El principal acusado por el caso kárate, Fernando Torres Baena, ha negado
haber mantenido relaciones sexuales con los 38 testigos sobre los que se le ha
cuestionado y ha achacado su acusación a intereses económicos por parte de los
testigos.
Torres Baena, al que se le piden 303 años de cárcel por abusos sexuales a
menores y corrupción de menores, ha asegurado este martes que se ha enterado de
las acusaciones de haber mantenido relaciones sexuales con sus alumnos cuando
le interrogó el juez.
"Yo me entero de las relaciones sexuales cuando leo el sumario y me
interroga el juez", afirmó durante la toma de declaración y a preguntas del fiscal, Pedro Gimeno. En este sentido,
ha señalado que, tras estudiar el sumario, "eso no tiene ni pies ni
cabeza".
Asimismo, al ser cuestionado por las acusaciones de varios testigos, ha
asegurado no acordarse de la persona en cuestión.
Sin embargo, sí ha admitido que en la mayoría de los casos los testigos por
los que se le ha preguntado estuvieron en el chalet de Playa de Vargas, en
Agüimes, donde se llevaban a cabo las concentraciones, aunque ha
matizado que en algunos casos iban para asistir a fiestas que organizaba
sus hijos porque eran amigos suyos.
En este sentido, tampoco ha sabido decir el número de veces en el que han
estado los testigos en dicho chalet, ya que indicó que "hay personas que
han ido una vez, hay personas que han ido dos veces y hay personas que han ido
20 veces porque han estado 20 años en el gimnasio" que el mismo regentaba
en Las Palmas de Gran Canaria.
Por otro lado, también ha incidido en que no ha impartido charlas sobre
relaciones sexuales a sus alumnos, cuestión que ha negado, matizando que en
algún momento sí ha estado a solas con alguno de ellos ha sido para
"echarle una bronca" y entendía que no lo tenía que hacer delante de
los demás.
Al respecto, resaltó que habrá tenido entre 6.000 y 8.000 alumnos, señalando
que si alguno dice que le ha oído hablar sobre relaciones sexuales, "el 99
por ciento no" le habrá escuchado. "A ningún niño, niña, ni a ningún
adulto le he hablado de temas sexuales", ha insistido.
El acusado ha reconocido que en el chalet de Playa de Vargas se hacían concentraciones de los deportistas
que competían y puntualizó que con los menores de 13 años el cuidado era
"absolutamente enorme", mientras que los de más de 13 años admitía
que "hay que tener mucho cuidado e hilar muy fino", por ello, dijo,
se les advertía de que estaban allí para competir pero indicó que él "no
podía entrar en ninguna habitación porque atentaba contra la propia
intimidad".
Asimismo, en relación a su presencia en estas concentraciones que se
realizaban en el citado chalet, en varias ocasiones ha hecho incidencia en que
él no siempre estaba en las mismas porque viajaba "mucho".
En cuanto a cómo ingresaban los menores en el gimnasio, que lo hacían con 6
ó 7 años, Torres Baena explicó que había quien era del barrio y otros se
captaban de otros centros porque cuando se veía que un joven podía tener
aptitudes, se desviaba del centro en el que estuviera a su gimnasio, que abría
cuatro horas por la tarde, tiempo que insistió es poco para preparar a personas
que compiten, de ahí que argumentó la necesidad de que los alumnos con
capacidades para el deporte del kárate también se les entrenaban los sábados.
Cuestionado por qué características definían a una persona para competir,
resaltó que cuestiones como el pie, así como la inteligencia racional,
emocional y física podían dar a conocer las aptitudes del alumno. Por ello,
matizó, que intentaba realizar un entrenamiento integral, físico y psíquico; y
aunque ha reconocido que no contaba con un psicólogo, sí admitió que su pareja,
la también acusada María José González es licenciada en psicología.
Sobre los hechos, el fiscal le cuestionó por el arma de fuego encontrada en
el chalet durante la entrada y registro que las autoridades policiales
realizaron en dicha vivienda, a lo que Torres Baena, aunque admitiendo que
existía ese arma en su domicilio, ha asegurado que la tenía porque se la había
encontrado en los alrededores de su chalet y "en absoluto" pensó que
era un arma.
"En absoluto pensé que era un arma; ni la policía pensó que era un
arma; jamás he pensado que fuera un arma, si no la hubiera entregado",
apuntilló.
Intereses económicos o un posible complot es en parte la explicación que
Torres Baena da a todo lo que le está sucediendo aunque, subraya, que el por
qué de la acusación de los testigos la dará por su abogado y cuando vuelva a
escuchar las declaraciones de los mismos.
Y es que el principal acusado del caso kárate ha señalado que las
declaraciones de quienes han testificado contra él son indicios, no de cargos,
de ahí que quiere esperar a que vuelvan a declarar.
Sin embargo, ha afirmado que en el tiempo que lleva en la cárcel ha
estudiado el sumario donde observa que "hay versiones y versiones; su
fiabilidad es absolutamente cero", ya que resaltó que al "99 por
ciento" de los testigos se les "ha llamado; no han ido
voluntariamente", por lo que sus declaraciones las atribuyó también al
momento de presión en el que esas personas han podido estar cuando fueron a
testificar a la policía acompañado de sus padres y había que "echarle la
culpa a alguien".
En este sentido, recordó que cuando le detuvieron no sabía ni comprendía
"nada" de lo que estaba ocurriendo, se encontraba en
"shock" y entendía que alguien había "programado esto", ya
que ha asegurado que días antes de celebrarse una competición (tres días más
tarde lo detendrían), él interpuso una denuncia contra la Federación insular de
kárate por inscribir en dicho evento a alumnos de su gimnasio, a ello
respondería, según Torres Baena, que "es un complot" de personas del
mundo de este deporte por ser él quien tenía el monopolio en este área en la
isla.
"No entiendo que unos chicos que eran felices, que habían ganado todo,
tres días mas tarde declaren contra mi", resaltó.
Para el principal acusado en el caso, la indemnización de más de 2 millones
de euros, que es lo que se pide, puede ser otra de las motivaciones; mientras
que el hecho de que en este proceso se implique a las tres personas que también
están acusadas (su pareja, Ivonne González y Juan Luis Benítez), lo justificó
por el conocimiento que tienen, recordando que son campeones de Europa.
"Si acaban con nosotros, acaban con todo el kárate en la isla",
concluyó.
Fernando Torres Baena, licenciado en Educación Física y entrenador nacional
de kárate, se ha dedicado a la enseñanza en institutos y universidad, ya que
impartió clases en la
Universidad de Extremadura, en Cáceres; asimismo indicó que
desempeñó los cargos de director del centro de investigación de Canarias para la Federación Nacional
de Kárate; el de director deportivo en dicho organismo a nivel autonómico y fue
además presidente de la
Federación en Gran Canaria.
El juicio, que preside el juez Emilio Moya, se celebra a puerta cerrada, y
aunque la Salaha aprobado que se realice en audiencia pública con excepciones, se prohíbe
utilizar móviles, Internet o retransmitir en directo. A este respecto el juez ha insistido en que esto es un ruego porque no
persigue un "pulso con la prensa".