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Socrates Ramírez, en el Polígono Industrial de Arinaga |
El joven Sócrates Ulises Ramírez
Viera, natural del Cruce de Arinaga, terminó el pasado mes de febrero el
proyecto de fin de carrera titulado “Estudio de Potencialidad de una Isla
Inteligente (Smart Island) en la Isla de La Graciosa”, cuyas piezas claves pasarían
por el uso de las energías renovables, vehículos eléctricos, almacenamiento
energético y contadores inteligentes.
A este respecto, en una
entrevista publicada en el periódico La Provincia, Sócrates señala que “el
proyecto de La Graciosa no es idea mía. Con las asignaturas aprobadas y los créditos
de libre configuración terminados, llegué al profesor y Director de la Cátedra
Endesa Red de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Miguel Martínez,
pidiéndole hacer algo nuevo, un proyecto fuera de lo común, que fuera original
e innovador. A los dos días, añade,
me pide que me documente sobre las ciudades inteligentes. Leí sobre los
proyectos de Endesa en Málaga y en Barcelona y acepté realizarlo sobre La
Graciosa, que no se había hecho antes. Los apoyos de Martínez, de mi otro
tutor, Daniel Fresco, y de Endesa, que me dio todo tipo de facilidades,
incluidas la realización de prácticas de empresa, han sido determinantes”.
Sócrates Ramíres es el mayor
de dos hermandos y asegura que sus lugares preferidos son el sur de la isla y
la Playa de Las Canteras. Su principal afición es la música y empezó con clases
de folclore en la Casa de la Cultura del Cruce de Arinaga con sólo siete años,
pero desde los quince se ha orientado al rock alternativo como guitarrista.
Aparcó su grupo, GreenKover, desde que en 2013 viajó a Iasi (Rumanía) con una
beca Erasmus. “Echo de menos la música” y se muestra contundente: “Volveré”.
Para desarrollar el proyecto
de fin de carrera, y a través de la Cátedra Endesa Red de la ULPGC, el joven agüimense
viajó a La Graciosa para conocer el lugar acompañado del técnico de Endesa en
la isla, Luis Romero, y se sorprendió que el segundo núcleo de casas de la
isla, Pedro Barba, no tuviera conexión a la red, sino grupos electrógenos y
paneles solares en los tejados de las viviendas.
“Sin saber nada de las
medidas protectoras de la isla, me la imaginé como el lugar idóneo para
instalar aerogeneradores. Mi idea principal era que la isla fuese
autosuficiente y que se pudiese transformar en una isla inteligente colocando
sistemas de control e información para que, con las nuevas tecnologías, se
pudiera dar una mejor calidad de vida a los consumidores y, sobre todo, algo
que me parece fundamental en una isla inteligente, garantizar el concepto cero
emisiones desde el punto de vista medioambiental”, declara.
En La Graciosa no hay
sistemas de generación y recibe la electricidad por un cable submarino
conectado a Lanzarote, por lo que existen grupos electrógenos para solventar
cualquier eventualidad, y Sócrates Ramírez apuesta por las energías renovables,
que pasarían a ser el principal generador de energía eléctrica y que dejaría el
cable submarino como suministrador complementario y de reserva. “Lo ideal sería que todo pudiera
funcional con energías renovables, pero no es posible debido a la falta de
superficie para instalar los equipos de generación de energías renovables por
las medidas protectoras medioambientales que rigen en la isla. Sólo se
permiten, indica, instalar los equipos en el interior del núcleo poblacional de
Caleta de Sebo, que es reducidísimo. También pensaba colocarlo en el interior
de Pedro Barba, pero ahí sólo pueden hacerse reparaciones de lo que existe y no
hay posibilidad de nuevas instalaciones”.
Para solventar estos
inconvenientes, Ramírez explica que “para la parte fotovoltaica proyecté un
parque de 200 kilovatios en Caleta de Sebo y uno de 50 kilovatios en Pedro
Barba, donde había antiguamente un parque, hoy en desuso, y confío en que esto
no contravenga las medidas protectoras, sino que se pueda considerar como una
reparación de lo existente”. Asimismo, continúa, “se prevé el uso de distintas
azoteas en Caleta de Sebo en
edificios de uso singular como los de correos, la cofradía y el colegio, que
tienen una gran superficie, para que no interfieran con las privadas, y está
prevista una estación de recarga para vehículos eléctricos en lugares con la
misma filosofía de que no moleste a ningún vecino-a de la isla”. Estos paneles
sumarían un total de 69 kilovatios pico, que no es lo ideal, sino el tope al
que se puede llegar según las estimaciones del joven del Cruce de Arinaga. “Sólo
se podría aumentar la generación fotovoltaica usando las viviendas privadas,
pero eso no lo tuve en cuenta al pensar que no era viable”.
Como no se pueden instalar
aerogeneradores de eje horizontal (los que todo el mundo conoce), Sócrates Ramírez
se dirigió al Ayuntamiento de Teguise, del que depende La Graciosa, preguntando
por la posibilidad de instalar aerogeneradores de eje vertical, totalmente distintos,
de bastante menor potencia y de dimensiones más pequeñas. “La respuesta no fue
desfavorable”, reconoce. “De hecho, lo estaban estudiando y eso me sirvió para
abrir una puerta a la esperanza”, reconoce el joven.
El proyecto se compone también
de vehículos eléctricos, que sustituirían a los actuales y deberían ser de
chasis de aluminio por la alta corrosión existente en la isla, por el viento y
por la proximidad del mar. Además se promovería la integración de las
bicicletas eléctricas, recargables en cualquier toma de corriente doméstica, y
la instalación de una estación de recarga para los coches eléctricos.
También se plantean
luminarias públicas autosuficientes, de las que algunas estarían encendidas en
horario nocturno de continuo y otras. mediante sensores, sólo se activarían cuando se detecte la
presencia de alguien.
Sócrates Ramírez también
explica que su proyecto contaría con cámaras de vigilancia y contadores
inteligentes, “que minimizarían los problemas que pudieran plantearse” y añade
que “la isla podría funcionar sólo con energías renovables cuando las
condiciones meteorológicas lo permitan. Si esto no fuera así, y se diera, además,
el caso que el cable submarino conectado a Lanzarote tampoco funcionase, a través
de estos contadores inteligentes, el sistema, por orden desde el centro de
control, podría reducir el consumo de los clientes hasta una potencia que
permitiera igualar la demanda a la generación existente. Como es lógico,
recalca, esta reducción de potencia es una condición que aparecería en los
contratos”.
En el proyecto, según
declara Ramírez, “se ha estudiado la posibilidad potencialidad de transformar
La Graciosa en una isla inteligente en el 2025. Mis datos, supuestos con cierta
lógica, los he realizado en relación al aumento de la población nativa y
turista y por la posible instalación de industrias en la isla. Ahora bien, su
materialización dependerá de la valoración de los organismos competentes y,
especialmente, de la capacidad para financiarlo”, aunque el estudio de costes y
de viabilidad económica formaría parte de un nuevo proyecto.
A la pregunta de si el
proyecto podría llegar a ser factible, Sócrates Ramírez asegura que “llegar
a ser una isla que pueda
denominarse inteligente es un beneficie potencial enorme para la isla y sus
habitantes. Piense solamente en el valor promocional que esto tendría para
Canarias y, en particular, para La Graciosa”, sentencia.