En un ya lejano octubre de 1968, inició su andadura académica, primer centro de enseñanza media del sureste y sur de Gran Canaria, la Sección Delegada de Agüimes, en su nacimiento adscrita al Instituto masculino de Las Palmas (pronto Instituto Pérez Galdós). Solo un año después, en junio de 1969, se publicó su transformación en Instituto Nacional de Enseñanza Media de Agüimes, mixto. Con alguna modificación más en su nombre nos trasladamos hasta junio de 1980, fecha en que adquiere la referencia a don Joaquín Artiles. Y desde ahí hasta nuestros días, en que finalmente lo encontramos como IES Joaquín Artiles, aunque para los que hemos pisado sus aulas será siempre el Instituto Joaquín Artiles, centro que fue germen en los años 80 de extensiones en Maspalomas, Vecindario e Ingenio.
El Instituto de Agüimes, el Joaquín Artiles, cumple pues sus primeros cincuenta años de vida. Medio siglo ha pasado desde que surgiera por el empuje, el tesón y la determinación de quienes consideraron que la educación es el mejor semillero de futuro. Personas como don Joaquín Artiles, que movieron cuanto fue posible para dotar a esta parte de la isla de un centro que empezara a cerrar una brecha profunda de dificultades para el acceso a la cultura, a la educación, a la formación, en un territorio que formaba parte del triste triángulo de la miseria en que se había convertido todo el sureste y sur de la isla. En aquel momento surgió como un faro de esperanza este instituto. Hoy, gozosamente rodeado de muchos otros centros, se mantiene con el mismo empeño: la formación de jóvenes, la educación que conjuga lo académico con el aprendizaje humano.
Más que un simple edificio que ha soportado el paso de los años, a quienes lo habitamos desde hace ya mucho tiempo nos gusta ver este instituto como una casa en la que se reúne una amplia familia cada año, una familia que crece y se expande. En esta institución sentimos estos muros, sus pasillos, sus aulas, como una extensión de nosotros mismos. Nos gusta pensar en la familia Joaquín Artiles renovándose cada curso. Nos ilusiona ver el retorno, a saludarnos, de quienes fueron estudiantes en estas aulas, nos alegra sobremanera recibir ex alumnos que hoy trabajan en el centro o que acuden a matricular a sus hijos e hijas como quien les lega un tesoro. Nos enorgullece contar con mucha gente que lleva el sello Joaquín Artiles allá por donde los lleven sus pasos en la vida y que en algún momento encuentran ocasión para decir “yo estuve en el instituto de Agüimes, yo estudié, yo trabajé allí…” En estas cinco décadas, esta institución ha visto pasar por las distintas modalidades de estudios (día, tarde, noche) a miles de estudiantes, cientos de docentes, personal de administración y servicios e incontables familias y lo bueno que hoy es se debe sin duda al esfuerzo de todos ellos, con los aciertos, muchos, y errores, también, que toda institución acumula en su historial.
El Instituto Joaquín Artiles ha procurado mantenerse fiel con los años a los principios que le han proporcionado una identidad: el trato humano, la cercanía, el desarrollo de proyectos y actividades múltiples, la apertura del centro a Europa, a África, al mundo, el fortalecimiento de lazos con la comunidad en la que está instalado… La escasez de recursos, la precariedad de medios, la antigüedad de las instalaciones no han frenado la efervescencia de actividades de todo tipo que año tras año marcan nuestro calendario. La ilusión, el empuje, el trabajo diario para superar adversidades, para contagiar el afán de superación a la comunidad educativa, se han mantenido en estos primeros cincuenta años. Nuestra historia es la constatación práctica de que la escuela pública devuelve a la sociedad un alto porcentaje de beneficio con respecto a los escasos recursos que recibe, muchas veces por el corto alcance de miras de quienes gestionan lo público, que aplican criterios de inmediatez a un servicio que trabaja para el futuro, para el futuro de todos nosotros.
El Instituto Joaquín Artiles no ha experimentado la misma suerte que otras instituciones que han aguantado el medio siglo. Pocas modificaciones, simples retoques para disimular el paso del tiempo, eso es lo que nos ha tocado en este centro en cincuenta años. Nuestro entorno ha variado considerablemente, cierto, pero cualquiera que vuelva al centro después de décadas reconocerá en lo esencial aquel centro que abandonó de joven, algo que no tiene por qué ser malo, pero que se puede sobrellevar con mayor dignidad. El mantenimiento del instituto, como todos los edificios que acumulan años y que alojan a más de quinientas personas a diario, exigiría inversiones que no llegan. A veces hemos tenido que acudir a donaciones altruistas para mantenerlo en pie y tratar de adaptarlo a las exigencias de un centro educativo del siglo XXI. Hace ahora diez años se nos presentó por responsables de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias el proyecto del nuevo Instituto Joaquín Artiles, una brillante puesta en escena de la que también hace diez años que nadie ha vuelto a hablarnos ni tan siquiera para decirnos que nunca saldrá del cajón del olvido... Pero seguiremos adelante, porque la historia que acumulamos también es un aliciente para mantenernos en la lucha, en el esfuerzo ilusionante.
Han pasado, sí, cincuenta años, cinco décadas que han visto pasar cambios políticos y mandatarios de todo signo, leyes educativas de mayor o menor duración y eficacia. A todo eso ha sobrevivido el Instituto Joaquín Artiles, casi como el dinosaurio del relato breve de Monterroso. Y desde aquí amenazamos con seguir. Nos mantendremos porque este instituto se asienta sobre bases sólidas, desde los cimientos de obra que lo sostienen hasta los cimientos humanos que lo han convertido en lo que somos: el personal de limpieza, conserjes, administración, guarda y mantenimiento, cafetería, alumnado, familias, profesorado y sobre todo el municipio de la Villa de Agüimes, que siente el instituto como una seña de identidad.
Felicitémonos por el cincuenta aniversario del Instituto Joaquín Artiles. En el acto del 22 de junio, en el Teatro Auditorio de Agüimes, simbolizaremos la satisfacción por la historia pasada y sobre todo la determinación de que esa historia sea el aliciente para seguir adelante.
*José Arcadio Suárez es Director del IES Joaquín Artiles.