Ciudad de la Justicia, donde se celebró recientemente el juicio |
Canarias7
El Juzgado de los Penal número 6 de Las Palmas de Gran Canaria ha impuesto cinco años de cárcel a los delicuentes habituales M.P.S., de 31 años y residente en San Bartolomé de Tirajana, N.D.G., de 28 años y vecino de Santa Lucía, y J.J.R.G., de 36 años y natural de Agüimes, como autores del robo con violencia y disfraz que se consumó en la madrugada del 7 de octubre de 2013 en un lujoso chalé del Campo Internacional de Maspalomas.
Según detalla la sentencia, a la que ha tenido acceso Canarias7, el matrimonio propietario del chalé, una lujosa vivienda de 400 metros cuadrados levantada sobre una parcela de 3.000 metros del Campo Internacional de Maspalomas, fue sorprendido mientras dormía por los ladrones, que tras maniatar y amordazar a la pareja, logró intimidar al marido a punta de navaja para que les diera las llaves de las cajas fuertes de la casa. Tras tensos episodios de toma y daca, los ladrones consiguieron hacerse con un botín de 480.000 euros (154.100 en métálico y 288.782 euros en joyas y relojes).
Cuando los ladrones se fueron, el hijo de la pareja, de 38 años y toxicómano con un largo historial de consumo, que supuestamente dormía en su cuarto, les confesó lo que el padre ya temía: él había facilitado a los delincuentes la información sobre el botín, el acceso y los planos de la vivienda para que dejaran de amenazarle reclamándole una deuda que había contraído por drogas.
La sentencia dictada por la magistrada Eva Armesto, condena a los tres ladrones y absuelve a su mecenas, al estimar la alegación de su abogado de que había actuado con las facultades anuladas por su dependencia a las drogas, aunque le impone una medida de libertad vigilada por tiempo no inferior a cinco años, durante los cuales deberá participar en programas formativos o laborales y seguir un tratamiento médico externo de deshabituación a las drogas.
Además, el fallo condena a los tres ladrones y a su inductor a pagar a los padres de este último 313,40 euros a cada uno de ellos por las lesiones que les causaron durante el asalto, 154.100 euros por el metálico no recuperado y 280.782 euros por los efectos sustraídos. Asimismo, aclara que tras el robo y la confesión de su hijo, el padre logró recobrar unos 57.097 euros del botín.
El fallo describe también una escena del asalto: el matrimonio dormía en su habitación cuando, sobre la 01.00 horas, irrumpieron en la vivienda "tres señores encapuchados que decían que eran policías y que estaban realizando un registro, y nos ataron las manos y los pies, y a mi mujer también la boca".
Según el testigo, los tres ladrones portaban calcetines en las manos y "bromeaban entre ellos" sobre el escaso presupuesto de la Policía, "que no tenía ni para guantes".
El dueño de la casa les dijo que la llave de la caja fuerte donde estaba el dinero estaba en su oficina y les dejó su coche para que fueran a por ella. La llave no estaba allí; lo hizo para que los grabaran las cámaras de seguridad de la portería. Al volver lo golpearon y, mientras apuntaban a su mujer con un objeto punzante, le decían "suelta la llave, cabrón".
Al acabar la pesadilla, el hijo lo contó todo. Su padre se lo temía, pues ya les había dicho que debía dinero y que iban a por él. Uno de los ladrones incluso había ido unos días antes a la oficina del padre a pedir dinero. Al no lograrlo, dejo: "la venganza se sirve fría".