Martes, 23 de julio.
Prensa Agüimes
Hace trece años, el 22 de julio de 2011, Noruega vivió uno de los días más aciagos de su historia, su peor masacre desde la Segunda Guerra Mundial, con la muerte de setenta y siete personas a manos de un extremista defensor del nazismo, fascista y fanático ultraconservador, un asesino que en nombre de su patria y de su religión hizo explotar un coche bomba en el centro de Oslo y tiroteó hasta la muerte a sesenta y nueve adolescentes, jóvenes que acudían a un campamento de verano del Partido Laborista en la isla de Utoya.
En recuerdo de aquella barbarie que conmocionó al mundo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa instituyó el 22 de julio como el Día Europeo de las Víctimas de Crímenes de Odio, una jornada en la que la sociedad civil y las instituciones públicas unen sus esfuerzos para visibilizar los riesgos del extremismo político, religioso o ideológico.
Coincidiendo con esta fecha, el Ayuntamiento de Agüimes se suma a la campaña "La tolerancia apaga el odio", promovida en España por el Movimiento contra la Intolerancia, iluminando la desde anoche, y durante lo próximos días, la fachada de las oficinas municipales de color azul, el color escogido para expresar el compromiso cívico por la convivencia pacífica y contra cualquier forma de odio o de intolerancia.
Los crímenes o delitos de odio hacen referencia a toda acción criminal motivada por la intolerancia a que es, actúa o piensa diferente, una creciente realidad en un contexto de polarización extremista, con casos cada vez más notorios de xenofobia, racismo, disfobia, misoginia, sexismo, homofobia, transfobia, ultranacionalismo, fanatismo religioso o ideológico, así como otras expresiones de intolerancia, incluidas hacia el aspecto físico, la realidad genética, la salud mental, la lengua o el origen territorial de las perrsonas.
Estas expresiones de intolerancia, recuerda el manifiesto de la campaña "La tolerancia apaga el odio", quiebran los valores democráticos de concordia, inclusión, pluralidad y paz.
En lo que llevamos de siglo XXI, crímenes de odio como el de Oslo se han producido por todo el mundo, y basta recordar los casos de París, Madrid, Orlando, Barcelona, Christchurch (Nueva Zelanda), Búfalo (Estados Unidos), México y Nigeria para evidenciar que la intolerancia llevada a cabo por extremistas, violentos y totalitarios, basada en el rechazo hacia el diferente, es una realidad persistente.
Para encarar este problema, el Movimiento contra la Intolerancia pide la creación en España de una Ley Integral contra los Delitos de Odio y de Protección Universal de la Víctima con capacidad para intervenir con eficacia en todos los ámbitos de nuestro país, de forma que toda personas o grupo que sufra una infracción penal por motivo referente a cualquier manifestación, característica o circunstancia personal o social de sus condición humana sea protegiada por esta ley.
En recuerdo de aquella barbarie que conmocionó al mundo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa instituyó el 22 de julio como el Día Europeo de las Víctimas de Crímenes de Odio, una jornada en la que la sociedad civil y las instituciones públicas unen sus esfuerzos para visibilizar los riesgos del extremismo político, religioso o ideológico.
Coincidiendo con esta fecha, el Ayuntamiento de Agüimes se suma a la campaña "La tolerancia apaga el odio", promovida en España por el Movimiento contra la Intolerancia, iluminando la desde anoche, y durante lo próximos días, la fachada de las oficinas municipales de color azul, el color escogido para expresar el compromiso cívico por la convivencia pacífica y contra cualquier forma de odio o de intolerancia.
Los crímenes o delitos de odio hacen referencia a toda acción criminal motivada por la intolerancia a que es, actúa o piensa diferente, una creciente realidad en un contexto de polarización extremista, con casos cada vez más notorios de xenofobia, racismo, disfobia, misoginia, sexismo, homofobia, transfobia, ultranacionalismo, fanatismo religioso o ideológico, así como otras expresiones de intolerancia, incluidas hacia el aspecto físico, la realidad genética, la salud mental, la lengua o el origen territorial de las perrsonas.
Estas expresiones de intolerancia, recuerda el manifiesto de la campaña "La tolerancia apaga el odio", quiebran los valores democráticos de concordia, inclusión, pluralidad y paz.
En lo que llevamos de siglo XXI, crímenes de odio como el de Oslo se han producido por todo el mundo, y basta recordar los casos de París, Madrid, Orlando, Barcelona, Christchurch (Nueva Zelanda), Búfalo (Estados Unidos), México y Nigeria para evidenciar que la intolerancia llevada a cabo por extremistas, violentos y totalitarios, basada en el rechazo hacia el diferente, es una realidad persistente.
Para encarar este problema, el Movimiento contra la Intolerancia pide la creación en España de una Ley Integral contra los Delitos de Odio y de Protección Universal de la Víctima con capacidad para intervenir con eficacia en todos los ámbitos de nuestro país, de forma que toda personas o grupo que sufra una infracción penal por motivo referente a cualquier manifestación, característica o circunstancia personal o social de sus condición humana sea protegiada por esta ley.