Jueves, 28 de noviembre.
Fernando T. Romero*
Hasta la incorporación de los médicos titulados, la sanidad en Agüimes era ejercida por los denominados “barberos vicecirujanos”, que aplicaban una medicina acientífica basada en remedios naturales (publicación del 25 de enero del presente año).
No obstante, la preocupación por disponer de un médico titulado consta desde el último lustro del siglo XIX. El 11 de agosto de 1895, en respuesta a un oficio del Gobernador Civil, la Corporación de Agüimes le comunicaba que “debido a las muchas cargas que pesan sobre este Municipio, no es posible proveer la plaza, hallándose el vecindario medianamente atendido sin mayor sacrificio, porque un médico residente en la ciudad de Telde viene con bastante frecuencia”.
Pero el Gobierno Civil insistía en la necesidad de la contratación de un médico. Y en septiembre de ese mismo año (1895), el Ayuntamiento del Ingenio, en respuesta también a un oficio del Gobernador, le comunicaba también que no podía sostener a un médico por sí solo, pero que había decidido que una comisión de tres concejales y el alcalde se reuniera con el Ayuntamiento de Agüimes para tratar de mantener a un médico entre los dos pueblos.
Ante esta situación, el Gobernador Civil persistía en cumplir el Reglamento de la Beneficencia de 14 de junio de 1891, relativo a proveer la plaza de médico titular. Y, mediante oficio, asumiendo el acuerdo del Ayuntamiento del Ingenio, respondía al de Agüimes que, “si por sí solo no podía solventar el gasto que suponía la creación de dicha plaza, que se asociara con el Ayuntamiento del vecino pueblo del Ingenio”. De esta manera, el 10 de noviembre de 1895, la Corporación agüimense decidía por unanimidad nombrar una comisión compuesta por el alcalde Gregorio Rodríguez de León y el concejal síndico Luis Artiles Castro, para reunirse con la comisión al efecto, nombrada por el pueblo vecino.
Por fin, en 1896 se contrató por 200 duros anuales (=1.000 ptas.) al médico Pascual Richart López, quien atendió a los dos pueblos hasta el 9 de junio de 1907 en que se ausentó. Se iniciaba, así, la transición sanitaria de los remedios naturales, propia de los “barberos vicecirujanos”, hacia la sanidad científica de los médicos titulados. Durante los dos años siguientes continuaron ejerciendo en Agüimes su labor tradicional los barberos vicecirujanos.
Luego, desde 1909 a 1912, fue nombrado el médico José Alemany Alemany. Posteriormente, en 1913, Agüimes contrató al médico ingeniense Manuel Espino Navarro, quien ejerció hasta 1916. Estos tres médicos residían en Ingenio y se desplazaban todos los días a Agüimes durante unas horas para atender a los enfermos de la Villa.
Y ya en diciembre de 1916, el Ayuntamiento de Agüimes publicó en el Boletín Oficial la provisión de una plaza de médico titular con un sueldo anual de 1.500 ptas. Y el 7 de enero de 1917, esta plaza se le asignó a Cristóbal Gómez Ruano, primer médico titular de Agüimes.
El 3 de junio de 1917, la Junta Municipal de Sanidad estaba formada por el propio médico titular Cristóbal Gómez Ruano y, como adjuntos, se encontraban los barberos vicecirujanos Juan Manuel Hernández Hernández y Francisco Hernández Tarajano.
Este primer médico titular era natural de la Villa e hijo de Cristóbal Gómez Suárez, quien había sido alcalde de Agüimes cuando se produjo el voraz incendio de la ermita de las Nieves y del conjunto conventual de Santo Domingo (1887). Por insinuación o sugerencia de su padre, con alguna frecuencia, este médico desistía del cobro de sus honorarios. Sin embargo, pronto renunciaría al cargo. Y en 1920, se marchó a ejercer en Barcelona, donde había estudiado medicina.
Ante la ausencia de facultativos, el alcalde accidental Bernardo Cazorla Alemán, en febrero de 1922, contrataba al mencionado médico Manuel Espino Navarro, aunque sólo para el reconocimiento de los mozos de reemplazo. La sanidad en Agüimes volvía a ser atendida durante algunos años (de 1920 hasta 1927), por los mencionados barberos vicecirujanos Juan Manuel Hernández Hernández y Francisco Hernández Tarajano (”Maestro Pancho”).
