El juez titular del Juzgado de Instrucción número dos de Telde ha ordenado a J.J.B.G. a desalojar su vivienda de la Playa de Arinaga y a cumplir una orden de alejamiento sobre sus vecinos, quienes se vieron obligados a huir del edificio por las continuas amenazas y agresiones del joven de 29 años.
Tras "más de un año de sufrimiento", Luis García Quintana, Presidente de la Comunidad, se ha mostrado "contento y feliz de que por fin podamos todos volver a nuestros hogares". García Quintana permaneció durante una semana en las puertas de los Juzgados de Telde con el fin de generar presión para que se resolviera el caso. Ahora, este vecino de la Playa de Arinaga podrá volver a su hogar junto con otros ocho, que se han visto en la situación de abandonar su casa e irse a vivir de alquiler.
De momento, J.J.B.G. no podrá acercarse a menos de 200 metros de las víctimas o a su domicilio, ni al propio edificio, debiendo por tanto abstenerse en lo sucesivo de vivir en su casa, así como la prohibición de comunicarse de modo alguno con las víctimas, según dictó el Juez en la sentencia, a expensas de ser juzgados por lo penal por los delitos de agresión.
Los vecinos del edificio de la calle García Toledo podrán volver a realizar una vida normal, "aunque siempre te queda el miedo por si se le ocurriera hacer algo", confesó una de las vecinas. Sin embargo, añade, "no puedo negar que estoy feliz de poder volver a mi casa después de varios meses viviendo de alquiler y sin poder permitírmilo", sentenció la afectada.
Tras "más de un año de sufrimiento", Luis García Quintana, Presidente de la Comunidad, se ha mostrado "contento y feliz de que por fin podamos todos volver a nuestros hogares". García Quintana permaneció durante una semana en las puertas de los Juzgados de Telde con el fin de generar presión para que se resolviera el caso. Ahora, este vecino de la Playa de Arinaga podrá volver a su hogar junto con otros ocho, que se han visto en la situación de abandonar su casa e irse a vivir de alquiler.
De momento, J.J.B.G. no podrá acercarse a menos de 200 metros de las víctimas o a su domicilio, ni al propio edificio, debiendo por tanto abstenerse en lo sucesivo de vivir en su casa, así como la prohibición de comunicarse de modo alguno con las víctimas, según dictó el Juez en la sentencia, a expensas de ser juzgados por lo penal por los delitos de agresión.
Los vecinos del edificio de la calle García Toledo podrán volver a realizar una vida normal, "aunque siempre te queda el miedo por si se le ocurriera hacer algo", confesó una de las vecinas. Sin embargo, añade, "no puedo negar que estoy feliz de poder volver a mi casa después de varios meses viviendo de alquiler y sin poder permitírmilo", sentenció la afectada.