Sábado, 4 de enero.
La Provincia
Ana Rosa Cruz, vecina del Cruce de Arinaga, acabó de escribir recientemente su primer libro, "Tú me enseñaste a vivir", una obra que comenzó hace casi once años, tras el fallecimiento de su hijo Ceferino Pérez, a quien se le diagnosticó un cáncer de los denominado raro.
La autora asegura que es "un homenaje a su hijo y que quería contar la vida de ese ser que tanto me enseñó en su corto paso por esta vida, transmitir la alegría que nunca perdió, y le haría un feo si no lo hiciera así".
No es un libro al uso, ni es triste, sino todo lo contrario, porque relata trazos de vida que Ana Rosa Cruz recopiló durante los cuatro años que duró el proceso desde que le detectaron su enfermedad a los 25 años, escribiendo a mano en su inseparable libreta en los pasillos del hospital, recordando anécdotas de la infancia y vivencias, todas alegres, "porque nunca puso mala cara a nada", asegura.
Lo plasmó por escrito mientras su hijo se sometía a las sesiones de quimioterapia y la esencia es ahora "reflejar y contagiar a los que puedan pasar por este proceso de vida, su valentía en la vida" y transmitir, por ejemplo, la última sonrisa que le ofreció en el mismo momento de irse.
Ceferino Pérez, durante este proceso, fundó la Asociación Ante la Adversidad una Sonrisa (AAAS) e iba por distintos centros de la isla para dar a conocer su idea, por la sede de la UD Las Palmas, de la que era abonado, y por el Hospital Materno Infantil, donde regalaba narices rojas de payaso a los niños-as enfermos de cáncer para hacerlos reír, aunque nunca confesó que él estaba también ingresado a pocos metros, en el Insular, sometiéndose a sesiones de quimio que no frenaron su fallecimiento.
Ana Rosa Cruz, que espera poder presentar el libro en algún espacio de nuestro municipio, tiene claro que "en la vida cada persona viene a cumplir un cometido, y mi hijo lo hizo a través de la alegría, la bondad, la sonrisa y el regalo de buenos momentos a todas las personas", algo que hizo desde niño, cuando no había mutado un gen heredado que le ocasionó el cáncer, feocromatoma, que afecta a las glándulas suprarrenales.
La vecina del Cruce de Arinaga, que manifiesta que cuando Cefe se fue se preguntó que iba a hacer con todo aquello que tenía escrito, tardó diez años en procesar y ordenar sus apuntes e, incluso, reviir las situaciones más adversas, pero se dijo que "tengo que sacarlo en homenaje" y lo ha hecho como su hijo quería.
El libro "Tú me enseñaste a vivir", de doscientas páginas, está ilustrado con fotografías de su hijo desde niño que guarda en un álbum y que ahora hace públicas gracias a la colaboración altruista de Editorial Bilenio.
La autora asegura que es "un homenaje a su hijo y que quería contar la vida de ese ser que tanto me enseñó en su corto paso por esta vida, transmitir la alegría que nunca perdió, y le haría un feo si no lo hiciera así".
No es un libro al uso, ni es triste, sino todo lo contrario, porque relata trazos de vida que Ana Rosa Cruz recopiló durante los cuatro años que duró el proceso desde que le detectaron su enfermedad a los 25 años, escribiendo a mano en su inseparable libreta en los pasillos del hospital, recordando anécdotas de la infancia y vivencias, todas alegres, "porque nunca puso mala cara a nada", asegura.
Lo plasmó por escrito mientras su hijo se sometía a las sesiones de quimioterapia y la esencia es ahora "reflejar y contagiar a los que puedan pasar por este proceso de vida, su valentía en la vida" y transmitir, por ejemplo, la última sonrisa que le ofreció en el mismo momento de irse.
Ceferino Pérez, durante este proceso, fundó la Asociación Ante la Adversidad una Sonrisa (AAAS) e iba por distintos centros de la isla para dar a conocer su idea, por la sede de la UD Las Palmas, de la que era abonado, y por el Hospital Materno Infantil, donde regalaba narices rojas de payaso a los niños-as enfermos de cáncer para hacerlos reír, aunque nunca confesó que él estaba también ingresado a pocos metros, en el Insular, sometiéndose a sesiones de quimio que no frenaron su fallecimiento.
Ana Rosa Cruz, que espera poder presentar el libro en algún espacio de nuestro municipio, tiene claro que "en la vida cada persona viene a cumplir un cometido, y mi hijo lo hizo a través de la alegría, la bondad, la sonrisa y el regalo de buenos momentos a todas las personas", algo que hizo desde niño, cuando no había mutado un gen heredado que le ocasionó el cáncer, feocromatoma, que afecta a las glándulas suprarrenales.
La vecina del Cruce de Arinaga, que manifiesta que cuando Cefe se fue se preguntó que iba a hacer con todo aquello que tenía escrito, tardó diez años en procesar y ordenar sus apuntes e, incluso, reviir las situaciones más adversas, pero se dijo que "tengo que sacarlo en homenaje" y lo ha hecho como su hijo quería.
El libro "Tú me enseñaste a vivir", de doscientas páginas, está ilustrado con fotografías de su hijo desde niño que guarda en un álbum y que ahora hace públicas gracias a la colaboración altruista de Editorial Bilenio.