Miércoles, 15 de enero.
Redacción
El Arciprestazgo del Sureste de Gran Canaria recibió este lunes la visita de los obispos de las diócesis de Salto y Canelones, en Uruguay, los monseñores Arturo Fajardo y Heriberto Bodeant, respectivamente, que celebraron una solemne Eucaristía en honor al beato canario-uruguayo, Monseñor Jacinto Vera, en la Iglesia de San José Obrero del Cruce de Arinaga.
La celebración contó con la presencia de diversas autoridades del Consulado General de Uruguay en Canarias y del Ayuntamiento de Agüimes, así como miembros de la Asociación de Uruguayos en Gran Canaria y de la comunidad parroquial del sureste.
El Arciprestazgo del Sureste informa en su página de Facebook que "en este Año Santo Jubilar 2025, que se celebra bajo el lema 'Peregrinos de la Esperanza', la visita de los obispos uruguayos a Gran Canaria y Lanzarote, que finalizó ayer, nos recuerda que juntos, como Iglesia Universal, somo más fuertes en la fe y el amor".
Asimismo, apunta que "confiamos que el Beato Jacinto Vera, ejemplo de pastor entregado y de esperanza viva, siga intercediendo por nosotros y por toda la Iglesia, y que pronto se elevado al altar de los santos".
Jacinto Vera, el primer Obispo de Montevideo, beatificado por el Papa Francisco del 6 de mayo de 2023, nació en el barco que trasladaba a su familia, natural de la localidad lanzaroteña de Tinajo, a Uruguay, y fue bautizado durante una escala en Nossa Senhora do desterro, hoy Florianopolis, en la isla brasileña de Santa Catarina, donde permanecieron un tiempo antes de continuar el viaje.
En 1832 sintió la vocación sacerdotal y estudió con los Jesuitas en Buenos Aires (Argentina), destacando por su inteligencia, virtud, religiosidad, así como por la atracción que ejercía su personalidad despierta, aguda y alegre.
Ordenado sacerdote en 1841, ofició su primera misa en la Iglesia de las Catalinas de Buenos Aires y regresó a Uruguay como cura de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones.
En 1859, tras asumir el cargo de Vicario Apostólico de Uruguay, sufrió un intento de desacreditación por parte de la prensa anticatólica a raíz de un problema interno en un hospicio de frailes franciscanos.
Jacinto Vera estuvo presente en el XIX Centenario del Martirio de San Pedro, recorrió Italia, Francia, España y Portugal y participó en el Concilio Vaticano I.
Además, impulsó y apoyó ampliamente el regreso de los jesuitas a Uruguay, propició la presencia de los salesianos en el país y mantuvo correspondencia epistolar con San Juan Bosco.
En 1878 fue proclamado primer Obispo de Montevideo y bendijo la primera piedra del Seminario Conciliar de la capital uruguaya, encomendado a la Compañía de Jesús, y que recibió sus primeros alumnos en 1880, una institución que continuó posteriormente como Colegio del Sagrado Corazón y como Seminario Interdiocesano Cristo Rey.
Jacinto Vera falleció durante una misión en Pan de Azúcar, ciudad uruguaya del departamento de Maldonado, y sus funerales fueron la manifestación más grande de la época, llevándose a cabo por suscripción popular un monumento funerario en la Catedral de Montevideo.
Es considerado el padre de la Iglesia en Uruguay, primer obispo, fundador del clero nacional, organizador del laicado y de la prensa católica, y propició la llegada de congregaciones religiosas masculinas y femeninas y fomentó la enseñanza católica.
La Positio, o alegato de la causa, realizada por Monseñor Alberto Sanguinetti, fue aceptada por la Congregación para las Causas de los Santos y se ah reconocido su valor histórico.
Tras un largo estudio de las virtudes heroicas, Jacinto Vera fue proclamado Venerable por el Papa Francisco en 2015, que reconoció también dos años más tarde un milagro atribuido a Jacinto Vera, lo que confirma su beatificación, celebrada en 2023 en el Estadio Centenario de Montevideo en una celebración presidida por el legado del papa, el Cardenal Paulo Cezar Costa, y retransmitida a todo el mundo por ICMtv, el canal de la arquidiócesis de Montevideo.
