7 de noviembre de 2021

"Enigmas de Panchito Tarajano", un tesoro que habla del Sureste

 Domingo, 7 de noviembre.

Alejandro González junto a un ejemplar de los "Enigmas de Panchito Tarajano" (Foto: C7)
Canarias7

Alejandro  González se ha pateado medio Sureste de Gran Canaria para esconder cuarenta y cuatro cajitas del tesoro que no esconden oro ni joyas, sino un valor bastante mayor: las llaves para conocer la historia  las costumbres de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía de Tirajana, los tres municipios de la comarca.
El autor cuenta que todo surgió cuando la Covid-19 "andaba haciendo de las suyas a pierna suelta, sin depredadores y sin vacunas", y su hijo, que lo debió ver aburrido y desinquieto, le instó a escribir.
Fue por ello que se puso manos a la obra y le salió un cuento, "Los 3 doblones de a 8", al que le siguió un segundo y, casi sin quererlo, se vio metido en una aventura de la que no supo escapar y dio vida a un personaje, Panchito Tarajano, un policía jubilado "de los de antes", de talla grande, fuertote, bonachón y "con mucha retranca", que hace de nexo de unión de los doce cuentos escritos que conforman la serie "Enigmas de Panchito Tarajano" y se convierte en el protagonista de todas las historias, aunque lo que se cuente en cada una sea independiente y no tengan nada que ver entre ellas.
La obra invita a divertirse aprendiendo historia, ya que se trata de un juego de conocimiento cultural que incluye, aparte del propio relato, un glosario de palabras canarias porque, como indica González, "Panchito es un hombre del país y se maneja con el léxico local".
También contiene una serie de preguntas o retos que se convierten en un señuelo para que el lector pueda profundizar en la historia leída, algunas de las cuales se pueden resolver a golpe de click en Internet, mientras que otras exigen gimnasia cerebral y algún que otro viaje a la búsqueda de uno de esos tesoros sembrados por la comarca.
"Te puedes encontrar de todo, desde un pasatiempos que tienes que resolver, a un jeroglífico, un escudo nobiliario en tela o unas alcaparras que están en unas cajitas protectoras que están ocultas a lo largo y ancho de los tres municipios. Para dar con ellas, señala Alejandro González, cada cuento, que es decir cada juego, trae consigo un plano y una ficha que hace las veces de pista para ayudar a encontrarlas".
El autor, que apela al civismo de quienes puedan encontrarlas, advierte en las cajitas que se trata de un juego y que, por favor, quien de con una, que la deje donde estaba, ya que en alguna ocasión han caído en manos de quien no debía y han quitado la caja y, con ella, su tesoro.
Alejandro González, que ya ha puesto a prueba su obra, para lo que solo encuentra palabras de ánimo, y "también alguna petición para que lo ponga más fácil", indica que su preferido es "El último canarii", el más complicado a su juicio, pero hay otros con títulos como "El costero y el tesoro de la isla salvaje" o "El almojarife y la garota".
Se trata de una obra artesanal que custodia en su casa y que ha dado a jugar a los amigos, pero confía en que llegue a interesar y que le ayuden a difundirlo para su publicación.