28 de marzo de 2012

Roque Aguayro apoya la huelga general de mañana, uniéndose a sindicatos y otras organizaciones políticas y sociales

Miércoles, 28 de marzo.

No a la reforma laboral.
Porque es una reforma contra las personas en paro, porque la única forma de crear empleo es con crecimiento económico y esta reforma laboral, en una espiral suicida, va a generar más paro, menos consumo, más recesión económica, menos ingresos para la Administración y menos servicios públicos...
Es una reforma laboral contra la clase trabajadora que convierte el despido en un recurso fácil, rápido y barato. Se generaliza el despido libre y gratuito en los nuevos contratos para empresas de menos de 50 trabajadores, la mayoría, y se generaliza el despido con sólo 20 días por año trabajado con un límite de 12 mensualidades para el resto de las personas, independientemente de su tipo de contrato y antigüedad. Es una reforma contra las condiciones de trabajo, ya que salarios, horarios, puestos, movilidad geográfica y cualquier otra circunstancia laboral dependerá ahora de la voluntad del empresario, eliminando las opciones de negociación de las plantillas a través de sus representantes legales.
Es una reforma contra los jóvenes porque no generará empleo y, por tanto, no servirá para reducir la tasa de desempleo juvenil que en Canarias ya alcanza el 51%. Es una reforma contra las mujeres porque la eliminación de derechos y protecciones aumentará las desigualdades retributivas, la infravaloración y el trabajo en precario.
Es una reforma contra el crecimiento económico y la cohesión social que generará más paro en Canarias, el territorio del Estado con mayor nivel de desempleo, y reducirá los salarios de las personas con empleo, no actuará a favor de la justicia social, contribuirá a incrementar las desigualdades y el número de personas bajo el umbral de la pobreza incrementando la situación de alarma social de Canarias.
Es una reforma laboral basada en brutales ajustes económicos, injustos socialmente, regresivos laboralmente y nacidos únicamente para satisfacer a unos poderes financieros a los que nadie reconoce como depositarios de la soberanía democrática, que nos arroja hacia un presente y un futuro de paro y precariedad con menos servicios públicos y menos protección social, algo que las organizaciones sindicales, políticas y sociales no estamos dispuestas a aceptar.
Fotografía: Imagen de archivo.