Antonio Morales*
Cuando en 1986 el abogado panameño Ramón Fonseca y el alemán Jürgen Mossack decidieron unir sus despachos para asesorar a empresarios, políticos y millonarios de diferentes profesiones que querían poner su dinero en paraísos fiscales, no se imaginaban que su trabajo iba a provocar 30 años después un escándalo político y social de carácter internacional. Los conocidos como “Papeles de Panamá” son el resultado de un trabajo de investigación que comenzaron en julio del año pasado 370 profesionales de la información pertenecientes al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Más de un centenar de medios de comunicación de 76 países empezaron a difundir el resultado de este trabajo el pasado domingo 3 de abril.
Apenas han pasado tres semanas y hemos visto cómo dimitió el primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson, también renunció a su cargo de ministro de Industria y Turismo en funciones y abandonó toda la actividad política José Manuel Soria y el primer ministro británico David Cameron tuvo que explicar cómo se benefició de unos fondos que heredó de su padre, que los tenía en un paraíso fiscal gestionado también por el despacho Mossack Fonseca. También aparecen en los papeles panameños el nuevo presidente argentino Mauricio Macri, el cineasta Pedro Almodóvar, el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, el cantante Bertín Osborne, el actor Imanol Arias, la tía del rey, Pilar de Borbón, dirigentes del Partido Comunista Chino, personas del entorno del presidente ruso Vladimir Putin, el rey de Arabia Saudí…El desfile de personajes es tan variado en el terreno ideológico y religioso que podríamos decir que el dios dinero logra unir a personas tan distantes en el terreno ideológico como pueden ser los comunistas chinos y el presidente de Argentina, o el cineasta Pedro Almodóvar y el cantante Bertín Osborne.
Resulta curioso como personajes tan diferentes reaccionaron de una forma muy parecida. Primero intentaron evitar a los periodistas y no querían dar explicaciones. Después solían decir que ya no tienen cuentas en ningún paraíso fiscal y, por último, todos se apresuraron a repetir “no he cometido ninguna ilegalidad”. Nadie negó la veracidad de los papeles de Panamá. Bueno, por ahora solo hubo un caso en todo el mundo que lo negó todo durante cuarenta y ocho horas, el ya exministro de Industria José Manuel Soria. Pero no quiero extenderme sobre su caso porque ya realicé declaraciones en diferentes medios sobre la renuncia del exministro canario, los negocios de los hermanos Soria y las mentiras que el dirigente del PP dijo en sus sucesivas comparecencias durante la semana de su caída del Gobierno.
¿Es legal tener una cuenta corriente en un paraíso fiscal? En la web de la BBC hacen esta pregunta a expertos de varios países y la respuesta es: “es ilegal tener cuentas o sociedades en paraísos fiscales si el beneficiario no informa a las autoridades en el país donde reside”. Los expertos insisten en que uno no manda su dinero a un paraíso fiscal si no quiere esconderlo a alguien, y ese alguien suele ser el fisco. Por eso me parecen muy acertadas las declaraciones del Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el día de la renuncia de José Manuel Soria, cuando dijo que “no se puede estar en el Gobierno y haber operado en paraísos fiscales”. Estamos de acuerdo en la frase, pero no vamos a ponernos a aplaudir al ministro que diseñó la última amnistía fiscal en España. Al contrario, creemos que el ministro está tardando en comparecer ante el Congreso de los Diputados y explicar si la amnistía fiscal aprobada por su Gobierno sirvió para beneficiar a José Manuel Soria, a Bárcenas, a Rodrigo Rato y otros exdirigentes del Partido Popular.
La opinión pública ha reaccionado con indignación ante las informaciones de los Papeles de Panamá. Creemos que esa mala fama que tienen los paraísos fiscales es merecida. Sobre todo entre una población que ha tenido que aguantar los discursos a favor de la austeridad pronunciados por algunos de los que aparecen en esos papeles. Una ciudadanía que ha sufrido recortes de sus derechos laborales y sociales, desahucios de sus viviendas, que ha soportado despidos masivos y recortes en la educación, la sanidad y en los servicios sociales. Ningún gobierno había atacado tan duramente al Estado de Bienestar como lo ha hecho el actual gobierno en funciones en la pasada legislatura. Nunca se ha hecho tanto daño al sistema social y democrático.
