La Navidad en Canarias y en Gran Canaria es especial. Son unas fechas en las que se entrecruzan tradiciones y en las que conviven desde lo más universal a lo más particular. Los hombres y mujeres de esta tierra hemos sabido adaptar a nuestras singularidades estas celebraciones y en las postrimerías del mes de diciembre disfrutamos de nuestra gastronomía, nuestro folklore e imprimimos un marcado carácter autóctono a nuestros belenes. De esta manera la Navidad se ha ido convirtiendo en una fiesta popular canaria.
Ese principio ha inspirado el belén que como cada año se puede contemplar en el escaparate de la Casa Palacio del Cabildo de Gran Canaria (en el cruce entre las calles Bravo Murillo y Pérez Galdós). Ha sido realizado por Fernando Benítez como homenaje a Risco Caído y reflejo del modo de vida de los habitantes de la cumbre de Gran Canaria. De esta manera entre del centenar de figuras de gran tamaño que alberga, podemos apreciar a un panadero, un carpintero reparando una silla, una mujer elaborando quesos y un hombre repartiéndolos, además de artesanos de la cestería o la alfarería.
La instalación muestra con detalle las casas-cueva de la cumbre de Artenara, así como la Cueva de Los Candiles desde la que se observa la majestuosidad del Parque Rural del Nublo, con el Roque Nublo, el Roque Bentayga y el Fraile, salpicado de pinares en miniatura. También se ha recreado la cueva número 6 de Risco Caído, la caverna que capta el sol de equinoccio a equinoccio y ofrece un relato de la fertilización de la tierra cada amanecer.
Y es que termina un año, 2019, que nos ha dejado una noticia histórica para Gran Canaria: la declaración de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco, dentro de la categoría de Paisaje Cultural. Como ya comenté en su momento, esto supone el reconocimiento mundial de una cultura insular que evolucionó de forma aislada tras la llegada de los primeros amazighs del norte de África a principios del siglo I d.C. hasta los siglos XIII y XIV, cuando los marineros del sur de Europa arribaron a las islas en busca de nuevas rutas de especias y para la trata de esclavos.
Se trata de un enorme éxito colectivo, ya que para llegar hasta ese punto ha hecho falta el esfuerzo del personal del área de Patrimonio Histórico, el compromiso de gobiernos insulares de distinto signo, la colaboración leal entre todas las instituciones de Canarias y por supuesto el apoyo y la participación de la ciudadanía de Gran Canaria, en especial la de la cumbre y medianías, los grandes responsables de haber conservado este legado tan excepcional hasta hacer posible su reconocimiento. Creo que es una experiencia que se puede extrapolar y que puede y debe marcar la ruta a seguir para la consecución de un nuevo modelo de desarrollo para nuestra isla.
2019 también ha sido el año en el que la ciudadanía de Gran Canaria ha renovado su confianza en el pacto progresista del Cabildo y en mí como presidente. Solo puedo expresar mi gratitud y mi compromiso de trabajo incansable para no defraudar las esperanzas puestas en este proyecto. Es un hecho destacable porque desde los años 80 ningún presidente repetía al frente de la institución, por lo que reconozco el carácter extraordinario de la oportunidad que se ha concedido al actual gobierno. Estoy convencido de que es debido a la voluntad de la mayoría social de Gran Canaria de dar continuidad al proyecto de cambio ecosocial que hemos defendido para esta isla.
Quiero huir de la autocomplacencia, en especial para afrontar los enormes retos que nos esperan en los años venideros, pero me parece evidente que Gran Canaria cuenta ahora con un horizonte definido hacia el que dirigirse, basado en las energías renovables, la soberanía alimentaria, la movilidad sostenible, la reforestación de la isla, la igualdad, el fomento de una economía más innovadora sustentada en el I+D+i, la economía azul, la economía circular, el internet de las cosas, la defensa de la democracia y la convivencia y por supuesto la lucha contra la pobreza y la exclusión, en especial a través del empleo de calidad.
Aunque es momento de mirar hacia delante, no puedo dejar de acordarme de los duros momentos que vivimos el pasado agosto. No obstante, esta isla volvió a dar un grandísimo ejemplo del que debemos sentirnos muy orgullosos, tanto durante la emergencia como posteriormente. Ya algunas personas afectadas han empezado a cobrar las indemnizaciones y ayudas, nuestra maravillosa naturaleza ya está comenzando a sustituir el negro por el verde y estoy seguro de que gracias a la solidaridad saldremos más fortalecidos de esta circunstancia.
Somos una sociedad multicultural en la que conviven comunidades nacionales que profesan diversas religiones. Pero más allá de su significado estrictamente religioso, la Navidad es un momento de ilusión, de compartir felicidad con los seres queridos y de proyectar nuestros mejores deseos para el futuro. Y son todos ellos sentimientos universales que facilitan que personas de los más distintos orígenes se involucren en la celebración de estas fiestas, incluso decorando sus tiendas, restaurantes y demás negocios en una muestra más de la ejemplar convivencia que siempre nos ha caracterizado y de la que creo que podemos ser un ejemplo.
Quiero acordarme también de todas las personas que han tenido que irse de Gran Canaria por diversos motivos y que pasarán las navidades lejos de su tierra y de sus seres queridos. Quiero enviarles un especial y afectuoso saludo y felicitación. Nos guía la esperanza de un futuro en el que todos y todas ustedes puedan regresar a su lugar de origen si así lo desean, y en el que nadie tenga que irse para buscar un futuro que aquí, pese a los esfuerzos que algunos realizamos, se les niega.
Son estas unas fechas excepcionales para disfrutar de los productos de nuestra tierra. Consumir papas, vinos, quesos, carnes, pescados, frutas, verduras, repostería tradicional, etc., todos productos de una enorme calidad, es el mejor regalo que podemos hacernos como sociedad, ayudando a mejorar las condiciones de las personas que trabajan el campo y nuestro paisaje, así como reduciendo el impacto medioambiental de nuestro consumo. Les animo a acudir a los mercados agrícolas y comercios de cercanía a realizar sus compras navideñas.
Vivimos tiempos difíciles, de inestabilidad e incertidumbre. La intolerancia vuelve a abrirse paso en nuestras sociedades y los proyectos políticos excluyentes ganan posiciones. En este escenario es más importante que nunca el compromiso con la democracia, el bienestar, la pluralidad y la lucha contra la exclusión y la desigualdad que es un problema que se ha acrecentado en las últimas décadas y que destruye la cohesión social y las posibilidades de prosperidad.
Desde este rincón del Atlántico en el que tenemos la suerte de vivir quiero enviarles la más sincera de las felicitaciones y los mejores deseos para el año 2020. Espero que este sea un año de prosperidad, en el que todas y todos puedan avanzar en la consecución de sus sueños y deseos y en el que como sociedad sigamos acercándonos al ideal de justicia, igualdad y sostenibilidad que nos inspira. Es un enorme privilegio para mí encarar un año más como presidente del Cabildo de Gran Canaria al frente de un gobierno progresista de marcado carácter social. No les quepa la menor duda de que seguiremos dando lo mejor de nosotras y nosotros para intentar mejorar la vida de todas las personas de Gran Canaria.
Feliz Navidad y Próspero Año 2020.
*Antonio Morales es Presidente del Cabildo de Gran Canaria. (www.antoniomoralesgc.com)