Martes, 30 de julio.
Antonio Morales*
Para Antonio Gramsci, politico y filósofo italiano, el fútbol es «el reino de la lealtad humana ejercida al aire libre». Gran Canaria ha tenido a lo largo de los últimos ciento treinta años una relación especialmente estrecha y leal con un deporte que llega hasta aquí de la mano de la comunidad inglesa en 1894. Las primeras crónicas hablan de un partido en esa fecha entre el Gran Canary FC y una escuadra inglesa.
Más tarde, a principios del siglo XX, aparecen los clubes Gimnástico, Sporting Club, los Veintidós… hasta llegar al Marino, el Artesano, el Victoria o el Porteño... y a nuestra UD Las Palmas. Y detrás, siempre, instinto, cadencia, preciosismo, genialidad y nobleza. Y unos jugadores que han dejado una profunda huella en el fútbol español e internacional. Y una afición extraordinaria que se ha mantenido a lo largo de la historia contra viento y marea.
El haber sido designada Gran Canaria como sede para el Mundial 2030 es, por encima de todo, un reconocimiento a esa historia, a la memoria de nuestro fútbol, a la pasión y a la fidelidad que se le ha tenido, a nuestra singular identidad futbolística isleña.
La elección de Gran Canaria como una de las sedes del Mundial 2030 ni ha sido fácil ni fruto del azar. Es el resultado y la expresión de un trabajo de complicidad social, de rigor técnico y de consenso político. Es la candidatura unitaria de la sociedad grancanaria abrazada por todas las fuerzas políticas. Por todas las instituciones. Por el mundo del fútbol y su Federación Interinsular. Por las asociaciones empresariales y sindicales. Por la sociedad civil mayoritaria. Para que esto haya sido posible el Cabildo ha convocado, ha impulsado, ha dado protagonismo. Es un trabajo que exige liderazgo y constancia. Que necesita persistencia y planificación.
A estas alturas nadie duda del rigor técnico y de la solvencia profesional de la candidatura de Gran Canaria. Sabíamos que los competidores daban a nuestra isla por eliminada. La base del desprecio era la lejanía, la insularidad. Defender nuestras condiciones con firmeza, autoestima, con conocimiento, con modernidad, anulaba las desventajas. Y así lo hicimos. Y lo hemos combatido mostrando con un estudio riguroso todas las dimensiones que nos fortalecen: la capacidad alojativa, la oferta de conectividad, la seguridad, la sanidad, las infraestructuras y equipamientos públicos o la capacidad de organizar cosas.
Para alcanzar el éxito que refuerza la estima y la confianza, ha hecho falta tomar una serie de decisiones políticas que, ahora se confirma, estaban bien orientadas. La primera es participar con convicción en todo el proceso de la candidatura. Conseguir la unidad de criterio en el Gobierno del Cabildo y también la unanimidad con el resto de partidos políticos para poder proyectar una transformación ambiciosa. Y aprovechar la salud financiera de la institución para hacer la inversión necesaria que transformará de forma integral el Estadio de Gran Canaria, convirtiéndolo en un Coliseo no solo deportivo, sino también cultural y social.
Ser sede del Mundial 2030 no es un hecho aislado. Casi al mismo tiempo que veremos terminar el nuevo estadio seremos testigos de la finalización de las obras del Salto de Chira, una revolución energética sostenible, de la inauguración del gran Museo de Bellas Artes de Canarias, del nuevo Recinto Ferial de Gran Canaria, de más de mil quinientas plazas sociosanitarias al servicio de la ciudadanía, del nuevo plató virtual para el sector audiovisual, de la implantación de la eólica marina, del inicio de las obras del tren o del Parque Nacional de Guguy, que se sumará a la declaración de Patrimonio Mundial conseguida para el Paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas sagradas de Gran Canaria.
Estamos trabajando en un proceso transformador que cambiará la movilidad en la isla y la hará más sostenible. Estamos transformando la gestión de la energía y su producción, luchando para romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles y para mejorar la conservación de nuestros ecosistemas. Estamos trabajando en la seguridad hídrica de Gran Canaria, en alcanzar las mayores cotas de soberanía alimentaria, en el desarrollo de las economías azul y circular, en la igualdad, en la política de cuidados y la lucha contra la pobreza… Hay quién ve antagonismo entre la consecución de la sede del Mundial 2030 y lo que expongo, pero este hecho también servirá para mostrar nuestro proyecto de Ecoísla al mundo.
