Carlos Gallo*
Existen más responsables e inductores
Las
noticias internacionales de 2002 informaron de la muerte de Hugo Banzer, en
2006 de Augusto Pinochet (gran admirador de Francisco Franco) y en 2013 de
Jorge Videla, dictadores y represores
en los años 70 del siglo pasado en Bolivia, Chile y Argentina, respectivamente, con la particularidad que el primero, con los años, se presentó
democráticamente en las elecciones presidenciales de Bolivia, ganando en dos
oportunidades pero gobernando en una entre los años 1997 y 2001.
Los
familiares de las víctimas de las represiones ejercidas por los mencionados
dictadores, que murieron pensando y afirmando que hicieron el bien para sus países,
son los capacitados para decir si las mencionadas noticias hay que recibirlas
con alegría por la desaparición del represor o con tristeza porque no continúa
pagando su culpabilidad.
El subtítulo
que encabeza este artículo es como consecuencia de la cantidad de personas y
organismos internacionales que tuvieron relación directa o indirecta con las
actuaciones de militares dictadores y represores de América del Sur y que nunca
dieron explicaciones por sus actitudes y menos que hayan sido enjuiciados. En
la primera y segunda parte de este artículo se han mencionado muchos posibles potenciales
responsables e inductores.
Partiendo
de la base que ningún ser humano nace con ideas represoras, por lo tanto no hay
que olvidar la formación recibida por esos jóvenes de 15 a 18 años que ingresan
en el Colegio Militar, donde sus profesores han sido los posibles responsables
iniciales de los futuros y potenciales dictadores y represores, al recibir una
variedad de lemas para clasificar y calificar la peligrosidad de los ciudadanos
del país y del mundo, que sin necesidad de escucharlos hablar, se establecía el
ranking de peligrosidad (=comunista) en base a la vestimenta, utilización de pantalón
vaquero, barba, bigote, tipo de gafas, tatuajes, canciones, etc.
Al
finalizar su etapa de jóvenes militares y con un perfil adecuado, muchos recibían
instrucción en la llamada Escuela de las Américas ubicada en la Zona del
Canal de Panamá, de dominio de
EEUU hasta fin de 1999, donde funcionó la mencionada escuela desde 1946 a 1984
y cuyas instalaciones en el año 2000 se transformaron en el hotel de 4
estrellas Meliá Panamá Canal, graduándose más de 60 mil militares y policías de
23 países de América, algunos de ellos de especial relevancia por sus crímenes
contra la humanidad.
El Ejército
de los Estados Unidos a partir del año 1946 dispone de una organización para la
instrucción militar y se denomina Instituto del Hemisferio Occidental para la
Cooperación en Seguridad que a su vez gestionaba la Escuela de las Américas.
La República
Francesa en la década de 1960 y 1970 ya era una gran defensora de los derechos
humanos, pero además se dedicaba a la instrucción de militares de diferentes países
del mundo, en la guerra antisubversiva o contra-insurrección, mediante el
cuerpo especializado del General Paul Aussaresses y sus diez veteranos de la
guerra de Argelia o la organización terrorista francesa de extrema derecha denominada
(OAS) Organización del Ejército Secreto.
El general
francés fue designado agregado militar de la embajada francesa en Washington, a partir de 1961 para asesorar a los norteamericanos
con sus experiencias de guerra, que luego fueron de gran utilidad para la inspiración
del Programa Phoenix durante la guerra de Vietnam, posteriormente se trasladó a
Brasil en 1973, donde existía una dictadura militar, manteniendo vínculos muy
estrechos con los militares de la región, a los que entrenó en la guerra de contra-insurrección
y también en el uso de la tortura, que luego fue ampliamente utilizada por los regímenes
militares de Sudamérica contra sus opositores de izquierda. También una mención
especial para todo lo relacionado con los “escuadrones de la muerte”.
La terrible
dictadura argentina de Jorge Videla entre los años 1976 y 1983 utilizó
exactamente las lecciones aprendidas de los franceses y según los especialistas
entendidos en estos temas, fue una réplica de los métodos y estrategias que
aplicaron los franceses en la guerra de Argelia
Mi cerebro traidor
En el
instante del 17 de mayo cuando recibí la noticia de la muerte de Videla en la cárcel,
mi cerebro funcionó más rápidamente que mis pensamientos y en forma instantánea
me envió un sentimiento de pena, interpreto que al darse la circunstancia que
se trataba de una persona de 87 años que moría en la cárcel, ante lo cual
reaccioné razonando que mi cerebro me había traicionado, corrigiendo
inmediatamente mis sensaciones y pensamientos.
Para mí ha
sido una nueva experiencia para nada agradable y en un tema tan delicado,
descubriendo que no tenemos el 100% de control sobre el propio cerebro y como
atenuante lo relaciono con mis años vividos en Argentina desde que nací hasta
los 34 años cuando en 1986 trasladé mi residencia a Canarias junto a mi familia
y si tengo en cuenta los 20 años vividos con uso de razón o sea desde los 14 años,
mi cerebro estuvo marcado por las dictaduras de Onganía y Videla, que sumaron
15 años contra los 5 años de democracia entre los años 1973 a 1976 y 1983 a 1986.
Desde 1986
mi cerebro solo tuvo la influencia de la democracia española.
*Carlos Gallo es colaborador de las tertulias políticas de Radio Agüimes Onda Libre. (morongps@hotmail.com)