Arantxa Amoedo, la acusada de la muerte de su novio, Jordi Burón |
Canarias7
Arantxa Amoedo, de 24 años, conoció a Jordi Burón, de 43 años, a través de Internet y se vinieron a vivir a Arinaga en 2013. Entre el 21 y 24 de junio, la joven mató a su pareja y vivió con el cadáver durante casi tres semanas.
Hasta aquí los hechos del crimen de Arinaga y, a partir de aquí, se abre la caja de los truenos. ¿Era Arantxa Amoedo bisexual y engañaba a Jordi Burón con mujeres? ¿Era él sadomasoquista y obligaba a su novia a mantener relaciones sexuales dolorosas con terceros? ¿Lo mató en defensa propia, o cuando estaba dormido? ¿Tuvo una cómplice Arantxa Amoedo para ocultar el cadáver? ¿Estaban ambos desequilibrados, sólo uno, o eran una pareja normal? Los informes de las partes abren todo un abanico de posibilidades.
La fiscal Teseida García pide 19 años de cárcel para Arantxa, mientras que la acusación particular, personada en nombre del padre de Jordi y dirigida por el abogado Mario López, interesa 20 años; la defensa, estructurada por los letrados José María Palomino y Daniel Montesdeoca, solicita cinco años alegando atenuantes y eximentes incompletas.
Para los abogados de la defensa de la joven, Jordi Burón se caracterizaba por su "apetencia a mantener actos sexuales dolorosos" que Arantxa Amoedo rechazaba y a "otras perversiones" como "atarla, introducirle objetos y puños en la vagina, grabarla mientras tenía contactos con otras personas o fotografiarla mientras dormía". Sin embargo, el letrado del padre de la víctima afirma que era ella quien hacía "una vida totalmente al margen de su pareja, siéndole abierta y conocida su infidelidad con individuos de ambos sexos", algo que Jordi Burón "consentía porque estaba totalmente enamorado de su pareja y sólo quería que permaneciera a su lado".
El letrado añade que durante el tiempo en el que la pareja convivió en Barcelona, la joven continuó su relación con una chica a la que conocía desde antes de salir con Jordi Burón y con la que "llegó incluso a pernoctar en el domicilio de la pareja". Además, apunta que la joven "nunca dejó de tener relaciones sexuales con otras mujeres" a pesar de vivir con el hoy fallecido y que, "como no la satisfacía, ni sexual ni económicamente", decidió acabar con su vida y "aprovechó que dormía en el dormitorio principal de la casa para clavarle un cuchillo directamente en el corazón sin posibilidad alguna de defensa".
La abogados de la homicida, por su parte, afirma que la noche del crimen, Jordi Burón llegó a casa bebido y cuando su novia se encontraba dormida en la cama "se situó encima de ella, le bajó las bragas e intentó penetrarla a la fuerza en contra de su voluntad, ofreciendo la chica resistencia a ser violada".
Asimismo, alegan anomalía psíquica, legítima defensa y confesión, para lo que aportan varios WhatsApp que la acusada habría enviado a su pareja o a su entorno familiar en los meses previos al crimen. Entre estos mensajes, el 24 de abril de 2013, Arantxa le escribió a Jordi que "estás obsesionado", "estás loco", "que me preguntes por qué no me apetece hacerlo cuando sabes de sobra el por qué" o "me chillas siempre, estás loco".
En esa misma fecha, y según los abogados defensores, la joven pide también por WhatsApp a su hermana, en Galicia, que le ayude "a salir de casa de Jordi", y le explica que "¡este tío se ha vuelto un obsesivo conmigo! En cuanto salga de aquí, tranquila, que no necesito que me ayudes; sólo necesito que me saques".
Finalmente, los letrados Palomino y Montesdeoca apuntan otro mensaje en el que Arantxa le exige a Jordi, para venirse a vivir a Arinaga, "libertad sin celos ni malas caras" y "que me tengas respeto, a mi familia y a las personas con las que decido tratar".