Curiosamente han aparecido en algún medio y en las redes minorías de guardianes de la pureza que enfrentan este logro a la situación de pobreza en la que viven muchas familias de la isla sin entender que esto supone también una enorme posibilidad de generar riqueza, redistribuirla y avanzar en la igualdad de oportunidades.
En el fondo están alimentados por las objeciones intelectuales que Eduardo Galeano plantea muy gráficamente. «Borges representa el desprecio al fútbol como pasión popular. ¿Cuál es la pasión del pueblo? Una cosa que se hace con los pies, porque el pueblo piensa con los pies. Esa sería la posición de la derecha. La de la izquierda es el rechazo del fútbol como instrumento de alienación. Como opio del pueblo, como diabólica invención del imperio británico para adormecer a los oprimidos del mundo. Entre esas dos posiciones hay muchos intelectuales y escritores que somos apasionados del fútbol». En realidad la mayoría social se identifica con Galeano.
Uno de los pilares fundamentales para la preparación de nuestra sede será la remodelación y ampliación del Estadio de Gran Canaria. Actualmente, hemos publicado la licitación del concurso del proyecto y la dirección de obra, con un presupuesto de más de 5.6 millones de euros. Este proyecto no solo busca cumplir con los requisitos de la FIFA para el Mundial, sino también convertir el estadio en un icono arquitectónico y un equipamiento cultural de primer nivel.
Junto al Gran Canaria Arena, el Estadio de Gran Canaria conformará una dupla de infraestructuras deportivas - alimentadas por energías limpias- sin mucha comparación en el Estado. Un equipamiento deportivo conjunto de primer orden. Hace diez años que se inauguró Gran Canaria Arena y las obras costaron noventa millones de euros, hoy nadie duda de que se trata de un equipamiento imprescindible para nuestra isla.
El estadio, que ya tiene 20 años, necesita una modernización integral para estar a la altura de un evento de tal magnitud. El objetivo es transformarlo en una infraestructura deportiva de última generación, aumentando su aforo a 40.000 espectadores y mejorando su funcionalidad y sostenibilidad.
El nuevo Estadio de Gran Canaria será mucho más que un recinto deportivo. Será un lugar de encuentro para la sociedad, un espacio multifuncional que podrá albergar eventos culturales, conciertos, ferias y otras actividades comunitarias. Se integrarán áreas para restauración, comercio y turismo, convirtiéndose en un motor económico y social para la isla. Este proyecto cuenta con el apoyo y la colaboración del Colegio de Arquitectos de Gran Canaria y se desarrollará mediante un concurso de proyectos en dos fases.
Queremos encontrar la propuesta más innovadora, estética y sostenible que se convierta en un símbolo de nuestra isla. Queremos un estadio que sea un orgullo para todos los grancanarios, un símbolo de nuestra capacidad para innovar y liderar.
La celebración del Mundial de Fútbol 2030 en Gran Canaria requerirá también mejoras en instalaciones deportivas de diferentes municipios y posibilitará otras infraestructuras y equipamientos que se quedarán aquí para siempre. Captaremos recursos económicos para hacerlo posible. Y al tiempo se crearán empleos y oportunidades de desarrollo económico.
Eduardo Galeano afirma que «el fútbol es el espejo del mundo». Ser sede del Mundial 2030 ayudará a seguir posicionando a Gran Canaria en el mapa global como una referencia de desarrollo sostenible, atrayendo la atención de millones de personas alrededor del mundo. Esto fortalecerá nuestras relaciones internacionales y abrirá nuevas oportunidades para colaboraciones y negocios, ya que nos ofrece una ventana impagable para dar a conocer las ventajas de Gran Canaria.
En conclusión, el Mundial 2030 es una oportunidad única para Gran Canaria. No solo impulsará nuestra economía y cohesión social, sino que también nos permitirá transformar nuestro estadio en un icono internacional. Es un proyecto ambicioso, pero con el apoyo y la unidad de todos los grancanarios, estoy seguro de que lograremos convertir este sueño en realidad.
