Jesús Vega*
Remordimiento, ninguno. Dudas, muchas. Pero sí, hoy nos vamos a Madrid, a la JMJ , un grupo de cristianos que, a pesar de lo que se dice del encuentro de jóvenes y la visita del Papa, tenemos claro que nada es del todo blanco ni del todo negro. Con esa idea marcho a Madrid, consciente de que un acontecimiento como este de la Jornada Mundial de la Juventud tendrá mucho de negativo aunque espero que muchísimo más de positivo.
Mi mayor ilusión no es ver al Papa, ni mucho menos. Me ilusiona mucho más ver y palpar la realidad de una juventud que se define cristiana y se reúne en un encuentro mundial. Y me ilusiona que un grupo de chicas y chicos de la parroquia en la que trabajo, en Gran Canaria, estén haciendo el esfuerzo de participar y de compartir reflexiones y alegrías y motivaciones para creer y para luchar. No vamos con prejuicios, pero tampoco con la ingenuidad de tragar todo lo que se diga ni de dejarnos llevar por la crítica fácil. El Papa es alguien importante para los jóvenes y los adultos que vamos a estar allí. Vamos a escucharlo con respeto. Pero sin fanatismos. Y vamos a ser críticos intentando ser lo más objetivos posible.
Cuando faltan unas horas para iniciar este acontecimiento que, ya vemos, a nadie deja indiferente, yo personalmente voy dispuesto a disfrutarlo, a vivirlo con la ilusión de que para mí y para los jóvenes a los que acompaño va a ser algo bueno. Probablemente vamos a sentirnos más comprometidos con nuestra fe cristiana y a apoyarnos en nuestros deseos de trabajar por una Iglesia y una sociedad más solidaria. Con la misma sinceridad que digo esto, contaré lo bueno y menos bueno que vaya percibiendo.
Mi mayor ilusión no es ver al Papa, ni mucho menos. Me ilusiona mucho más ver y palpar la realidad de una juventud que se define cristiana y se reúne en un encuentro mundial. Y me ilusiona que un grupo de chicas y chicos de la parroquia en la que trabajo, en Gran Canaria, estén haciendo el esfuerzo de participar y de compartir reflexiones y alegrías y motivaciones para creer y para luchar. No vamos con prejuicios, pero tampoco con la ingenuidad de tragar todo lo que se diga ni de dejarnos llevar por la crítica fácil. El Papa es alguien importante para los jóvenes y los adultos que vamos a estar allí. Vamos a escucharlo con respeto. Pero sin fanatismos. Y vamos a ser críticos intentando ser lo más objetivos posible.
Cuando faltan unas horas para iniciar este acontecimiento que, ya vemos, a nadie deja indiferente, yo personalmente voy dispuesto a disfrutarlo, a vivirlo con la ilusión de que para mí y para los jóvenes a los que acompaño va a ser algo bueno. Probablemente vamos a sentirnos más comprometidos con nuestra fe cristiana y a apoyarnos en nuestros deseos de trabajar por una Iglesia y una sociedad más solidaria. Con la misma sinceridad que digo esto, contaré lo bueno y menos bueno que vaya percibiendo.
Allá nos vamos. A convivir en un hostal de dos estrellas cerca de la Puerta de Sol, con saco de dormir para una noche en Cuatro Vientos. Son casi setecientos jóvenes de nuestra provincia y poco más de 20 de mi pueblo. En todos hay expectación. Y alegría, y dudas, y canciones. Y sin remordimientos. Como canta El Barrio cuando dice: "Sí, sí, sí, nos fuimos pa Madrid, y sin remordimiento como un deseo infantil?" O adulto. Les seguiré contando. Y cantando.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga y Arinaga.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga y Arinaga.