31 de mayo de 2016

Opinión: Tierra de luz y Atlántico

Martes, 31 de mayo.

Antonio Morales*
Estamos celebrando el Día de Canarias. Nuestra tierra. La que describe el Premio Canarias de Literatura Arturo Maccanti en “La tierra sola” como “Mi pequeño país de inmenso cielo/ de inmenso mar/ He caminado por tu piel de tierra/tu arboleda de alisios, tus litorales solos/ Aspirando el olor/ la savia de tus lavas/ en el aire que cumple/ mi edad y mi memoria.” Se cumplen ahora 33 años del primer pleno del Parlamento de Canarias, tras la aprobación de nuestro estatuto de Autonomía en agosto de 1982. Se nos presenta una oportunidad para hacer balance de más de tres décadas de autogobierno. No tenemos ninguna duda de que el paso de un estado centralista (que para colmo era una dictadura) a un estado autonómico  y plurinacional nos ha traído más luces que sombras.
La España de las autonomías nació de forma desequilibrada. Es bueno que hagamos memoria. Se concibieron como comunidades históricas a Andalucía, Cataluña, Euskadi y Galicia, que accedieron a su estatuto de autonomía por la vía especial del artículo 151 de la Constitución española. Desde el principio contaron con mayor autogobierno y además la aprobación de sus estatutos  se ratificó mediante referéndum. Se dio prioridad a las comunidades que durante la II República lograron aprobar sus estatutos de autonomía, aunque no habían llegado a entrar en vigor en todos los casos. Al resto de las comunidades autónomas, entre ellas la canaria,  nos obligaron a transitar por la vía lenta del artículo 147, con menos autogobierno y sin consulta popular.
El proceso de descentralización de las competencias comenzó tras la aprobación del estatuto de autonomía.  El traspaso de las competencias en Sanidad, Educación, Servicios Sociales y Justicia se fue haciendo poco a poco. En algunos casos sin las partidas económicas suficientes para afrontar las grandes necesidades de las islas. Con la entrada en la Unión Europea este archipiélago fue perdiendo algunas ventajas comerciales respecto al Estado. El Régimen Económico y Fiscal de Canarias ha servido para compensar algunos inconvenientes provocados por la geografía de nuestro archipiélago. El Gobierno central no nos ha tratado bien. Nosotros no hemos sabido defender nuestras especificidades. Tampoco hemos ejercido nuestras competencias ni hemos sabido  construir un futuro esperanzador.
Después de tres décadas está justificada una profunda reforma del Estatuto de autonomía que obligue a que se respeten los derechos históricos de Canarias, y para ello debe  convertir en obligaciones para el estado las especificidades que recoge nuestro REF, que obligue a su cumplimiento y que impida, por ejemplo,  que se vuelva a aprobar un sistema de financiación que ponga a Canarias en la cola de la inversión por habitante. Un estatuto que contemple un nuevo sistema electoral más democrático, que el reparto de los escaños en el Parlamento no esté tan desequilibrado, que el apoyo necesario  a  las islas no capitalinas no se haga a costa de tanta desproporción en la representación de los territorios por encima de la población. 
Sería bueno que el nuevo estatuto canario también recogiera el objetivo de máximo autogobierno, y que en ese objetivo también se plantee un modelo económico autocentrado y sostenible, basado en la soberanía energética, la soberanía alimentaria, la soberanía hídrica, la sociedad del conocimiento, el respeto al paisaje, el territorio y nuestra biodiversidad... De la misma forma que la Constitución española habla del “Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político”, el nuevo estatuto canario debería defender para nuestra nacionalidad además de esos valores el respeto a nuestro ecosistema, que no se puede concebir si no es procurando también la ruptura de la enorme brecha social que se ha ido abriendo en los últimos años en los que nos hemos situado en los peores indicadores de pobreza, exclusión social, paro, fracaso escolar, sanidad, dependencia, renta media, percepción de salarios, etc…
La construcción de Canarias es una obra del presente y el futuro que debe hacerse teniendo en cuenta también nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad. En su libro “Psicología del hombre canario” Manuel Alemán habla de los elementos objetivos que conforman la identidad canaria: la geografía, la historia, la cultura, la lengua...  Sostiene Alemán que “la conciencia canaria no es una mera comprensión racional de ‘lo canario’ que se instala solo en el ámbito sicológico del saber”. Considera que la conciencia y la identidad canaria también tienen que ver con el sentimiento, llega a decir que “sin sentimiento de canariedad no existe identidad canaria”. 
El libro de Manuel Alemán se publicó en 1980, en un contexto social e histórico muy diferente. Veníamos de un estado centralista, no había estatuto de autonomía, todavía la inmensa mayoría de los altos funcionarios de la administración del Estado y de los distintos ámbitos del poder eran peninsulares. En un contexto multicultural como el actual, ese sentimiento de canariedad no se puede restringir a los nacidos aquí. Estos días hemos visto en las fiestas de los centros escolares a niños con rasgos orientales, con distinto color de piel, morenos, rubios, … bailando canciones canarias y vestidos con la ropa típica. Manuel Alemán habla de la “inferiorización” sicológica del canario, que se ha sentido inferior en el terreno cultural y en otros terrenos. Y plantea la necesidad de recuperar la cultura negada. Hoy en día seguimos viendo ejemplos de ese “complejo del colonizado” al escuchar a gente que cuando se pone delante de un micrófono intenta disimular el acento canario o utiliza el vosotros. Y no les digo nada de los que acuden al inglés para denominar eventos, profesiones, situaciones…Varios filólogos miembros de la Academia Canaria de la Lengua coinciden en que el “vosotrismo” y el uso de expresiones en inglés en lugar del término correspondiente en nuestro idioma, es fruto de la influencia de los medios de comunicación y de un “complejo de inferioridad”. 
El periodista Pepe Alemán habla del “ocultamiento del pasado” en su libro “Entender Canarias”. Cuenta Alemán que “el ocultamiento del pasado histórico es el origen de casi todo lo demás”. Esta misma semana, el profesor universitario y verseador Yeray Rodríguez dijo en la comisión de cultura del Parlamento canario que “el problema de fondo es que los canarios no creemos en nosotros mismos”, y pidió que no se separe lo universal de lo local. Ese planteamiento de Yeray lo llevó a la práctica en el terreno musical José Antonio Ramos, que supo componer música universal a partir de las cinco cuerdas del timple, partiendo de la raíz pero también con la fusión con el jazz, el blues o el folk de distintos países, una senda que hoy continúa con el instrumento identitario canario  entre otros Germán López.
Así vemos Canarias, esa mezcla de paisaje y paisanaje. El Jardín de las Hespérides para los autores clásicos. El archipiélago atlántico donde recalaban los aventureros de los últimos siglos, también los grandes científicos que querían investigar la riqueza de nuestra naturaleza. Con motivo del  Día de Canarias quería hacer estas reflexiones sobre lo que somos y lo que podemos ser. Hoy es un buen día para decir que creemos en Canarias, en este archipiélago al que siguen cantándole los poetas, como el distinguido este año con el premio Can de plata del Cabildo grancanario, Juan Jiménez, que escribió: “Aquí/mi patria toda/ en esta / tierra de luz y Atlántico diario/ tierra de mar a todas horas”.  Canarias, nuestra memoria y nuestro futuro. Felicidades a todas y a todos por el Día de Canarias.
*Antonio Morales es Presidente del Cabildo de Gran Canaria. (www.antoniomorales-blog.com)