29 de abril de 2016

Un jugador benjamín de la UD Los Vélez, sancionado con siete meses por agredir a un árbitro

Viernes, 29 de abril.

Imagen de archivo sin relación con la noticia
Prensa FIFLP
Un jugador de categoría benjamín de la U.D. Los Vélez ha sido sancionado con siete meses de suspensión para alinearse con su equipo después que el Comité de Competición y Disciplina Deportiva de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas (FIFLP) le haya considerado responsable de una infracción grave por agredir a un árbitro momentos después de que fuera expulsado en el transcurso del partido que su equipo disputaba con la U.D. Balos. Además, el órgano disciplinario de la FIFLP adopta la resolución de computar para el cumplimiento de  la sanción el tiempo ya cumplido por suspensión provisional, además de dar el partido por finalizado por el resultado reflejado en el acta arbitral (Vélez, 0-Balos, 2).
Según el acta arbitral, los hechos se produjeron cuando el futbolista fue expulsado. En ese momento, el jugador se dirigió al colegiado y le propinó dos patadas en las piernas sin causarle daño aparente. El jugador fue retenido por su delegado y el partido fue suspendido.
Tras el encuentro, el árbitro tuvo que desplazarse hasta un centro médico, donde los facultativos le diagnosticaron una "contusión leve en región pretibial izquierda, eritema de un centímetro de diámetro, no doloroso, sin otra alteración aparente".
En la resolución del Comité de Competición se destaca que "resulta palmario que la conducta mostrada por el jugador es absolutamente reprochable disciplinariamente, toda vez que a tan corta edad, podemos llegar a entender que la frustración e impotencia por ver impedida la participación en el partido a consecuencia de una decisión disciplinaria de expulsión, contribuya a que el jugador reacciones de un modo impropio, ello en el bien entendido de realizar gestos de desaprobación o, incluso, llorar".
Por otra parte, la misma resolución añade que "lo que desde luego no es comprensible ni admisible es que la reacción sea la de correr hacia el árbitro y propinarle dos patadas, lo que demuestra, por un lado, que esa, en principio inocente edad, no se erigió en garantía para que los hechos no sucedieran como sucedieron, y por otro, más decepcionante aún, que no hay sido instado por sus club o por sus padres a pedir perdón al colegiado por su comportamiento, al menos de forma acreditada ante este órgano disciplinario".