Mientras los tertulianos justificaban esos recortes porque “la gente ha vivido por encima de sus posibilidades”, mientras se aplicaban todas esas políticas, algunos dirigentes del partido político que las defendía y ejecutaba se dedicaban a acumular dinero fuera de la vista de Hacienda. Lo hizo Bárcenas con el dinero que recaudaba en la sede del PP en Madrid y ahora también sabemos que lo hizo Rodrigo Rato, que dio el campanazo en Bankia y permitió el engaño masivo a jubilados con las preferentes y disfrutaba de tarjeta black mientras creaba sociedades fuera de España para evadir impuestos. La gente se ha indignado con toda la razón del mundo porque ha comprobado que los mismos que defendían el infierno de los recortes, se reservaban un paraíso para si mismos enviando a Bahamas, Panamá o Jersey el dinero que robaban a la colectividad.
Me llama la atención que los millonarios españoles busquen paraísos fiscales fuera cuando el sistema fiscal que tenemos beneficia a las grandes empresas y perjudica a las pymes. El Grupo de Especialistas Técnicos de Hacienda (Gestha) dice que en España las grandes corporaciones tributan al 6% mientras que las pymes lo hacen al 14,9%. Los técnicos recomiendan que se eleve el tipo nominal en cinco puntos y calculan que con este cambio se ingresarían 13.000 millones. Aunque las grandes corporaciones son responsables del 72% de la evasión fiscal, el 80% de los recursos de la Agencia Tributaria se dedica a controlar a las pymes, los autónomos y los trabajadores. En España hay un trabajador de Hacienda por cada 1.928 contribuyentes, mientras que en Francia hay 1 por 860 y en Alemania 1 por 729. La economía sumergida en España es del 24,6% del PIB, los técnicos creen que harían falta 26.718 nuevos funcionarios en la Agencia Tributaria para combatir bien el fraude fiscal. Esto ocurre en España, con una presión fiscal del 33,2%, de las más bajas de la OCDE, frente a la presión del 50,9% en Dinamarca o el 42.7 % en Suecia. Según Oxfam, que estudió a 200 empresas, una de cada diez tiene presencia en paraísos fiscales y ocultan miles de millones, el equivalente al PIB de Alemania y Reino Unido juntos
El filósofo y sociólogo esloveno Slavoj Zizek analizó recientemente en Newsweek el escándalo de los Papeles de Panamá. Según Zizek: “La realidad que surge de los Papeles de Panamá es la de la división de clases, tan simple como eso. Los documentos nos enseñan cómo los ricos viven en un mundo separado en el que se aplican reglas diferentes, en el que el sistema legal y la autoridad se inclinan a su favor y no sólo los protegen, sino que siempre están preparados para torcer sistemáticamente las leyes para acomodarlos”. Pero Zizek es pesimista, cree que a pesar de la enorme difusión de los Papeles de Panamá “no debemos temer aquí llegar hasta el final. El sistema jurídico capitalista global es en sí, en su dimensión más fundamental, la corrupción legalizada. La cuestión sobre dónde comienza el crimen (cuáles operaciones financieras son ilegales) no es una cuestión legal, sino una cuestión eminentemente política, atañe a la lucha por el poder.”
Quizá esa lucha por el poder de la que hablaba Zizek está condicionando el debate en torno a los Papeles de Panamá. Según la ideología de los periódicos unos pusieron en portada a Pilar de Borbón, otros la escondieron y pusieron a Putin o a los comunistas chinos. Unos escondieron a Soria hasta unas horas antes de su renuncia y otros encontraron los papeles que Soria había “olvidado” que firmó. Son los juegos políticos partidarios que no cuestionan la tremenda inmoralidad que supone que sigan existiendo los paraísos fiscales en un mundo que no ha cumplido los Objetivos del Milenio que pretendían reducir la pobreza y las muertes por enfermedades curables. En 1971, cuando todavía no habían fusionado sus despachos Ramón Fonseca y Jürgen Mossack, el economista norteamericano James Tobbin propuso un tipo de tasa sobre las transacciones financieras internacionales. Lo que luego se ha conocido como la “tasa Tobbin” pretende ser un pequeño impuesto (se hablaba del 0,5%) sobre el cambio de divisas. La mayoría de los especuladores financieros suelen usar monedas distintas a la de su país. Al gravar las transacciones se podría reducir la especulación financiera. Quizá ahora sea un buen momento para volver al debate sobre la tasa Tobbin que hace años lleva promoviendo ATTAC. Pero no sabemos si los lobbies mediáticos, tan condicionados por el poder de la banca, están dispuestos a que hablemos de este tema.
*Antonio Morales es Presidente del Cabildo de Gran Canaria. (www.antoniomorales-blog.com)