9 de noviembre de 2023

Colaboración: La casa de la familia Verdugo, no del obispo Verdugo

 Jueves, 9 de noviembre.

Fernando T. Romero*

Desde el año 2005 viene celebrándose en Agüimes las Jornadas de Patrimonio Histórico en la Casa de Betania, cuyas instalaciones forman parte de la tradicional y suntuosa casa de la familia Verdugo. Este año celebramos la XIX edición. Continuamos con nuestra labor divulgativa.
El conjunto de este singular edificio fue declarado “Bien de Interés Cultural” (B.I.C) con categoría de monumento, por el Decreto 285/1996, de 22 de noviembre, de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, publicado en el B.O.C. número 165, del 23 de diciembre de 1996.
En el texto del mencionado decreto, a este edificio se le denomina “Casa de la Cámara Episcopal o Palacio de Verdugo”. Y después de describir los detalles de su construcción, se afirma que fue “aquí donde se instaló la Cámara Episcopal de la Villa de Agüimes”, pasando posteriormente “a ser residencia de verano de los obispos”. Ésta es la tradicional e inexacta explicación que se ha dado sobre esta casona. Ha sido Francisco Tarajano, quien, tras sus investigaciones, ha llegado a otras conclusiones.
La familia Verdugo procede de Arévalo, provincia de Ávila, donde se encuentra la casa solariega familiar. El primero en establecerse, y que enraizó a la mencionada familia en Las Palmas de Gran Canaria, fue Cristóbal Verdugo Bermúdez Martínez, casado en Sevilla (1673) con María Luisa de la Trinidad de Albiturría Orbea y Salazar. Eran los bisabuelos maternos del que luego sería Obispo de Canarias.
Hacia 1740, Joaquín José Pérez Verdugo de Albiturría ya circulaba por Agüimes para cuidar algunas propiedades. Entre otros cargos, era coronel de milicias y juez subdelegado de Indias. En 1746 se casó con su prima hermana Micaela María Verdugo de Albiturría. Y en 1748 accedió a ser regidor del Cabildo, convirtiéndose, además, desde enero de 1756 en patrono de la capilla mayor del convento de Santo Domingo de Agüimes, por lo que su relación con esta Villa se estrechó aún más. Nos estamos refiriendo, respectivamente, al padre y a la madre del obispo Manuel Verdugo.
Por otra parte, el obispo Valentín Morán (1751-1761) había donado un sitio en Agüimes (1754) al mencionado Joaquín José, donde éste construyó su casa-habitación, un molino de prensa y demás pertrechos para la fábrica de aceite. Las aceitunas eran traídas de su extensa hacienda de El Toscón (Temisas). Este molino de prensa ya estaba activo en 1756, cuando el mencionado propietario se convierte en patrono del convento dominico.
Posteriormente, en noviembre de 1772, Joaquín José Pérez Verdugo, concedía en su testamento una mejora de sus bienes a su hijo mayor, el capitán José Hipólito Verdugo de Albiturría, con la obligación de usar el apellido Verdugo en primer lugar. Entre los bienes con que mejora a este hijo (hermano del que luego sería obispo) estaba esta casa. Delante de la casona había un solar que servía de amarradero de las bestias de carga para descargar el millo, el trigo, las aceitunas, etc.
Manuel José Verdugo de Albiturría, nacido en 1749, fue Obispo de la Diócesis de Canarias desde 1796 a 1816. Seguramente, se hospedó en esa magnífica casa de su familia en sus visitas al Señorío de Agüimes en 1770 y en 1777, realizadas en nombre del obispo Juan Bautista Cervera (1769-1777), además de algunas otras posibles visitas a título personal y no constatables. Y ya como obispo, visitó Agüimes en 1799.
En febrero de 1852 muere de forma repentina el capitán de Infantería José Hipólito Verdugo Pestana. Este capitán era el hijo mayor del ya coronel José Hipólito Verdugo de Albiturría, el hermano del obispo Manuel Verdugo, por lo que el fallecido era sobrino del obispo. Tras esta muerte, el mayorazgo pasó al hermano del fallecido, Manuel Verdugo Pestana.