Invito a toda la comunidad a unirse a este esfuerzo y a compartir el orgullo de ser parte de este momento histórico para nuestra isla. Juntos, haremos de Gran Canaria un referente mundial en deporte, cultura e innovación.
Más tarde, a principios del siglo XX, aparecen los clubes Gimnástico, Sporting Club, los Veintidós… hasta llegar al Marino, el Artesano, el Victoria o el Porteño... y a nuestra UD Las Palmas. Y detrás, siempre, instinto, cadencia, preciosismo, genialidad y nobleza. Y unos jugadores que han dejado una profunda huella en el fútbol español e internacional. Y una afición extraordinaria que se ha mantenido a lo largo de la historia contra viento y marea.
El haber sido designada Gran Canaria como sede para el Mundial 2030 es, por encima de todo, un reconocimiento a esa historia, a la memoria de nuestro fútbol, a la pasión y a la fidelidad que se le ha tenido, a nuestra singular identidad futbolística isleña.
La elección de Gran Canaria como una de las sedes del Mundial 2030 ni ha sido fácil ni fruto del azar. Es el resultado y la expresión de un trabajo de complicidad social, de rigor técnico y de consenso político. Es la candidatura unitaria de la sociedad grancanaria abrazada por todas las fuerzas políticas. Por todas las instituciones. Por el mundo del fútbol y su Federación Interinsular. Por las asociaciones empresariales y sindicales. Por la sociedad civil mayoritaria. Para que esto haya sido posible el Cabildo ha convocado, ha impulsado, ha dado protagonismo. Es un trabajo que exige liderazgo y constancia. Que necesita persistencia y planificación.
A estas alturas nadie duda del rigor técnico y de la solvencia profesional de la candidatura de Gran Canaria. Sabíamos que los competidores daban a nuestra isla por eliminada. La base del desprecio era la lejanía, la insularidad. Defender nuestras condiciones con firmeza, autoestima, con conocimiento, con modernidad, anulaba las desventajas. Y así lo hicimos. Y lo hemos combatido mostrando con un estudio riguroso todas las dimensiones que nos fortalecen: la capacidad alojativa, la oferta de conectividad, la seguridad, la sanidad, las infraestructuras y equipamientos públicos o la capacidad de organizar cosas.
Para alcanzar el éxito que refuerza la estima y la confianza, ha hecho falta tomar una serie de decisiones políticas que, ahora se confirma, estaban bien orientadas. La primera es participar con convicción en todo el proceso de la candidatura. Conseguir la unidad de criterio en el Gobierno del Cabildo y también la unanimidad con el resto de partidos políticos para poder proyectar una transformación ambiciosa. Y aprovechar la salud financiera de la institución para hacer la inversión necesaria que transformará de forma integral el Estadio de Gran Canaria, convirtiéndolo en un Coliseo no solo deportivo, sino también cultural y social.
Ser sede del Mundial 2030 no es un hecho aislado. Casi al mismo tiempo que veremos terminar el nuevo estadio seremos testigos de la finalización de las obras del Salto de Chira, una revolución energética sostenible, de la inauguración del gran Museo de Bellas Artes de Canarias, del nuevo Recinto Ferial de Gran Canaria, de más de mil quinientas plazas sociosanitarias al servicio de la ciudadanía, del nuevo plató virtual para el sector audiovisual, de la implantación de la eólica marina, del inicio de las obras del tren o del Parque Nacional de Guguy, que se sumará a la declaración de Patrimonio Mundial conseguida para el Paisaje cultural de Risco Caído y las Montañas sagradas de Gran Canaria.
Estamos trabajando en un proceso transformador que cambiará la movilidad en la isla y la hará más sostenible. Estamos transformando la gestión de la energía y su producción, luchando para romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles y para mejorar la conservación de nuestros ecosistemas. Estamos trabajando en la seguridad hídrica de Gran Canaria, en alcanzar las mayores cotas de soberanía alimentaria, en el desarrollo de las economías azul y circular, en la igualdad, en la política de cuidados y la lucha contra la pobreza… Hay quién ve antagonismo entre la consecución de la sede del Mundial 2030 y lo que expongo, pero este hecho también servirá para mostrar nuestro proyecto de Ecoísla al mundo.