La celebración contó con la presencia de diversas autoridades del Consulado General de Uruguay en Canarias y del Ayuntamiento de Agüimes, así como miembros de la Asociación de Uruguayos en Gran Canaria y de la comunidad parroquial del sureste.
El Arciprestazgo del Sureste informa en su página de Facebook que "en este Año Santo Jubilar 2025, que se celebra bajo el lema 'Peregrinos de la Esperanza', la visita de los obispos uruguayos a Gran Canaria y Lanzarote, que finalizó ayer, nos recuerda que juntos, como Iglesia Universal, somo más fuertes en la fe y el amor".
Asimismo, apunta que "confiamos que el Beato Jacinto Vera, ejemplo de pastor entregado y de esperanza viva, siga intercediendo por nosotros y por toda la Iglesia, y que pronto se elevado al altar de los santos".
Jacinto Vera, el primer Obispo de Montevideo, beatificado por el Papa Francisco del 6 de mayo de 2023, nació en el barco que trasladaba a su familia, natural de la localidad lanzaroteña de Tinajo, a Uruguay, y fue bautizado durante una escala en Nossa Senhora do desterro, hoy Florianopolis, en la isla brasileña de Santa Catarina, donde permanecieron un tiempo antes de continuar el viaje.
En 1832 sintió la vocación sacerdotal y estudió con los Jesuitas en Buenos Aires (Argentina), destacando por su inteligencia, virtud, religiosidad, así como por la atracción que ejercía su personalidad despierta, aguda y alegre.
Ordenado sacerdote en 1841, ofició su primera misa en la Iglesia de las Catalinas de Buenos Aires y regresó a Uruguay como cura de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Canelones.
En 1859, tras asumir el cargo de Vicario Apostólico de Uruguay, sufrió un intento de desacreditación por parte de la prensa anticatólica a raíz de un problema interno en un hospicio de frailes franciscanos.
Jacinto Vera estuvo presente en el XIX Centenario del Martirio de San Pedro, recorrió Italia, Francia, España y Portugal y participó en el Concilio Vaticano I.
Además, impulsó y apoyó ampliamente el regreso de los jesuitas a Uruguay, propició la presencia de los salesianos en el país y mantuvo correspondencia epistolar con San Juan Bosco.
En 1878 fue proclamado primer Obispo de Montevideo y bendijo la primera piedra del Seminario Conciliar de la capital uruguaya, encomendado a la Compañía de Jesús, y que recibió sus primeros alumnos en 1880, una institución que continuó posteriormente como Colegio del Sagrado Corazón y como Seminario Interdiocesano Cristo Rey.
Jacinto Vera falleció durante una misión en Pan de Azúcar, ciudad uruguaya del departamento de Maldonado, y sus funerales fueron la manifestación más grande de la época, llevándose a cabo por suscripción popular un monumento funerario en la Catedral de Montevideo.
Es considerado el padre de la Iglesia en Uruguay, primer obispo, fundador del clero nacional, organizador del laicado y de la prensa católica, y propició la llegada de congregaciones religiosas masculinas y femeninas y fomentó la enseñanza católica.
La Positio, o alegato de la causa, realizada por Monseñor Alberto Sanguinetti, fue aceptada por la Congregación para las Causas de los Santos y se ah reconocido su valor histórico.
Tras un largo estudio de las virtudes heroicas, Jacinto Vera fue proclamado Venerable por el Papa Francisco en 2015, que reconoció también dos años más tarde un milagro atribuido a Jacinto Vera, lo que confirma su beatificación, celebrada en 2023 en el Estadio Centenario de Montevideo en una celebración presidida por el legado del papa, el Cardenal Paulo Cezar Costa, y retransmitida a todo el mundo por ICMtv, el canal de la arquidiócesis de Montevideo.