Por tanto, es un error histórico la creencia popular, generalizada en Agüimes, que atribuye la propiedad de esta casa al obispo Manuel Verdugo, ya que quien la heredó, realmente, fue su hermano José Hipólito, por lo que tampoco pudo ser residencia de verano de los obispos.
En 1888, figura como dueña de esta casona doña Francisca Verdugo Pestana. Ésta falleció en Las Palmas en 1891. En su testamento ante el escribano público Agustín Millares Cubas (1889), había nombrado albaceas a Juan Verdugo Pestana y a Pedro Díaz Suárez, párroco de Santo Domingo de Las Palmas de Gran Canaria.
En 1892, los mencionados albaceas vendieron la casona de Agüimes a Gregorio Rodríguez de León y a su esposa Catalina Melián Alvarado. El primero había sido alcalde de Agüimes en 1886 y volvió a la alcaldía en 1895. Fallecidos éstos, la casona tocó en herencia a sus hijos, los hermanos Juan y Agustina Rodríguez Melián.
Museo de Historia de Agüimes
Juan alquiló al Ayuntamiento (1917) su parte de la casona, la que da a la Placetilla de Verdugo, donde se estableció las Escuelas Graduadas de Niñas. Éste sería, posteriormente, elegido alcalde de Agüimes durante la Segunda República (1931 a 1936) en candidatura única e independiente; pero pronto se adhirió al Partido Republicano Federal liderado en Las Palmas por José Franchy Roca, por lo que sufrió persecución franquista tras el golpe de Estado de 1936. Finalmente, en 1947, Juan Rodríguez Melián vendió al Ayuntamiento su parte del citado edificio donde estaba la Escuela. Esta Escuela Graduada de Niñas funcionó hasta 1973, año en que se trasladó a Las Remudas, al recién construido Colegio Nacional “Roque Aguayro”. Esta escuela de niñas funcionó entre 1917-1973 (56 años).
Inaugurado el Colegio Nacional “Roque Aguayro”, el sacerdote agüimense Juan Artiles Sánchez, Director Diocesano del Movimiento Familiar Cristiano, acordó con el Ayuntamiento la permuta de un solar en Las Crucitas, a cambio del edificio donde había estado las Escuelas Graduadas de Niñas. El acuerdo fue confirmado en 1974. Era alcalde Luis Trujillo González. Posteriormente, se denominaría “Casa de Betania” a esta parte de la casa, nombre con el que permanece en la actualidad.
La otra parte de la casona heredada por Agustina Rodríguez Melián, casada con Antonio González Rodríguez, se convirtió en segunda residencia para los meses de verano, ya que la familia González Rodríguez había trasladado su residencia a Las Palmas de Gran Canaria (1912).
En abril de 1941, el denominado “Tabor de Tiradores de Ifni”, compuesto por un batallón y cinco compañías del ejército, se estableció “manu militari” en esta casona. Después se firmaría un contrato de arrendamiento entre el comandante del Tabor, Emilio Ramis González y Gregorio González Rodríguez, en nombre de su madre Agustina Rodríguez Melián. Asimismo, la propia Agustina y el mencionado comandante firmarán contrato de arrendamiento el 1 de noviembre de 1942.
Esta parte del edificio se convirtió en la sede central del Tabor. De su paso por Agüimes quedó un pequeño parque, construido en el solar existente delante de la casona, que antaño había servido de amarradero de las bestias de carga. En este parque era donde se izaba y arriaba la bandera (patio de armas). El Ayuntamiento de Agüimes, en 1945, le dio el nombre de “Parque de los Tiradores de Ifni”. El Tabor abandonó Agüimes en octubre de 1948. Los vecinos de Agüimes, con dudoso rigor histórico, han popularizado este parque con el nombre “Parque de los Moros”.
Y siguiendo con el relato sobre la casona, el citado Gregorio González Rodríguez vendió al Cabildo Insular de Gran Canaria (1986) la parte de la casona heredada de su madre. Finalmente, mediante gestiones del Ayuntamiento de Agüimes presidido por Antonio Morales Méndez, el Cabildo Insular cedió al Ayuntamiento esa parte de la casona (1998), que, tras una importante reforma, se convirtió, posteriormente, en el actual Museo de Historia de Agüimes, que fue inaugurado en el año 2004.
*Fernando T. Romero es Cronista Oficial de Agüimes.