Jesús Vega*
Una de la primeras cosas que las
madres canarias enseñan a sus hijos es decir “gracias”. Una palabra hermosa,
fácil de pronunciar, agradable al oído, llena de contenido. Y una palabra que
algunos, con los años, olvidan de pronunciar, aunque, por el contrario, les
guste escucharla de labios de otros. Cuando un niño recibe un pequeño obsequio,
allí está la madre para recordarle: "¿Qué se dice, Ayoze?" Y Ayoze,
automáticamente, responde… "¡Gracias!"
Hay pueblos agradecidos. Uno de ellos
es, por ejemplo, El Toscón, entre Tamaraceite y la villa mariana de Teror. Los
pueblos buenos sienten necesidad de reconocer lo bueno que se ha hecho por
ellos. No se perdonarían a sí mismos olvidar a la gente que entregó tiempo,
fuerzas y salud por el bien de los vecinos. Y eso está ocurriendo estos días
que todos los habitantes del Toscón, como una piña, han querido reunirse en la
parroquia y decir gracias a una persona luchadora.
Santiago Henríquez es un hombre con
más de ochenta años y gran parte de su vida la ha dedicado a trabajar por su
barrio poniendo cariño, esfuerzo y entusiasmo. La iglesia, la plaza y el local
social del Toscón llevan la firma de su trabajo constante, de su lucha diaria,
de su ir y venir por el ayuntamiento o el Cabildo solicitando cosas no para él, sino para su pueblo. Santiago ha sido un referente del movimiento vecinal en la
zona de Tamaraceite y un testimonio de hombre de Iglesia, entusiasta y
colaborador indiscutible en cualquier iniciativa cultural o social. Como toda
persona que trabaja por los demás, Santiago también ha tenido que vivir
momentos difíciles e incomprensiones. Pero nunca nadie ha logrado arrebatarle
el amor a su pueblo. Y lo ha demostrado no desde el puesto de mando, aunque
muchos años haya sido presidente de la Asociación de Vecinos. Santiago ha sido
en el pueblo albañil, barrendero, pintor, peón, chófer, electricista y lo que
hiciera falta para servir mejor a su comunidad. En Santiago se cumplen las
palabras de Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay
otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son
muy buenos. Pero hay otros que luchan toda la vida: esos son imprescindibles".
Santiago ha sido un hombre imprescindible en El Toscón.
Por eso, Santiago, necesitamos
decirte que te admiramos. Cuando ahora, desde la distancia, miro hacia atrás,
comprendo que, en los años que compartí con ustedes las fiestas, los trabajos,
dificultades y alegrías, fuiste el alma del barrio. Que te llamábamos para todo
y siempre respondías. Siempre estabas disponible. Que junto a otras personas
que también trabajaron y trabajan por El Toscón, nunca desfalleciste. Ahora es
el momento de que otros sigan haciendo lo que tú hacías.
Ojalá cunda el ejemplo. Que siga
habiendo pueblos y barrios que sean capaces de reconocer en vida el trabajo
realizado. Y que siga habiendo personas como tú, Santiago, capaces de gastar su
vida por los demás. Que no se rompa la cadena de trabajar por los otros. Y que
aceptes lo que, desde el fondo del alma, nos nace decirte de corazón:
-Gracias, Santiago.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga y Playa de Arinaga. (www.parroquiasdearinaga.com)