El Gerente de la Mancomunidad del Sureste, Rafael Sánchez, ofreció la pasada semana una conferencia en el Club La Provincia sobre los desafíos medioambientales y las respuestas que se pueden dar desde las instituciones locales y desde el propio ámbito familiar y personal.
La Mancomunidad del Sureste, que agrupa a los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía, ha logrado en 26 años que el denominado "triángulo de la miseria", como se conocía a esta zona de la isla, se haya convertido en vanguardia mundial de la protección del medio ambiente, de las energías renovables y de la lucha contra el cambio climático.
Así lo aseguró Sánchez al exponer las actuaciones realizadas por la Mancomunidad del Sureste para luchar contra el calentamiento global. En sus conclusiones sostuvo que "actuando de forma individual también se puede retrasar el cambio climático", por lo que animó a los grancanarios a seguir el ejemplo de los pueblos del Sureste, que están a la cabeza en el reciclaje de residuos, la reutilización del agua o la producción de energía eólica.
La charla de Rafael Sánchez, titulada "Políticas locales sobre el medio ambiente", organizada por el colectivo Muévete por el Clima, estuvo presentada por el Presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que como ex-alcalde de Agüimes rememoró los inicios de la Mancomunidad del Sureste en 1990.
"El primer objetivo, resaltó, fue solucionar la escasez de agua, pues aunque ahora suene rarísimo, no teníamos agua ni para la población. Había que contratar cubas en otros sitios o acudir al Gobierno Civil para que nos permitiera requisar agua de la agricultura para llevársela a la gente", señaló Morales, que recordó que los datos sobre el calentamiento global "son alarmantes" y ya se empiezan a percibir en Canarias, por lo que consideró que "todo lo que se haga en los próximos años será poco".
No obstante, se mostró satisfecho de que el modelo de desarrollo sostenible del Sureste se empiece a reproducir en otras comarcas y municipios, e insistió en apostar desde el Cabildo de Gran Canaria por el concepto de eco-isla.
El Gerente de la Mancomunidad del Sureste, Rafael Sánchez, por su parte, inició su charla con el ejemplo del Mar de Aral, en la antigua Unión Soviética, el cuarto lago más grande del mundo, que en menos de medio siglo desapareció por la utilización de sus aguas para la agricultura del algodón y obligó al desplazamiento de 50.000 personas, en una de las peores catástrofes medioambientales de la humanidad.
En tono didáctico, pero sin eludir la alarma que provocan los últimos datos de contaminación y cambio climático, Sánchez señaló que la economía globalizada prevé que en el año 2040 se mantenga el consumo actual de energías fósiles, cuando todos los indicadores advierten que eso es insostenible para el planeta. "Hay dos mundos distintos, el de la economía y las grandes empresas o el de los que creemos que hay que hacer otras cosas porque vamos hacia una solución caótica y estamos matando el planeta", apuntó.
Como ejemplo, recordó que en el Pacífico ya han desaparecido cinco islas por el aumento del nivel del mar y que la temperatura de los polos ha subido 2,5 grados. "Lo que nos pasa es que estamos en una sociedad de elementos pasivos y no hacemos caso a nada, parece que estamos esperando noticias de las grandes catástrofes, como que un barco sale volando por un tsunami en el sureste asiático, pero no nos damos cuenta de que detrá de eso hay una catástrofe humanitaria que nos puede afectar a nosotros", recalcó Sánchez.
Frente a eso, mostró los avances que se han logrado en el Sureste de Gran Canaria en desalación y depuración de agua, en agricultura ecológica, reciclaje de residuos sólidos o la introducción de la energía eólica, fotovoltaica y biomasa. "Con veinte grandes aerogeneradores como el de Arinaga tendríamos suficiente energía eléctrica para toda la isla", apuntó.