Posteriormente, en 1927, Vicente Boada González fue designado nuevo médico titular de Agüimes, quien había estudiado en Madrid, donde había sido alumno del profesor Juan Negrín López, quien llegaría a ser Presidente del Gobierno de la Segunda República. Residía en Ingenio, desde donde se trasladaba todos los días a Agüimes. Terminaba, así, definitivamente la etapa histórica de los barberos vicecirujanos y de la medicina acientífica en el municipio.
Pero con los cambios políticos y de régimen a nivel nacional, el 16 de agosto de 1931, la Corporación Municipal republicana presidida por el alcalde Juan Rodríguez Melián, destituyó al médico Sr. Boada por no residir en Agüimes. Fue sustituido, de nuevo e interinamente, por Manuel Espino Navarro. Y el 31 de mayo de 1933, se incorporaba como médico titular Francisco Retana Bonillo, tras superar una oposición juzgada por un Tribunal nombrado por el Ministerio de la Gobernación. Mientras tanto, el médico titular cesado, el Sr. Boada González, entablaba un litigio judicial contra el Ayuntamiento de Agüimes por su destitución.
Continuando con el ciclo histórico de los acontecimientos referidos a la sanidad, en 1933 llegaba a Agüimes el primer farmacéutico (boticario), Juan Maldonado, quien fue sustituido en 1935 por Miguel Álvarez Cienfuegos y Cobos, esposo de la maestra Carmen Uriarte. También en ese mismo año (1933) llegó a Agüimes el primer veterinario del Sur, Emilio Barón Benedico. Resulta evidente que el conjunto del servicio sanitario de Agüimes mejoró mucho durante la II República.
Pero esa dicha duró poco, ya que los tres, es decir, el médico titular, el farmacéutico y el veterinario, junto con el alcalde, varios maestros, empleados, trabajadores y vecinos de la Villa y de Temisas fueron represaliados en 1936 por sus ideas democráticas y republicanas.
Al producirse el golpe de Estado fascista de julio de 1936, nos fijamos especialmente en el médico Sr. Retana Bonillo, que, junto con otros vecinos, fue detenido y conducido al Campo de Concentración de Gando. En su caso, se le acusaba de ser un “individuo subversivo y peligroso”. Fue inhabilitado el 15 de diciembre de 1936 y, finalmente, el 10 de febrero de 1939 fue rehabilitado. Pero la Corporación Municipal de Agüimes, por propia convicción y por hacer méritos ante las nuevas autoridades franquistas, haciendo gala de un odio inaudito y deleznable, rechazó cualquier posibilidad de que el Sr. Retana volviera a ejercer en la Villa. Y nunca más volvió.
Mientras tanto, el médico cesado por la Corporación republicana, Vicente Boada González, se incorporaba a Agüimes como médico titular desde el 1 de noviembre de 1936, permaneciendo algunos años hasta que, finalmente, regresó a su pueblo.
Posteriormente, llegaría a Agüimes, otros médicos, entre los que destacamos a Antonio Monroy Pérez y, también, a José Luño Osacar. Este último estrenó residencia y consulta en el edificio de la Villa conocido como Casa del Médico. Ambos fueron nombrados por la Corporación Municipal “Hijos Adoptivos” de Agüimes en 1950 y en 1982, respectivamente. Finalmente, añadir que el actual Centro de Salud de Agüimes terminó de construirse en 1986.
En otro orden de cosas, sólo añadir que médicos naturales de Agüimes en aquellos años (finales del siglo XIX y primeros del S. XX) fueron Vicente Ruano y Urquía y José Melián Rodríguez. El primero ejerció como médico de la Beneficencia en Telde y más tarde ejercería en Las Palmas. Y el segundo, José Melián Rodríguez, ejerció siempre en la ciudad de Telde.
Obviamente, los médicos naturales de Agüimes pertenecían a familias influyentes y con alto poder adquisitivo. Eran las únicas que, entonces, podían dar estudios a sus hijos. Por tanto, los primeros tres médicos agüimenses fueron: Vicente Ruano Urquía, José Melián Rodríguez y Cristóbal Gómez Ruano (este último, como hemos visto, fue el primer médico titular de la Villa).
