Torres Baena dialoga con su mujer Mª. José Glez. en la sesión de ayer |
El mejor testigo con el que hasta la fecha ha contado la acusación en el
caso kárate explicó ayer, en la decimotercera
sesión del juicio, cómo Fernando Torres Baena iba lavando el cerebro a sus
alumnos hasta conseguir sus propósitos sexuales.
"Analiza a cada uno para ver su punto débil, lo tantea como en los
combates, descubre si tienes problemas económicos o familiares y te ataca por
ahí, ganándose tu afecto. Luego te hace creer que es tu amigo y se aprovecha de
tí, y si le fallas te hacen sentirte culpable", vino a exponer durante su
largo interrogatorio.
El testigo, identificado con el número 27, recordó que la primera
expediencia sexual la había tenido "sin una pistola en la cabeza, pero
forzado" con María José González, en Vargas y cuando tenía 16 años.
"Me temblaban las piernas de miedo", recordó.
Dijo que al salir de la habitación tras practicar sexo con la monitora le
esperaba Fernando Torres. "Me dijo que eso era así, que todos con todos y
él con todos, y yo me bloqueé con lo que me dijo, y entonces, como veían que no
me dejaba, me hicieron el vacío".
Expuso que en ese contexto se le había "echado encima" un hijo de
Torres Baena con el que sí había accedido a mantener relaciones sexuales, y agregó
que entonces el propio Fernando le reprochó que lo hiciera con su hijo y no con
él. Entonces accedió a tener relaciones sexuales con el profesor de kárate,
pero siempre haciendo el testigo el papel activo, "porque me ponía
nervioso y no conseguía que él lograra penetrarme", expuso.
La defensa de Torres Baena ha sacado a colación una supuesta enemistad del
testigo con Fernando Torres y con todos los alumnos del ginmasio. Le recordó al
testigo que era aficionado al rap y sacó a colación una letra firmada por éste
en el que se habla de los "hijos de puta" de un gimnasio. El testigo 21 ha dicho que esa letra no
se refiere al Torres Baena, y apuntó que no hay ni uno de sus ex compañeros que
diga algo malo de él.