La Provincia
Un trabajador de unos 45 años, identificado como Álvaro Q. S., vecino de Vecindario (Santa Lucía), perdió la vida el miércoles, tras ser aplastado por una avalancha de tierra y piedras, cuando se encontraba en la zanja de una obra municipal en Telde. El otro operario que se encontraba junto al fallecido, Carmelo O. R, residente en el Cruce de Arinaga, estuvo semienterrado y atrapado en la tierra, pero salió ileso tras ser rescatado por los bomberos.
El siniestro ocurrió sobre las 16.00 horas de ayer, en el nudo del enlace de la circunvalación de Telde, en una zona muy próxima al casco de la ciudad de los Faycanes y por encima del grupo de casas conocidas como Callejón del Castillo.
Los dos trabajadores de la empresa adjudicataria de una obra municipal se encontraban dentro de una zanja de unos dos metros y medio de profundidad donde se iban a colocar tuberías de saneamiento. Otro operario más estaba próximo al lugar en el interior de una excavadora. Las tuberías que se procedía a instalar eran de unos cuarenta centímetros de ancho y de casi tres metros de largo.
Al parecer, por causas que se desconocen, una avalancha de tierra y piedras, procedente del talud del vial de la circunvalación colindante, cayó sobre los dos operarios. Uno de ellos, Álvaro Q. S., acabó semienterrado dentro de la zanja y además recibió, supuestamente, un fuerte golpe de una piedra que le supuso la muerte. Por su parte, el otro operario, Carmelo O. R., quedó enterrado hasta su cintura y sin posibilidad de salir, como señalaron otros compañeros que corrieron al lugar para socorrerlos.
Tras dar el aviso de alerta de lo ocurrido, dos ambulancias del Servicio Canario de Urgencias (SUC) se desplazaron al lugar, así como Bomberos del Parque de Telde del Consorcio de Emergencias y miembros de la Policía Local, de la Policía Nacional y de Protección Civil.
Después de que el personal sanitario confirmase la defunción de Álvaro Q. S., casado y con un hijo mayor de edad, los bomberos tomaron las medidas preventivas para asegurar la zona y rescatar al otro operario que estaba consciente y que no podía salir de la zanja.
Los bomberos lograron, a las 17.18 horas, que el trabajador saliera ileso, algo aturdido, cubierto de polvo y con un zapato menos. En los primeros instantes desconocía cuál había sido el destino de su compañero. El afectado fue hasta una de las ambulancias del SUC, acompañado por los sanitarios, donde fue atendido. Unos veinte minutos más tarde salió del citado vehículo, quedándose en la obra y con la pretensión de colaborar en el rescate de Álvaro. En el momento del suceso, Carmelo O. R. escuchó decir al otro operario: "Oye, cuidado", para que instantes después, una polvareda de tierra lo cubriese todo.
La Policía Judicial inició, poco después del percance, la investigación correspondiente para esclarecer las causas del accidente.
La jueza de guardia en Telde, la titular del juzgado número 6 María Ángeles Zabala, llegó a las 18.50 horas al lugar y dio la orden de levantamiento del cadáver, hecho que se retrasó hasta casi dos horas después.
Por el riesgo de que hubiese más desprendimientos de tierra, los bomberos desplazados en la zona comenzaron a apuntalar, pasadas las 19.00 horas, las paredes de la zanja y, de esta manera, evitar males mayores.
El trabajador que salvó la vida (que rehusó hacer cualquier tipo de declaración a los medios sobre lo sucedido), se quedó hasta bien tarde en la obra, participando, entre otras cosas, en la colocación de unas mallas de plástico alrededor de otras zanjas abiertas.
Una veintena de vecinos siguieron, desde ventanas y balcones de casas próximas, todo el proceso durante casi cinco horas del rescate de un obrero ileso y la retirada del cadáver del otro.