No obstante, la preocupación por disponer de un médico titulado consta desde el último lustro del siglo XIX. El 11 de agosto de 1895, en respuesta a un oficio del Gobernador Civil, la Corporación de Agüimes le comunicaba que “debido a las muchas cargas que pesan sobre este Municipio, no es posible proveer la plaza, hallándose el vecindario medianamente atendido sin mayor sacrificio, porque un médico residente en la ciudad de Telde viene con bastante frecuencia”.
Pero el Gobierno Civil insistía en la necesidad de la contratación de un médico. Y en septiembre de ese mismo año (1895), el Ayuntamiento del Ingenio, en respuesta también a un oficio del Gobernador, le comunicaba también que no podía sostener a un médico por sí solo, pero que había decidido que una comisión de tres concejales y el alcalde se reuniera con el Ayuntamiento de Agüimes para tratar de mantener a un médico entre los dos pueblos.
Ante esta situación, el Gobernador Civil persistía en cumplir el Reglamento de la Beneficencia de 14 de junio de 1891, relativo a proveer la plaza de médico titular. Y, mediante oficio, asumiendo el acuerdo del Ayuntamiento del Ingenio, respondía al de Agüimes que, “si por sí solo no podía solventar el gasto que suponía la creación de dicha plaza, que se asociara con el Ayuntamiento del vecino pueblo del Ingenio”. De esta manera, el 10 de noviembre de 1895, la Corporación agüimense decidía por unanimidad nombrar una comisión compuesta por el alcalde Gregorio Rodríguez de León y el concejal síndico Luis Artiles Castro, para reunirse con la comisión al efecto, nombrada por el pueblo vecino.
Por fin, en 1896 se contrató por 200 duros anuales (=1.000 ptas.) al médico Pascual Richart López, quien atendió a los dos pueblos hasta el 9 de junio de 1907 en que se ausentó. Se iniciaba, así, la transición sanitaria de los remedios naturales, propia de los “barberos vicecirujanos”, hacia la sanidad científica de los médicos titulados. Durante los dos años siguientes continuaron ejerciendo en Agüimes su labor tradicional los barberos vicecirujanos.
Luego, desde 1909 a 1912, fue nombrado el médico José Alemany Alemany. Posteriormente, en 1913, Agüimes contrató al médico ingeniense Manuel Espino Navarro, quien ejerció hasta 1916. Estos tres médicos residían en Ingenio y se desplazaban todos los días a Agüimes durante unas horas para atender a los enfermos de la Villa.
Y ya en diciembre de 1916, el Ayuntamiento de Agüimes publicó en el Boletín Oficial la provisión de una plaza de médico titular con un sueldo anual de 1.500 ptas. Y el 7 de enero de 1917, esta plaza se le asignó a Cristóbal Gómez Ruano, primer médico titular de Agüimes.
El 3 de junio de 1917, la Junta Municipal de Sanidad estaba formada por el propio médico titular Cristóbal Gómez Ruano y, como adjuntos, se encontraban los barberos vicecirujanos Juan Manuel Hernández Hernández y Francisco Hernández Tarajano.
Este primer médico titular era natural de la Villa e hijo de Cristóbal Gómez Suárez, quien había sido alcalde de Agüimes cuando se produjo el voraz incendio de la ermita de las Nieves y del conjunto conventual de Santo Domingo (1887). Por insinuación o sugerencia de su padre, con alguna frecuencia, este médico desistía del cobro de sus honorarios. Sin embargo, pronto renunciaría al cargo. Y en 1920, se marchó a ejercer en Barcelona, donde había estudiado medicina.
Ante la ausencia de facultativos, el alcalde accidental Bernardo Cazorla Alemán, en febrero de 1922, contrataba al mencionado médico Manuel Espino Navarro, aunque sólo para el reconocimiento de los mozos de reemplazo. La sanidad en Agüimes volvía a ser atendida durante algunos años (de 1920 hasta 1927), por los mencionados barberos vicecirujanos Juan Manuel Hernández Hernández y Francisco Hernández Tarajano (”Maestro Pancho”).
