Chano Sánchez tiene 10 fanegadas de tomateros en Vargas y un problema con la Tuta Absoluta. Ahora espera que los depredadores de esta polilla que va a repartir el Cabildo le ayuden. "Uno ya no sabe ni qué hacer. Tengo que estar fumigando cada ocho días, a pesar de todas las medidas que he tomado ya, pero no hay forma. Este bicho me está destrozando". 
Chano Sánchez es uno de los numerosos agricultores de la Comarca del Sureste a los que la Tuta Absoluta, una polilla mortífera que tiene al tomate por verdadero manjar, trae por la calle de la amargura.
El año pasado la actividad tomatera estuvo realmente mal con la mosca blanca. "Cuando no es una cosa, es otra", añade, y ahora es este insecto el que está causando estragos en sus invernaderos. "Tengo 40 fanegadas plantadas, y en 10 de ellas tengo tomateros. El daño que me está provocando la polilla es tal, que la producción ha caído al menos un 30%. Eso por no hablar de otros problemas, como lo mal que se está pagando la mercancía o la competencia que viene de fuera", se lamenta.
Lo ha intentado todo. "Aparte de fumigar, tengo los invernaderos sembrados con palanganas y un dispositivo en cada uno de ellos que emite feromonas para atraer a la polilla macho. Caen como moscas, pero el problema es la hembra y sus larvas, amigo. Contra eso, aún no hay solución y un técnico de Agricultura me ha dicho que pone como 200 huevos al día", afirma mientras muestra un recipiente convertido en un cementerio de tutas macho.
En su almacén de empaquetado de Vargas se cuentan por decenas de kilos los tomates afectados. "O los tiro o se los doy a los animales". En otra parte de la explotación hay botes abiertos en los que venían 500 chinches para echarle un cabo y una especie de trampas con productos químicos y adhesivo para atraer a la plaga. Hasta ha recurrido a las tricodermas, unos microorganismos que se han aliado con él en esta lucha.
"En plena zafra puedo llegar a tener hasta 40 personas, pero como la cosa siga así, no voy a poder contratar a tantos. Muchos aparceros han dejado de cultivar por la polilla", advierte este agricultor y ganadero de 41 años que espera, como agua de mayo, la solución al mal que ahora se ceba con sus fincas.
Fotografía: Chano Sánchez, en su invernadero de Vargas, ante una tomatera afectada de Tuta Absoluta.