3 de junio de 2021

Colaboración: Nuestra "canariedad" del Día de Canarias

 Jueves, 3 de junio.                                                                                                       

Fernando T. Romero

El mes de mayo termina, cada año, en estas amables tierras atlánticas, con la celebración del Día de Canarias. Esta festividad nace vinculada a la reunión por primera vez del Parlamento Autonómico de Canarias: 30 de mayo de 1983.
Para algunos, en ese lugar se ha cometido más de una tropelía contra el desarrollo del archipiélago. No obstante, con sus aciertos y errores, el Parlamento Canario representa la voluntad política ejercida democráticamente por los ciudadanos de estas islas.
Pero lo cierto es que cada año, vivimos por estas fechas unas jornadas de exaltación de una canariedad hueca y prefabricada. Y, además, no exenta de ciertos rasgos triunfalistas que, en buena medida, tratan de ocultar la cruda realidad económico-social de buena parte de los canarios.
Ya es tradicional que, en esta festividad, cada año, nos centremos especialmente en el folclore, en la gastronomía y en los deportes vernáculos, que, por supuesto, son componentes populares, esenciales de nuestra peculiaridad isleña, que hay que continuar promocionando y reivindicando.
Sin embargo, nos olvidamos siempre de algunos rasgos elementales, pero paradójicamente fundamentales de nuestra identidad y que estamos perdiendo a pasos agigantados. Me refiero, en esta ocasión, a la peculiar modalidad del español hablado en Canarias.
Dadas las evidencias, nadie puede dudar del cada vez mayor retroceso de nuestra peculiar expresión oral. Esto se debe al manifiesto error y/o ignorancia de muchos isleños, que consideran nuestro dialecto del castellano como algo incorrecto e inculto. ¡Ay, la educación de contenidos canarios en el archipiélago!
Por otra parte, es un hecho que el silbo gomero ha sido reconocido como Bien Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Pues si continuamos así, pronto tendremos que solicitar también a la UNESCO que declare nuestra singular “habla canaria” como Bien Inmaterial de la Humanidad para poder preservarla. Y mientras tanto, las instituciones públicas, en teoría garantes de nuestro acervo cultural, ¿qué dicen? Simplemente no están, no saben o no contestan.
Pero eso sí, para esta efeméride se organizan actos oficiales, algunos muy lejos de la ciudadanía, como por ejemplo la reunión celebrada por los expresidentes del Gobierno autónomo en La Gomera, donde fueron tratados casi como “sabios” y no como notables responsables de que después de casi cuarenta años de autonomía en Canarias (pandemia al margen), sólo se hayan consolidado en esta tierra las peores tasas de pobreza, de desempleo y de desigualdades del Estado.
La literatura, la historia, el arte, la ciencia y la cultura canaria en general, poco importan. Pero eso sí: ¡Viva la canariedad! Y el año que viene más de lo mismo.