A la derecha, el puntal del C.L. Adargoma, Joan Lajo |
A.G.G.
Personalmente, no me gusta escribir sobre otros clubes, pero parece que a los señores administradores de la web del C.L. Adargoma les ha dado Agüimitis aguda. Esta es una nueva afección que se les detectó hace algún tiempo, más o menos coincidiendo con la final de la Liga Cabildo de Gran Canaria. En teoría, ya deberían estar curados de la misma, pero no han seguido el tratamiento adecuado. Por lo que parece, que la reclamación haya llegado al Comité Canario de Disciplina Deportiva, solo ha acentuado su dolencia. Una dolencia que se ha convertido casi en crónica, llegando a límites lamentables. En la actualidad, el C.L. Unión Agüimes debería plantearse dejar de tener secretario para los temas federativos, porque el C.L. Adargoma ya estudia todas las resoluciones que afecten al club sureño.
Pensaba, personalmente, que este tipo de afección iría desapareciendo con el tiempo, pero este demuestra que no. La pregunta que me hago es ¿por qué esa Agüimitis aguda? Pero si el C.L. Unión Agüimes es un club humilde que lo único que intenta es competir con el resto de clubes. Vaya por delante que ningún club ha tenido problemas con nosotros, al menos hasta donde mi conocimiento llega. Es evidente que no todos pueden decir lo mismo. Parece que toda su obsesión enfermiza se reduce al querer tener la razón sí o sí, no aceptando la opinión del resto. La estrategia de meter presión a los organismos, personas o clubes no es un hábito que se use mucho por esta zona de la isla.
En mi opinión, todos los clubes tienen el derecho de reclamación, pero es no implica el linchamiento y la crispación por parte de los involucrados. Lo mejor es que reclame quien lo desee y luego que los organismos trabajen con libertad. El que no esté contento que siga los caminos que considere oportunos. Eso es totalmente lo contrario a lo que leo cada día. Y como no, que cada uno haga autocrítica, que se la federación y sus comités no tienen claros sus reglamentos y/o normas, simplemente que se reúnan y modifiquen. Se supone que su declaración puede ser dinámica, los tiempos cambian y como no, las normas pueden dejar dudas.
Considero que es hora de poner cordura a tal descalabro, por parte de todos, que trabajen los organismos implicados y, finalmente, ellos decidirán donde queda todo.
Deseo que el brote de Agüimitis detectado en la capital desaparezca pronto y que simplemente vivan sus tareas con la misma inquietud que nosotros las nuestras.