Miércoles, 21 de abril.
Victoriano Santana*
Diecinueve docentes del IES José Zerpa de Vecindario que imparten clases en el turno de tarde han participado en una iniciativa lectora titulada "Ágape vespertino. Mis libros, tus libros. Una antología compartida 2". En el título se recoge todo cuanto debe saberse de una publicación cuya principal vocación no es otra que, con vistas al Día del Libro, celebrar el grato ambiente de trabajo compartido y la fortuna de un encuentro en un curso, el 20/21, que habrá de ser recordado como el periodo escolar posterior al confinamiento padecido entre marzo y mayo del veinte; el año académico que embozó y untó las manos de geles tan pringosos como pestilentes a los docentes, el de las normas normatizadas normativamente, el de las filas desafiladas en las aulas y canchas, el que ocultó las sonrisas pero realzó las miradas, el de los tactos sin tacto, el de las comidas furtivas o con cargo de conciencia por tener que bajarse la mascarilla para que entre el alimento, el de la hiper-mega-supra higienización de espacios y objetos que el personal de limpieza dejaba impolutos y despejados de malos virus, el de los carriles de circulación y las “contradirecciones”, el de los ilimitados aforos limitados, el de las resguardadas guardias, el de las telereuniones libres de cuanto sea posible exhalar físicamente en un cara a cara, el de las aulas virtuales y los temibles papeles “contaminantes”, el del “egoísmo” preventivo cuando se ordena que no se preste el material escolar, el de las desesperantes citas previas para dar y tomar, el de la incomprensible convocatoria de oposiciones; y, lo mejor con creces de todo, el de las ratios bajas y la presencia de mucho profesorado nuevo.
En el título, repito, la clave de este producto editorial. Como no se dan las circunstancias para llevar a cabo una merienda que reúna a los partícipes de la iniciativa, han sustituido los alimentos que nutren el organismo por los que hacen lo propio con el intelecto. Y ahí es donde tiene su razón de ser la segunda parte del rótulo.
El dos indica que ya hubo una antología compartida previa. Así fue. En abril de 2017, también en el mismo instituto santaluceño, apareció el primer volumen de la iniciativa Mis libros, tus libros, cuyo propósito no es otro que el de compartir aquellas lecturas que emocionan, hacer real la ilusión de que el placer intelectual revivido pueda transmitirse y provocar el mismo efecto que en su momento causó el acceso al texto prodigioso; y consolidar el sentimiento de paz bondadosa que se obtiene cuando, del mismo pan que comemos, damos de comer (he aquí un guiño al vocablo “ágape”).
Frente a los centones unidireccionales, que consolidan una relación estática entre el antólogo (quien decide qué ofrecer y por qué) y los receptores, están las antologías bidireccionales o “dialogadas”, donde todos dan y, a la vez, reciben; y donde el editor no es más que un simple moderador que determina cómo organizar los mensajes a partir de ciertos criterios. Este libro pertenece al segundo tipo. De ahí que deba verse como una gran conversada en la que el lector se encuentra con sugerencias textuales que, por las más variadas razones, nunca se le hubiese ocurrido leer y que, gracias a que aparecen en estas páginas, terminan depositándose donde, con el tiempo, se iniciará el impulso que le moverá a leer la obra completa, el sagrado cofre de donde proceden el fragmento ofrecido o el reproducido poema.
Gracias a Juan Carmelo Hernández Expósito, responsable de la Editorial Vecindario, ha sido posible, por un lado, la participación en la selección y justificación de los textos de María del Pino Sánchez González, Rocío de la Cruz Robles Alarcón, Roberto Iglesias López, Alba Elena Rodríguez Peñate, Mariela Cabrera Gutiérrez, Héctor Batista Hernández, Marta Antúnez Ibarlucea, María del Carmen Valerón Peñate, Adrián Faílde Perdiz, Rosa Marta Moreno Romero, Rafi González Hernández, VSS, Priscila de los Reyes Rivero Santana, Raúl Quintana Vega, Isaac Sierra García, Mónica Medina Arribas, Verena Rodríguez Pérez y Juan Jesús Moreno Zerpa; y, por el otro, de Manu Dombidau en el dibujo de la cubierta frontal, una admirable, impresionante y oportunísima recreación de El hijo del hombre (1964) de René Magritte.
*Victoriano Santana es Doctor en Filología Española, profesor de Secundaria, escritor y editor.