Antonio Estupiñán*
Subiendo a través del semi-desnudo e insólito paraje natural del Barranco de Balos, dejando atrás la vía C-191, (pasado el Cruce de Arinaga hasta las cercanías del barrio de Balos), nos desplazamos por una antigua carretera polvorienta de más de seis kilómetros de largo, barranco arriba, hasta llegar a un macizo basáltico, a los pies mismos de la famosa montaña sagrada de Roque Aguayro.
En el mencionado macizo (grandes cortes de piedra lisa-laja), los primeros aborígenes que poblaron esta isla hace unos 2.500-3.000 años, supuestamente de origen libio-bereber, esculpieron en las llanas rocas esos grabados petroglíficos, representando a figuras humanas, animales (reptiles) y otras diversas figuras y signos alfabeticos-bereberes del norte de África que para los numerosos investigadores que se han dado cita en este único yacimiento de estas características en Gran Canaria a lo largo de más de 50 años, han quedado asombrados, y a la vez perplejos, existiendo diversidad de criterios y comparaciones, como lo manifestado en su día por el profesor italiano Vito Massellis de que los Letreros de Balos recogíam una normativa social de vida aborigen de nuestros antiguos pobladores y que tenían semejanza al toponimio lingüístico de los antiguos aztecas de Méjico. Otros grabados, en forma de esvásticas, hacen supuestas referencias de los signos Templarios en su desconocida ruta a Canarias entre los siglos XIII y XV.
Los grabados del macizo rocoso del Barranco de Balos fueron declarados Monumento Histórico Artístico en 1.973, y, en la actualidad, una débil cerca de hierro-alambre protege este valioso yacimiento del Sureste grancanario, interpuesto en 1.981 por la Dirección de Bellas Artes. En los últimos 60 años, este lugar ha sufrido el saqueo y el expolio, aparte de plasmar sus nombres juntos y sobre los valiosos grabados, lo que pone en énfasis el escaso interés de los responsables del Patrimonio del Gobierno Autónomo Canario, así como los enemigos de la cultura al destrozar, en un 70%, este famoso legado de nuestros antepasados. Asimismo, aún se recuerda el grave expolio del célebre "lagarto de balos", esculpido y arrancado de la piedra maciza en la década de los 50, al parecer, por un arqueólogo británico. El lagarto fue descubierto diez años antes y hoy, no se sabe su paradero, aunque posiblemente estará en alguna colección particular.
La nomenclatura de las calles de la Villa de Agüimes están adornadas por estas escrituras y figuras de los Letreros Petroglíficos de Balos. Desafortunadamente, es lamentable el total abandono en que se encuentra este histórico lugar, a excepción de los esfuerzos del Ayuntamiento de Agüimes, que lo ha defendido en pro de su supervivencia.
Ante estos hechos, en su día se dijo que "la declaración de los Grabados de Balos como Monumento Artístico-Histórico de 1.973, no ha servido para nada". No obstante, hay un refrán que dice que "Nunca es tarde si la dicha es buena", y dentro del Plan Canario de Restauración y Conservación del Patrimonio Histórico, suscrito entre el Gobierno de Canarias y el Cabildo Insular de Gran Canaria, por fin se está procediendo a la restauración y conservación del Yacimiento Arqueológico de los Letreros o Petroglíficos de Balos, al considerarse el conjunto de grabados rupestres por el sistema del "picado" como el más importante de la isla de Gran Canaria.
Científicamente, sorprende estos valiosos Letreros o Petroglíficos de Balos, de cuyos contenidos resultan grabados antropomorfos, zoomorfos, otros derivados geométricos y las inscripciones alfabetiformes muy parecidos a los líbicos-bereber del norte de África.
Es una gran noticia sobre estos diezmados y expoliados grabados petroglíficos de Balos, que tendrá la debida protección y cuidado por los responsables de nuestro Patrimonio Histórico Regional e Insular.
Como nota final, y triste por cierto, debemos comentar que antes del comienzo de las debidas protecciones oficiales, estos grabados fueron nuevamente, y de forma brutal, no expoliado sino "masacrado a golpe limpio", dejando por los suelos un legado difícilmente de recuperar. ¿Qué es lo que pretenden los enemigos de nuestro escaso patrimonio histórico de Gran Canaria?
