Miércoles, 27 de diciembre.
La Provincia
Después de vivir la noche más larga del año, la luz del día comienza a restarle horas a la oscuridad, lo que conocemos como solsticio de invierno. Actualmente, todo está medido al milímetro, pero los aborígenes de Gran Canaria también sabían el momento exacto en el que llegaba el invierno a través de una serie de marcadores naturales que anuncia su llegada.
Juan Manuel Caballero Suárez recuerda la impresión que le supuso conocer el marcador astronómico aborigen de la cueva número 6 de Risco Caído. "Ése fue el punto de inicio del trabajo de buscar otros marcadores con características similares en otros lugares de la Isla, hasta que di con las Cuevas de la Angostura, en Agüimes".
Profesor de la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación y Electrónica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) en la especialidad de Imagen y Sonido, Juan Manuel Caballero lleva cinco años fotografiando, estudiando y tomado notas de este marcador, que está expuesto al público, con la amenaza que supone para el patrimonio.
Ya en 2020 participó en el XXIV Coloquio de Historia Canario-Americana con la ponencia "Aportando luz al complejo puzzle de los marcadores astronómicos: primeros resultados en las cuevas de la Angostura". Actualmente prepara la tesis "Luz y sonido en la conformación de la vida cotidiana de los antiguos canarios", "con la que trato de aplicar los conocimientos técnicos que mi carrera profesional me ha permitido acumular, en el mundo de la Arqueología".
El fotógrafo Marcos Martín comenzó con él esta aventura arqueoastronómica. Las Cuevas de la Angostura es un conjunto arqueológico que está compuesto por cuatro cuevas artificiales labradas. La cueva principal, donde el profesor ha desarrollado el estudio de la iluminación de la luz solar en su interior, tiene un diseño arquitectónico que se aparta del modelo hábitat troglodita doméstico aborigen, que es la cueva labrada normalmente con formas regulares, ya sea rectangular o cuadrada, presentando las más complejas plantas cruciforme.
El diseño de esta cueva es de planta circular de 3,3 metros de diámetro, con desarrollo vertical aproximadamente cilíndrico que finaliza con un techo a modo de bóveda, a 4 metros de altura.
Sobre la puerta de entrada a la cueva existe una ventana, a modo de claraboya, y que se encuentra con orientación al sur. Caballero afirma que la similitud de esta morfología con la cueva nº6 de Risco Caído es total, aunque sus dimensiones son menores.
Este marcador del solsticio tenía una gran importancia para la población aborigen "porque estaban vinculadas fundamentalmente a su producción económica, basada fundamentalmente en la agricultura y en la ganadería, y que eran momentos importantes para saber cuándo poder plantar o cuándo realizaba la trashumancia, que son los dos elementos más importantes en esas fuentes de riqueza, y además, en mi tesis también planteo es que está relacionada con su religión y la adoración a los astros".
Pero a la vez que las disfruta se llena de temor. "Está muy cerca de las carreteras y suele ser muy visitada, y lo más que me ha preocupado últimamente es que incluso está referenciada en el Google Map con un icono donde se indica dónde está", y añade que "estoy en contra de ocultar los yacimientos arqueológicos. Es patrimonio de todos los canarios y debiera estar para el disfrute y recreación de todo lo que fundamentalmente se valora de la cultura de los antiguos, como hacen en Escocia, pero con mucho respeto".
El profesor dice que tiene localizadas en la Isla 46 cuevas, la mayoría de ellas localizadas en el este de la Isla, con ventanas. "El elemento que estoy utilizando para basarme en los estudios es la ventana, porque es ese interfaz que modula la luz del sol, y las analizo y describo su situación".
En su dedicación al estudio y desde su perceptiva , subraya que "le digo muchas veces a los arqueólogos que están acostumbrado a analizar los espacios con los ojos, que empiecen a analizar los espacios arqueológicos por los oídos".