Vista del Polígono Industrial de Arinaga |
La Provincia
La crisis que ha azotado a Canarias y a toda España, entre 2007 y 2013, no ha dejado un reguero de damnificados homogéneo. En siete años de recesión, las dos provincias canarias se encuentran en una situación intermedia de resistencia en comparación al resto de regiones españolas, si bien en su interior hay municipios que presentan evoluciones muy diferentes, peor en aquellos con una excesiva presencia del sector de la construcción residencial en los años de crecimiento turístico.
De 22 municipios de más de 20.000 habitantes, trece han sufrido con mayor virulencia las consecuencias de la crisis y nueve han logrado soportar sus embates. Las perdedoras han sido, principalmente, tres poblaciones: las capitales de Lanzarote y Fuerteventura, Arrecife y Puerto del Rosario, respectivamente, y Arona, en Tenerife. Estos municipios también se encuentran entre las treinta ciudades españolas más dañadas en estos siete años de depresión.
En el lado contrario, Los Llanos de Aridane, en La Palma, y el municipio del sur de Gran Canaria, San Bartolomé de Tirajana, se han erigido en los territorios más resistentes en las islas.
Varios expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han trasladado la crisis económica a un mapa de España al que han denominado el "Atlas de la crisis", y han identificado dónde ha residido la España más vulnerable (perdedora en su teminología) y cuál ha sido la resistente.
El estudio dirigido por Ricardo Méndez, Director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía, dependiente del CSIC, se ha realizado a través de quince indicadores provinciales y ocho locales recogidos entre los años 2007 y 2013.
Los expertos han analizado las poblaciones superiores a los 20.000 habitantes de toda la geografía española en 2007 y utilizaron indicadores económico-laborales (población desempleada y ocupada, PIB por habitantes o número de empresas), indicadores sociodemográficos (movilidad residencial o emancipación de los jóvenes) e indicadores inmobiliarios, como el volumen de hipotecas, ejecuciones hipotecarias, precio medio de la vivienda libre o el volumen de compraventa.
En general, concluyen que el impacto de la actual crisis ha sido especialmente nocivo en aquellos territorios con un crecimiento reciente, lo que supuso una elevada exposición al riesgo, ya que se especializaron en actividades de baja productividad y fuertemente cíclicas como la construcción, las industrias auxiliares o los servicios al consumo. En momento de bonanza crearon empleos poco cualificados y en precario, pero en recesión no soportaron la presión y muchos se hundieron. De hecho, ocho de los diez municipios menos afectados son vascos y, es más, Guipúzcoa resultó ser la provincia más resistente a la crisis del ladrillo, lo que denota que su fuerte tejido industrial ha sido una de la principales fortalezas frente a las catastróficas consecuencias en otros territorios.
La provincia más perjudicada fue Castellón, seguida de otras como Valencia y Baleares. Si se traza una línea imaginaria entre Irún y Huelva, el este la Península es perdeor y el oeste, incluidas Canarias, Ceuta y Melilla, es más o menos resistente.
Canarias se salva de la quema gracias al sector turístico, aunque en estos años ha sido una de las comunidades con mayor tasa de paro. Si bien no son de las más perjudicadas, las dos provincias canarias están por encima de la media nacional en vulnerabilidad, pero no tanto como una veintena de regiones asoladas por la depresión económica.
"En Canarias se ve muy claramente un comportamiento muy desigual por municipios", explica Ricardo Méndez. Los más vulnerables han sido, a su juicio, los vinculados al sector de la construcción de residencias en poblaciones de crecimiento turístico.
Entre ellos sitúa a Arrecife, Arona y Puerto del Rosario, aunque también están entre los trece municipios más dañados Granadilla de Abona, Icod de los Vinos, La Orotava, Tacoronte, Puerto de la Cruz, Los Realejos, Santa Lucía, Gáldar, Arucas y San Cristóbal de La Laguna. La crisis ha afectado a estas localidades en indicadores como los precios de la viviendas, las ejecuciones hipotecarias y en el número de emprendedores y afiliados a la Seguridad Social.
Pese al alto índice de paro, las dos capitales canarias, Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, han resistido a la recesión. Según los expertos, , han tenido un comportamiento mejor que la media española en los citados indicadores, como también lo han hecho los municipios de Agüimes, Candelaria, Ingenio, Telde o Adeje.
En opinión de Ricardo Méndez, el "Atlas de la crisis" pone de manifiesto que se ha de ir hacia la diversificación económica para superar situaciones como la que ha padecido el país.