Curiosamente han aparecido en algún medio y en las redes minorías de guardianes de la pureza que enfrentan este logro a la situación de pobreza en la que viven muchas familias de la isla sin entender que esto supone también una enorme posibilidad de generar riqueza, redistribuirla y avanzar en la igualdad de oportunidades.
En el fondo están alimentados por las objeciones intelectuales que Eduardo Galeano plantea muy gráficamente. «Borges representa el desprecio al fútbol como pasión popular. ¿Cuál es la pasión del pueblo? Una cosa que se hace con los pies, porque el pueblo piensa con los pies. Esa sería la posición de la derecha. La de la izquierda es el rechazo del fútbol como instrumento de alienación. Como opio del pueblo, como diabólica invención del imperio británico para adormecer a los oprimidos del mundo. Entre esas dos posiciones hay muchos intelectuales y escritores que somos apasionados del fútbol». En realidad la mayoría social se identifica con Galeano.
Uno de los pilares fundamentales para la preparación de nuestra sede será la remodelación y ampliación del Estadio de Gran Canaria. Actualmente, hemos publicado la licitación del concurso del proyecto y la dirección de obra, con un presupuesto de más de 5.6 millones de euros. Este proyecto no solo busca cumplir con los requisitos de la FIFA para el Mundial, sino también convertir el estadio en un icono arquitectónico y un equipamiento cultural de primer nivel.
Junto al Gran Canaria Arena, el Estadio de Gran Canaria conformará una dupla de infraestructuras deportivas - alimentadas por energías limpias- sin mucha comparación en el Estado. Un equipamiento deportivo conjunto de primer orden. Hace diez años que se inauguró Gran Canaria Arena y las obras costaron noventa millones de euros, hoy nadie duda de que se trata de un equipamiento imprescindible para nuestra isla.
El estadio, que ya tiene 20 años, necesita una modernización integral para estar a la altura de un evento de tal magnitud. El objetivo es transformarlo en una infraestructura deportiva de última generación, aumentando su aforo a 40.000 espectadores y mejorando su funcionalidad y sostenibilidad.
El nuevo Estadio de Gran Canaria será mucho más que un recinto deportivo. Será un lugar de encuentro para la sociedad, un espacio multifuncional que podrá albergar eventos culturales, conciertos, ferias y otras actividades comunitarias. Se integrarán áreas para restauración, comercio y turismo, convirtiéndose en un motor económico y social para la isla. Este proyecto cuenta con el apoyo y la colaboración del Colegio de Arquitectos de Gran Canaria y se desarrollará mediante un concurso de proyectos en dos fases.
Queremos encontrar la propuesta más innovadora, estética y sostenible que se convierta en un símbolo de nuestra isla. Queremos un estadio que sea un orgullo para todos los grancanarios, un símbolo de nuestra capacidad para innovar y liderar.
La celebración del Mundial de Fútbol 2030 en Gran Canaria requerirá también mejoras en instalaciones deportivas de diferentes municipios y posibilitará otras infraestructuras y equipamientos que se quedarán aquí para siempre. Captaremos recursos económicos para hacerlo posible. Y al tiempo se crearán empleos y oportunidades de desarrollo económico.
Eduardo Galeano afirma que «el fútbol es el espejo del mundo». Ser sede del Mundial 2030 ayudará a seguir posicionando a Gran Canaria en el mapa global como una referencia de desarrollo sostenible, atrayendo la atención de millones de personas alrededor del mundo. Esto fortalecerá nuestras relaciones internacionales y abrirá nuevas oportunidades para colaboraciones y negocios, ya que nos ofrece una ventana impagable para dar a conocer las ventajas de Gran Canaria.
En conclusión, el Mundial 2030 es una oportunidad única para Gran Canaria. No solo impulsará nuestra economía y cohesión social, sino que también nos permitirá transformar nuestro estadio en un icono internacional. Es un proyecto ambicioso, pero con el apoyo y la unidad de todos los grancanarios, estoy seguro de que lograremos convertir este sueño en realidad.
Invito a toda la comunidad a unirse a este esfuerzo y a compartir el orgullo de ser parte de este momento histórico para nuestra isla. Juntos, haremos de Gran Canaria un referente mundial en deporte, cultura e innovación.
*Antonio Morales es Presidente del Cabildo de Gran Canaria. (www.antoniomoralesgc.com)