"El corte se quedó a un centímetro de la yugular. Un milagro y la acción de una de sus amigas, que le taponó la herida con una camisa para tratar de parar la hemorragia, le salvaron la vida". Heriberto Socorro, el padre del joven de 21 años agredido con una botella de vidrio en la madrugada del domingo en el centro comercial Cita de Playa del Inglés, reconoce que su hijo ha tenido mucha suerte, pero deja claro que luchará para que se haga justicia contra el agresor.
Heriberto Socorro, vecino de la Playa de Arinaga, aguardó ayer estoicamente la declaración de los testigos aportados por su hijo en la Fiscalía de Menores, mientras su mujer acompañaba al joven en el hospital San Roque, de Meloneras, donde era sometido a una nueva intervención quirúrgica. "Papá, lo siento mucho, pero no pude hacer nada para defenderme. Eran muchos contra mí", fueron las primeras palabras que Joshua pronunció a su padre desde la cama hospitalaria. "Tranquilo, hijo. Lo importante es que has salvado la vida".
Heriberto Socorro fue un ejemplo de prudencia y serenidad, aunque insistió en que "agotaré todas las vías legales para que quien agredió a mi hijo sea castigado. No hay derecho, porque yo he criado, tanto a mi hijo como a mi hija, para que respeten al prójimo y han estado a punto de matarlo. Los médicos nos dijeron que el corte se quedó a un centímetro de la yugular. Un milagro y la acción de una de sus amigas, que le taponó la herida con una camisa para tratar de parar la hemorragia, le salvaron la vida". El padre de la víctima está convencido de que la excelente condición física de su hijo fue otro factor que le salvó su vida. Dice que en la primera intervención quirúrgica hubo que reconstruirle toda la musculatura cercana a la yugular, una zona considerada vital. Sin embargo, su padre apunta que "es un muchacho que siempre ha practicado mucho ejercicio físico, es muy alto y tiene un cuello bastante grueso. Su fisonomía le ayudó mucho, según nos dijeron los propios médicos".
Precisamente, ayer Joshua tenía que iniciar un curso de preparación para optar a una plaza a la Unidad de Voluntarios de Emergencia (UVE) del Cabildo de Gran Canaria, después de colaborar como voluntario de Protección Civil. Sin embargo, sus aspiraciones se han visto frustradas por un corte en el cuello propinado por una mano extraña que a punto estuvo de segarle la vida.
Fotografía: El joven Joshua Socorro, en la cama del Hospital San Roque Meloneras.