demás, ya que no tienen que olvidar el potencial cargo de conciencia del conductor del vehículo que tuviera la desgracia de atropellarlos.
*Carlos Gallo es vecino de Cruce de Arinaga. (morongps@hotmail.com)