Domingo, 1 de octubre.
Redacción
Nicolás Limiñana Jorge, histórico farmacéutico que durante décadas ejerció en Arinaga, falleció ayer, de forma inesperada para muchas personas que lo conocían, y poco tiempo después de haberse jubilado y dejar al frente del establecimiento que durante años regentó con ahínco a dos de sus tres hijos.
Perteneciente a una larga saga de médicos y farmacéuticos, fue el encargado de dispensar los medicamentos a los vecinos-as de Arinaga, un trabajo que le permitió fraguar innumerables amistades que ahora sienten la pérdida de un hombre altruista con todos ellos-as.
Gente cercana a Limiñana Jorge lo definen como un profesional y un hombre que durante años sirvió de soporte de las necesidades farmacéuticas de varias generaciones, hasta el punto en que su altruismo le llevó a ayudar a personas con menos recursos, permitiendo que le pagasen las medicinas incluso meses después de necesitarlas.
Asimismo, coinciden en describirlo como una persona "noble, íntegra, generosa, amable y muy educada" que deja un legado a los vecinos-as de Agüimes que "nunca se borrará".
Según informa la página de Facebook "No eres de Arinaga si no...", un joven Nicolás Limiñana Jorga, con poco más de 20 años, comenzaba un 2 de mayo de 1983 a ejercer su profesión en Arinaga, un núcleo que en épocas no veraniegas apenas alcanzaba los 2.000 habitantes, sustituyendo al farmacéutico de entonces, que vendía su establecimiento.
