25 de julio de 2012

La empresa Inter Aqua Canarias apuesta por el cultivo ecológico de lubinas y doradas

La jaula, en el Puerto de Arinaga, preparada para su instalación
Miercoles, 25 de julio.

La Provincia
La temperatura del agua, ésa es la clave. Canarias tiene unas condiciones medioambientales óptimas para el cultivo de la lubina y la dorada. La empresa de acuicultura Inter Aqua Canarias se ha propuesto obtener ejemplares ecológicos en próximas cosechas. La pasada semana presentaron su proyecto en el Club La Provincia, convencidos de que "el futuro está en el consumo de pescado, porque la demanda no ha dejado de crecer y porque, al contrario de lo que se piensa, producirlo es mucho más sostenible y económico que producir la carne", señaló Rafael Bernárdez, uno de los socios, biólogo y apasionado por su trabajo.
Hay un dato que apuntala la tesis de que las aguas de las islas son las mejores de Europa y la cuenca del Mediterráneo para criar lubinas, y es el hecho de que dos escoceses, uno científico y el otro ejecutivo comercial, han dejado su vida y sus trabajos en su país para emprender una aventura empresarial junto a Bernárdez. Douglas Smart y Hugh Drever son, junto al canario, las tres patas de Inter Aqua, que ya tiene instalada provisionalmente una jaula en la costa de Arinaga y espera su primera cosecha dentro de un año. Los tres tienen más de 25 años de experiencia en el sector.
El pasado año se pescaron 90 millones de toneladas de peces en el mundo y se cultivaron 75 millones de toneladas. "La FAO ha calculado que en 2016 la acuicultura alcanzará la cifra de la pesca", reveló Bernárdez. "Vamos a pasar de ser recolectores a cultivarlos, como pasó con la caza y la ganadería". El consumo, según explicó, ha ido en aumento. "En 1970 se consumían 11 kilos por persona al año, en 2000 ya eran 17 kilos por persona", enumeró. Además, es un producto más sano. "En muy poco tiempo, la acuicultura va a competir con la ganadería, porque, además, al contrario de lo que se suele decir, es más económico criar un pez que un pollo", señaló.
"Es necesario tener ocho kilos de grano para obtener un kilo de carne de vaca; para un kilo de cerdo, son necesarios tres kilos de grano, y para un pollo, dos kilos. Sin embargo, para un kilo de pescado sólo se necesita un kilo de grano. Es la proteína más barata de producir. En poco tiempo, será el rey del mambo", aseguró Rafael Bernárdez. La explicación científica es que los peces tienen la sangre fría y no necesitan energía para mantener su temperatura corporal, como sucede a los mamíferos y las aves. Los españoles son, además, de los que más pescado consumen del mundo, sólo por detrás de los japoneses. En una década, el consumo ha crecido un 365 %.
Pero, ¿por qué Canarias? Una vez más, la situación geográfica de las islas es una ventaja. "Las lubinas empiezan a gestar sus huevos por debajo de los 18 grados. Si no llegan a esa temperatura, simplemente, no los tienen. En Canarias, las temperaturas siempre oscilan entre los 18 y los 24 grados, por lo que evitan el periodo de gestación, que retrasa el proceso, porque, una vez que ponen los huevos, se quedan sin carne", argumentó el biólogo. "Mis socios escoceses se quedaron asombrados de las posibilidades que hay aquí, y lo vieron claro". La idea es producir no sólo lubina de ración, sino de kilo, lo que pueden lograr en 18 meses, seis antes que en otras latitudes. Van a sembrar con alevines cada tres meses para garantizar la producción a los clientes y ponen sus ojos en un mercado muy poco explotado, el norte de Europa. "Como el consumo de pescado es enorme en el sur, los proveedores han descuidado el norte, donde están ansiosos de poder consumir raciones de lubina y dorada, según hemos podido comprobar".
Pero es que, además, Bernárdez, Smart y Drever no quieren quedarse con lo habitual. "Tenemos la intención de cultivar la primera lubina ecológica; eso significa menos densidad en las jaulas, estrictos controles en cuanto al origen de los alevines, pienso ecológico, sobre todo de soja, con un certificado de sostenibilidad, incluso pensamos en métodos de sacrificio que minimicen el estrés", concluye Bernárdez, que ha esperado seis años por la primera licencia y ya tiene otras tres pedidas. Ahora, está en plena campaña de captación de inversor.