Jesús Vega*
La pasada semana, después de muchos años alejado de ella, asistí a
una luchada. Creo que la última vez fue cuando, siendo chiquillo, nos
colábamos en el viejo terrero de lucha canaria en las cercanías de la
iglesia de Ingenio. Ahora fue en Cruce de Arinaga donde se enfrentaban,
amistosamente, el Roque Nublo y el Agüimes. El público no era el más
habitual en las luchadas. Había jóvenes como Omaira y Verónica que
asistían por primera vez a este deporte. Y había otros, como Pepín Ruano
o Emilio que, seguramente, no han pasado nunca más de ocho días sin
disfrutar de la lucha. La presencia de voluntarios de cáritas, curas,
concejales, el Alcalde de Agüimes, el entrenador de la Unión Deportiva,
Sergio Lobera, y otros muchos rostros nuevos indicaban que aquella
luchada iba a ser diferente. Y vaya sí lo fue.
Con una deportividad exquisita, los equipos lucharon con ganas y
buscaron la victoria con pasión pero sin malos gestos. El público
disfrutó y aplaudió todas las agarradas, aunque la victoria no estuviera
de parte de su equipo. Al final, ganó el Agüimes por 12- 11. Y ganó el
Roque Nublo que organizó el evento. Y ganó el público que asistió para
animar y solidarizarse con las familias más necesitadas del municipio. Y
ganó el deporte que ofreció un bello y noble espectáculo. Y ganó el
pueblo sencillo que, cuando desde el gobierno hay despreocupación por
los más empobrecidos, es capaz de tener iniciativas altruistas como ésta
para compensar la insensibilidad de los que administran el dinero de
los demás.
En esta época de crisis y de injusticias, se multiplican los gestos
de generosidad. El de la luchada de la pasada semana es uno y hay otros
muchos. Estamos aprendiendo mucho en estos tiempos. Nos queda mucho aún
por aprender. Por ejemplo, de María que, con el dinero de su pensión,
está viviendo ella, su hija y su nieto…, y aún le queda un poquito cada
mes para darlo a Cáritas. Por ejemplo el de los luchadores de la
pasada semana que, hasta lo que el público les entregaba para premiar
sus victorias, lo dieron generosamente para las familias más
necesitadas.
La crisis, los recortes en educación, la supresión de pagas extras,
el copago de los medicamentos, o el aprovechamiento de algunos de la
situación actual para exigir más trabajo y más sometimiento no pueden
acabar con los valores de nuestro pueblo. No pueden destruir nuestra
convicción de que somos hermanos, de que estamos en el mismo
“terrero”. Que hay luchadas difíciles, pero se pueden ganar.
Ni el Roque Nublo ni el Agüimes perdieron. Ganaron los dos. Y nos
enseñaron que, con nobleza, con generosidad, con alegría, con respeto,
también podremos ganar otras luchadas. Es lo bonito de la lucha canaria.
Y de la lucha del canario.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga y Playa de Arinaga.