Lunes, 5 de julio.
La Directora General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, María Antonia Perera, informa que un estudio geotécnico encargado a una empresa de ingeniería ha descartado que las grietas que aparecieron en varias salas del Centro de Interpretación del Barranco de Guayadeque, y que obligaron a su cierre en noviembre de 2019, se deben en realidad al deslizamiento de la ladera bajo la que se inserta el recinto.
Esta constatación, explica, despeja las dudas sobre el futuro del museo y desbloquea las obras para su rehabilitación y posterior reapertura, para el que ya hay un proyecto, presupuestado en 105.000 euros, y que el pasado 16 de junio se remitió al Cabildo de Gran Canaria para que lo informe y dé su preceptiva autorización.
Perera recuerda que en un primer momento no estaba claro que el museo pudiera reabrir sus puertas, ya que el inmueble está excavado en la propia ladera del barranco, con la idea de imitar la arquitectura troglodita tradicional de este cauce, por lo que si se hubiera confirmado riesgos de corrimiento en la pared de tierra y piedras, las medidas para garantizar su estabilidad habrían sido muy complejas y caras.
Por es motivo se encargó un estudio de la situación geológica de toda la ladera y, afortunadamente, los resultados han sido favorables después de reiteradas visitas a las dependencias del centro, en las que se ha comprobado que las hendiduras halladas no han ido a más, sino que se han mantenido estables.
Los trabajos que están a punto de comenzar, pendientes solo del permiso del Cabildo de Gran Canaria, se centrarán en la estabilización y refuerzo de las instalaciones para eliminar las grietas y deformaciones en la cueva.
Los técnicos estiman, como principal hipótesis, que esas fisuras pudieron ser una consecuencia de las fuertes precipitaciones que cayeron en noviembre de 2019 en el Barranco de Guayadeque.
En esencia, se acometerán una serie de medidas de tipo preventivo (limpieza, rellenos de grietas, impermeabilizaciones, etc.) y otras de refuerzo estructural en zonas puntuales del interior del museo, concretamente en las salas 4, 5, 6, 7, 8 y 9, unos trabajos para los que se estima una duración de tres meses.
