30 de junio de 2019

Ecologistas en Acción expone que el 90% de la población canaria respiró aire contaminado

Imagen de archivo de un episodio de calima
Domingo, 30 de junio.

Redacción
El Informe de Calidad del Aire 2018 de Ecologistas en Acción para Canarias concluye que el 89% de la población, todas las islas, salvo en norte de Tenerife, estuvo expuesta a unos niveles de contaminación que superan las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe del colectivo ecologista, que analiza los datos recogidos en casi ochocientas estaciones oficiales de medición instaladas en todo el país, de las que 59 se encuentran en Canarias, destaca que en 2018 se ha producido una reducción general de los niveles de contaminación partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y dióxido de azufre (SO2), recuperando aparentemente la tendencia decreciente de estos contaminantes iniciada en 2008 con la crisis económica.
La contaminación generada desde las principales ciudades y puertos, las autovías y autopistas y las centrales térmicas de cada isla se extiende por el territorio afectando a zonas más alejadas y rurales en la forma de ozono troposférico.
Ecologistas en Acción toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la OMS y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación establecido por Unión Europea, que señala que, de acuerdo a esos niveles, el aire contaminado afectó el pasado año a nueve décimas partes de la población de las islas.
Asimismo señala que si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respire aire contaminado por encima de los límites legales que, no obstante, en relación al contaminante partículas PM10, se superaron en las estaciones de San Antonio (Breña Baja), Arinaga, Playa del Inglés y San Agustín.
Las partículas (PM10 y PM2,5) y el dióxido de azufre (SO2) son los contaminantes que presentan una mayor extensión y afección sobre la población, con especial incidencia en el sur de Gran Canaria y Tenerife, concretamente en el entorno de las centrales térmicas del Barranco de Tirajana y Candelaria, siguiendo, por tanto, siendo una seria amenaza para la salud a pesar que el año pasado se recuperara la tendencia a la baja de estos contaminantes que se inició en 2008.
Un problema específico para Canarias, añade Ecologistas en Acción, es la proximidad con el continente africano, que explica los elevados niveles de partículas PM10 por polvo sahariano, perjudiciales para la salud.
También afectó a la población el ozono troposférico con unos niveles que se mantienen estacionarios, siendo en general los más bajos del país, y que durante 2018 aumentaron respecto al año anterior, de manera que la población de la aglomeración Santa Cruz de Tenerife - La Laguna ha estado expuesta a concentraciones de ozono peligrosas para la salud humana.
Por otra parte, el informe recoge que el descenso de la contaminación del aire es consecuencia, en primera estancia, de la conyuntura meteorológica, caracterizada por una mayor inestabilidad atmosférica, y en menor medida por la reducción de la producción eléctrica en centrales térmicas.
No obstante, agrega, el cambio de ciclo económico está llevando el aumento de la quema de combustibles fósiles en el transporte y la industria, recuperando los niveles del año 2012.
Ecologista en Acción considera en el Informe de Calidad del Aire 2018 que  la contaminación del aire debería abordarse como un problema de primer orden, ya que cada año, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), se registran hasta 30.000 muertes prematuras en España por afecciones derivadas de la contaminación con información ciudadana no adecuada ni ajustada a la gravedad del problema.
Los costes sanitarios derivados de la contaminación atmosférica representan, al menos, 50.000 millones de dólares al año, un 3,5% del PIB español, según el Banco Mundial, sin considerar el coste de los daños provocados sobre los cultivos y los ecosistemas naturales.
El informe concluye que la única forma de mejorar la contaminación del aire en las ciudades es disminuir el tráfico motorizado potenciando el transporte público, el uso de la bicicleta y el tránsito peatonal, así como promoviendo el ahorro energético, adoptando las mejores técnicas industriales disponibles, cerrando las centrales térmicas de carbón y penalizando el combustible y los vehículos diésel.