Viernes, 8 de octubre.
La Provincia
Un agente de la Policía Nacional, de 50 años y vecino de Agüimes, fue juzgado este miércoles por supuestamente realizar tocamientos de índole sexual a la hija de su expareja, que en el momento de los hechos tenía entre 5 y 8 años, y para el que la Fiscalía Provincial de Las Palmas solicita una condena de seis años de prisión por un delito continuado de abuso sexual a menor de 16 años.
En el transcurso del juicio, en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas, la primera en deponer fue la víctima, que actualmente tiene 18 años, y que explicó que decidió interponer la denuncia después de acudir con 13 años al psicólogo y recibir terapia para superar el bullying que sufrió en la escuela.
Fue durante las sesiones que recordó lo que le había pasado cuando era más pequeña, aunque "por vergüenza" optó por ocultar a su madre los abusos que sufrió por parte del que ya era su expareja, y fue la especialista quien le comunicó a la progenitora lo que le estaba sucediendo a la niña.
La víctima declaró que los supuestos abusos ocurrían cuando se quedaba a solas con el acusado en la vivienda donde convivía con su madre y, en ocasiones, también en el domicilio de él, y señaló que "recuerdo que me hacía tocamientos en todo el cuerpo y yo también a él", al tiempo que concretó a preguntas de la fiscal que "me tocaba mis genitales y el pecho".
Asimismo, afirmó que su abusador "aprovechaba cualquier momento" en el que su madre salía a hacer la compra o cualquier otra actividad.
El agente abusó, supuestamente, de la menor mientras estaban "en la habitación de mi madre, en el salón y en la vivienda que él compartía con sus padres. Era cuando estábamos solos, aunque fuesen cinco minutos", apuntó la chica, que también explicó que no sabía a ciencia cierta cuantas veces le realizó los tocamientos, aunque aseveró que fue entre los años 2009 y 2011, y que su madre no le permitía estar a solas con él mucho tiempo.
Con respecto a los supuestos abusos recibidos, la joven dijo que "sentía muchísimo miedo, me decía que no se lo contase a mi madre, pero no era agresivo, sino que lo hacía como de una forma amistosa para que yo no sospechara que esos actos estaban mal".
También narró, a preguntas del ministerio público, que en una ocasión se encontraba en casa con una amiga de su edad, por lo que se pusieron a jugar en el salón mientras el acusado estaba en el sofá. "Nos quedamos solas un momento con él y empezó a tocarse mientras nos miraba", resaltó al tiempo que contó que desde que su madre y el vecino de Agüimes rompieron no le volvieron a ver.
La progenitora de la víctima sostuvo que mantuvo una relación sentimental con el acusado durante casi tres años, en los que acordaron que su hija no debía conocerle hasta que pasara al menos y año, y que terminaron de manera amistosa, por lo que se quedó anonadada cuando la psicóloga le comentó lo que supuestamente le había hecho a su hija.
Para la perito, la versión de la víctima es coherente y no apreció durante las sesiones psicológicas que existiesen indicios de "mentira instrumental" en su relato de los hechos.
Por su parte, el acusado negó rotundamente haber abusado de la hija de su expareja y añadió que cuando acudía a la casa de la progenitora de la denunciante, la menor se encontraba con su padre, por lo que dijo que solo se vieron de manera esporádica para salir a comer.
"Voy a luchar hasta el final por mi inocencia, no voy a dejar que esta señora y su hija me destruyan la vida por algo que no he cometido", insistió al mismo tiempo que aseveró que "ella salía con otra persona y nunca me lo negó cuando se lo pregunté y dejé de verla".
La defensa pidió en la sesión la libre absolución de su representado y el juicio ha quedado visto para sentencia.