Instalaciones de Mercalaspalmas |
En un comunicado, la plataforma denuncia este hecho
como una competencia "despreciable por quienes consienten que esto se
produzca", pues se "menosprecia" a los miles de trabajadores
canarios del sector del tomate que están en una situación límite por los
incumplimientos de las administraciones.
La plataforma recuerda que desde hace una década
los productores canarios de tomate denuncian el daño que ha sufrido el sector
por los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y Marruecos, sin que se
realizara un estudio de impacto sobre el efecto en las producciones
comunitarias.
Pese al resultado "infructuoso y a que la
batalla se libra en los mercados europeos", ahora los productores canarios
se encuentran con que el tomate de Marruecos ya se comercializa en los mercados
de Canarias.
Según la plataforma, los tomates que se
distribuyeron a través de Mercalaspalmas se introdujeron bajo la marca Suncrops, provenientes de
la región de Agadir, al sur de Marruecos, y prácticamente todos fueron
despachados, aunque en las principales superficies y cadenas alimentarias no han
observado el etiquetado de origen marroquí.
A juicio de la plataforma, este "lamentable
suceso viene a corroborar la indiferencia y el menosprecio por el sector",
que aún no ha recibido el dinero que se le adeuda por parte de la administración y desconoce cuándo lo recibirá.
Asimismo, añade que la indignación del sector
obedece especialmente a la "imposibilidad de competir con unas
producciones que no respetan las condiciones laborales y cuyos salarios no
superan los ocho euros al día en jornadas extenuantes", como así ha
denunciado la organización Fairfood International el pasado 9 de septiembre.
Los productores canarios manifiestan en el
comunicado que las denuncias que han venido realizando no eran infundadas y se
quejan de que, mientras aquí se cumple la normativa vigente, se permite la
entrada de tomate de países que no respetan ninguno de los principios básicos
de los trabajadores, a lo que no se puede hacer frente por la diferencia
"brutal" de los costes de producción.
Según la plataforma, una de las pocas posibilidades
que le quedan a los productores es que los consumidores exijan que el tomate sea
de origen canario.