Posteriormente, en 1927, Vicente Boada González fue designado nuevo médico titular de Agüimes, quien había estudiado en Madrid, donde había sido alumno del profesor Juan Negrín López, quien llegaría a ser Presidente del Gobierno de la Segunda República. Residía en Ingenio, desde donde se trasladaba todos los días a Agüimes. Terminaba, así, definitivamente la etapa histórica de los barberos vicecirujanos y de la medicina acientífica en el municipio.
Pero con los cambios políticos y de régimen a nivel nacional, el 16 de agosto de 1931, la Corporación Municipal republicana presidida por el alcalde Juan Rodríguez Melián, destituyó al médico Sr. Boada por no residir en Agüimes. Fue sustituido, de nuevo e interinamente, por Manuel Espino Navarro. Y el 31 de mayo de 1933, se incorporaba como médico titular Francisco Retana Bonillo, tras superar una oposición juzgada por un Tribunal nombrado por el Ministerio de la Gobernación. Mientras tanto, el médico titular cesado, el Sr. Boada González, entablaba un litigio judicial contra el Ayuntamiento de Agüimes por su destitución.
Continuando con el ciclo histórico de los acontecimientos referidos a la sanidad, en 1933 llegaba a Agüimes el primer farmacéutico (boticario), Juan Maldonado, quien fue sustituido en 1935 por Miguel Álvarez Cienfuegos y Cobos, esposo de la maestra Carmen Uriarte. También en ese mismo año (1933) llegó a Agüimes el primer veterinario del Sur, Emilio Barón Benedico. Resulta evidente que el conjunto del servicio sanitario de Agüimes mejoró mucho durante la II República.
Pero esa dicha duró poco, ya que los tres, es decir, el médico titular, el farmacéutico y el veterinario, junto con el alcalde, varios maestros, empleados, trabajadores y vecinos de la Villa y de Temisas fueron represaliados en 1936 por sus ideas democráticas y republicanas.
Al producirse el golpe de Estado fascista de julio de 1936, nos fijamos especialmente en el médico Sr. Retana Bonillo, que, junto con otros vecinos, fue detenido y conducido al Campo de Concentración de Gando. En su caso, se le acusaba de ser un “individuo subversivo y peligroso”. Fue inhabilitado el 15 de diciembre de 1936 y, finalmente, el 10 de febrero de 1939 fue rehabilitado. Pero la Corporación Municipal de Agüimes, por propia convicción y por hacer méritos ante las nuevas autoridades franquistas, haciendo gala de un odio inaudito y deleznable, rechazó cualquier posibilidad de que el Sr. Retana volviera a ejercer en la Villa. Y nunca más volvió.
Mientras tanto, el médico cesado por la Corporación republicana, Vicente Boada González, se incorporaba a Agüimes como médico titular desde el 1 de noviembre de 1936, permaneciendo algunos años hasta que, finalmente, regresó a su pueblo.
Posteriormente, llegaría a Agüimes, otros médicos, entre los que destacamos a Antonio Monroy Pérez y, también, a José Luño Osacar. Este último estrenó residencia y consulta en el edificio de la Villa conocido como Casa del Médico. Ambos fueron nombrados por la Corporación Municipal “Hijos Adoptivos” de Agüimes en 1950 y en 1982, respectivamente. Finalmente, añadir que el actual Centro de Salud de Agüimes terminó de construirse en 1986.
En otro orden de cosas, sólo añadir que médicos naturales de Agüimes en aquellos años (finales del siglo XIX y primeros del S. XX) fueron Vicente Ruano y Urquía y José Melián Rodríguez. El primero ejerció como médico de la Beneficencia en Telde y más tarde ejercería en Las Palmas. Y el segundo, José Melián Rodríguez, ejerció siempre en la ciudad de Telde.
Obviamente, los médicos naturales de Agüimes pertenecían a familias influyentes y con alto poder adquisitivo. Eran las únicas que, entonces, podían dar estudios a sus hijos. Por tanto, los primeros tres médicos agüimenses fueron: Vicente Ruano Urquía, José Melián Rodríguez y Cristóbal Gómez Ruano (este último, como hemos visto, fue el primer médico titular de la Villa).
*Fernando T. Romero es Cronista Oficial de Agüimes.