Miércoles, 8 de febrero.
Redacción
Hoy deja de ser obligatorio el uso de la mascarilla en el transporte público (guaguas y taxis), aunque seguirá siendo recomendable, así como en ópticas, centros de audiometría y ortopedias, mientras que se mantendrá en os centros sanitarios, en las residencias de mayores para visitantes y trabajadores-as y en las farmacias y los botiquines.
De esta manera se pone fin a la obligatoriedad de la mascarilla establecido hace casi tres años, durante la primera ola de la pandemia, y que se ha convertido en la restricción más duradera y la que más debate ha generado, pues mientras la mayoría de los expertos han defendido su validez, una parte de la población española ha reclamado insistentemente al Gobierno que acabara con ella.
"Es una decisión lógica porque no ha habido un repunte de casos, aunque el número de fallecimientos sigue siendo alto, pero quizá habríamos podido esperar a que hubiera acabado el frío", explica el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Joan Carles March.
A su juicio, el fin de la obligatoriedad "no debe suponer el fin de su uso" porque este elemento "ha demostrado ser de gran utilidad y la ciudadanía debe seguir protegiéndose y protegiendo a las personas más vulnerables, a las personas mayores y a los niños-as".
Por esa razón, "la mascarilla es muy recomendable en muchos ámbitos, por ejemplo si se visita a personas de edad avanzada o a recién nacidos", añade March, que cree que debe hacerse pedagogía para que la sociedad española comience a utilizar el tapabocas como "lo hacen los asiáticos".