En el mencionado macizo (grandes cortes de piedra lisa-laja), los primeros aborígenes que poblaron esta isla hace unos 2.500-3.000 años, supuestamente de origen libio-bereber, esculpieron en las llanas rocas esos grabados petroglíficos, representando a figuras humanas, animales (reptiles) y otras diversas figuras y signos alfabeticos-bereberes del norte de África que para los numerosos investigadores que se han dado cita en este único yacimiento de estas características en Gran Canaria a lo largo de más de 50 años, han quedado asombrados, y a la vez perplejos, existiendo diversidad de criterios y comparaciones, como lo manifestado en su día por el profesor italiano Vito Massellis de que los Letreros de Balos recogíam una normativa social de vida aborigen de nuestros antiguos pobladores y que tenían semejanza al toponimio lingüístico de los antiguos aztecas de Méjico. Otros grabados, en forma de esvásticas, hacen supuestas referencias de los signos Templarios en su desconocida ruta a Canarias entre los siglos XIII y XV.
Los grabados del macizo rocoso del Barranco de Balos fueron declarados Monumento Histórico Artístico en 1.973, y, en la actualidad, una débil cerca de hierro-alambre protege este valioso yacimiento del Sureste grancanario, interpuesto en 1.981 por la Dirección de Bellas Artes. En los últimos 60 años, este lugar ha sufrido el saqueo y el expolio, aparte de plasmar sus nombres juntos y sobre los valiosos grabados, lo que pone en énfasis el escaso interés de los responsables del Patrimonio del Gobierno Autónomo Canario, así como los enemigos de la cultura al destrozar, en un 70%, este famoso legado de nuestros antepasados. Asimismo, aún se recuerda el grave expolio del célebre "lagarto de balos", esculpido y arrancado de la piedra maciza en la década de los 50, al parecer, por un arqueólogo británico. El lagarto fue descubierto diez años antes y hoy, no se sabe su paradero, aunque posiblemente estará en alguna colección particular.
La nomenclatura de las calles de la Villa de Agüimes están adornadas por estas escrituras y figuras de los Letreros Petroglíficos de Balos. Desafortunadamente, es lamentable el total abandono en que se encuentra este histórico lugar, a excepción de los esfuerzos del Ayuntamiento de Agüimes, que lo ha defendido en pro de su supervivencia.
Ante estos hechos, en su día se dijo que "la declaración de los Grabados de Balos como Monumento Artístico-Histórico de 1.973, no ha servido para nada". No obstante, hay un refrán que dice que "Nunca es tarde si la dicha es buena", y dentro del Plan Canario de Restauración y Conservación del Patrimonio Histórico, suscrito entre el Gobierno de Canarias y el Cabildo Insular de Gran Canaria, por fin se está procediendo a la restauración y conservación del Yacimiento Arqueológico de los Letreros o Petroglíficos de Balos, al considerarse el conjunto de grabados rupestres por el sistema del "picado" como el más importante de la isla de Gran Canaria.
Científicamente, sorprende estos valiosos Letreros o Petroglíficos de Balos, de cuyos contenidos resultan grabados antropomorfos, zoomorfos, otros derivados geométricos y las inscripciones alfabetiformes muy parecidos a los líbicos-bereber del norte de África.
Es una gran noticia sobre estos diezmados y expoliados grabados petroglíficos de Balos, que tendrá la debida protección y cuidado por los responsables de nuestro Patrimonio Histórico Regional e Insular.
Como nota final, y triste por cierto, debemos comentar que antes del comienzo de las debidas protecciones oficiales, estos grabados fueron nuevamente, y de forma brutal, no expoliado sino "masacrado a golpe limpio", dejando por los suelos un legado difícilmente de recuperar. ¿Qué es lo que pretenden los enemigos de nuestro escaso patrimonio histórico de Gran Canaria?
*Antonio Estupiñán es ex-decano de los corresponsales de la prensa escrita en Gran Canaria.